Hay acontecimientos, hechos, cosas que pasan día a día, que en Argentina no sorprenden a nadie, pero que en muchas partes del planeta causarían asombro y serían digno de replay, o pensarían que es una broma de algún programa de televisión.
Este último año, los temas sanitarios tienen a todo el mundo en vilo permanente, dengue, el H1N1, el resurgimiento de la tuberculosis y otras enfermedades que estaban erradicadas, pero que la falta de una política de estado coherente y sostenida en el tiempo han permitido que vuelvan a ocupar el centro de la escena, sumado a las nuevas enfermedades de los tiempos que vivimos.
Quien esto escribe, recuerda alguna charla mantenida con el Dr. Héctor Hugo Schwab, el secretario de salud de Malvinas Argentinas, allá por el año 1.998, donde hacia un diagnóstico sobre el sistema sanitario argentino, la realidad de aquel momento, lo que venía y como iba a encontrar parado al país sino se tomaban las medidas correctas en el tiempo adecuado y lo que su juicio era el camino que había que tomar para que no encontrara a un sistema sanitario colapsado y desquiciado.
Idea y visión que en esos tiempos «compro» el intendente Jesús Cariglino y que respaldo a rajatabla contra viento y marea, que se hizo cargo de todos los disgustos que esa decisión le valió y que por momentos hasta fueran mirados como parias en determinados círculos.
Hoy muy pocos se acuerdan de las acusaciones, persecuciones, sabotajes, Etc. que se produjeron en el camino, pero que estuvieron durante mucho tiempo, y la terquedad de una decisión política de dar un viraje en el camino e ir en busca de un nuevo modelo sanitario, que seguramente, como todo lo humano, podrá ser perfectible; con cosas para seguir cambiando y optimizando, porque la cotidianeidad y su dinámica, obliga a estar en constantes actualizaciones y capacitaciones para buscar la excelencia y además el hecho de hacer, también provoca errores.
Hoy, 2009, en el pico de la pandemia, es casi de cuasi ficción, observar que todos los ojos se depositaron en Malvinas Argentinas y como un ruego místico, tuvo que abrir su sistema sanitario a la Provincia primero, a la Nación después, que para mostrar una imagen de excelencia, tanto la Presidenta de la Nación, como el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, deban recurrir casi sin solución de continuidad a mostrarse en el hospital de trauma y emergentología, Dr. Federico Abete para exhibir que hay calidad de respuesta sanitaria ante la emergencia.
Lo que nadie dice, es que tanto nación, como provincia, tuvieron que recurrir a un efector sanitario que no es propio, a simple vista, es dificil de creer, pero real, que en la Provincia de Buenos Aires, con 77 hospitales propios, en pleno siglo XXI, no pueda mostrar un hospital acorde a las exigencias que el momento demanda y que debe recurrir a un modelo de salud, que no es propio, es de un municipio, que nació hace poco más de una década, donde aún son frescas al oído, las permanentes alusiones a que era el trasero del ex General Sarmiento y sin ningún futuro y hoy, tiene que poner al servicio de la Provincia y la Nación, el sistema ayer denostado y odiado por todos, como la gran tabla de salvación en la emergencia y escuchar las adjetivaciones que resaltan la capacidad de respuesta, en lo humano y tecnológico sin tener nada que envidiar a ningún centro sanitario del mundo.
Son las vueltas de la vida, lo que ayer era estar en Devoto hoy, en medio del infortunio general, de alguna es estar en la gloria. Cariglino y Schwab aunque no hagan la más mínima alusión ni reproche por todas las penurias pasadas, en su fuero íntimo deben estar felices que aquella apuesta que comenzaba como una utopía en pos de un nuevo modelo sanitario, a contramano de como iban todos, hoy, cuando las papas queman, están mostrando la validez y el acierto de aquella apuesta.
Este último año, los temas sanitarios tienen a todo el mundo en vilo permanente, dengue, el H1N1, el resurgimiento de la tuberculosis y otras enfermedades que estaban erradicadas, pero que la falta de una política de estado coherente y sostenida en el tiempo han permitido que vuelvan a ocupar el centro de la escena, sumado a las nuevas enfermedades de los tiempos que vivimos.
Quien esto escribe, recuerda alguna charla mantenida con el Dr. Héctor Hugo Schwab, el secretario de salud de Malvinas Argentinas, allá por el año 1.998, donde hacia un diagnóstico sobre el sistema sanitario argentino, la realidad de aquel momento, lo que venía y como iba a encontrar parado al país sino se tomaban las medidas correctas en el tiempo adecuado y lo que su juicio era el camino que había que tomar para que no encontrara a un sistema sanitario colapsado y desquiciado.
Idea y visión que en esos tiempos «compro» el intendente Jesús Cariglino y que respaldo a rajatabla contra viento y marea, que se hizo cargo de todos los disgustos que esa decisión le valió y que por momentos hasta fueran mirados como parias en determinados círculos.
Hoy muy pocos se acuerdan de las acusaciones, persecuciones, sabotajes, Etc. que se produjeron en el camino, pero que estuvieron durante mucho tiempo, y la terquedad de una decisión política de dar un viraje en el camino e ir en busca de un nuevo modelo sanitario, que seguramente, como todo lo humano, podrá ser perfectible; con cosas para seguir cambiando y optimizando, porque la cotidianeidad y su dinámica, obliga a estar en constantes actualizaciones y capacitaciones para buscar la excelencia y además el hecho de hacer, también provoca errores.
Hoy, 2009, en el pico de la pandemia, es casi de cuasi ficción, observar que todos los ojos se depositaron en Malvinas Argentinas y como un ruego místico, tuvo que abrir su sistema sanitario a la Provincia primero, a la Nación después, que para mostrar una imagen de excelencia, tanto la Presidenta de la Nación, como el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, deban recurrir casi sin solución de continuidad a mostrarse en el hospital de trauma y emergentología, Dr. Federico Abete para exhibir que hay calidad de respuesta sanitaria ante la emergencia.
Lo que nadie dice, es que tanto nación, como provincia, tuvieron que recurrir a un efector sanitario que no es propio, a simple vista, es dificil de creer, pero real, que en la Provincia de Buenos Aires, con 77 hospitales propios, en pleno siglo XXI, no pueda mostrar un hospital acorde a las exigencias que el momento demanda y que debe recurrir a un modelo de salud, que no es propio, es de un municipio, que nació hace poco más de una década, donde aún son frescas al oído, las permanentes alusiones a que era el trasero del ex General Sarmiento y sin ningún futuro y hoy, tiene que poner al servicio de la Provincia y la Nación, el sistema ayer denostado y odiado por todos, como la gran tabla de salvación en la emergencia y escuchar las adjetivaciones que resaltan la capacidad de respuesta, en lo humano y tecnológico sin tener nada que envidiar a ningún centro sanitario del mundo.
Son las vueltas de la vida, lo que ayer era estar en Devoto hoy, en medio del infortunio general, de alguna es estar en la gloria. Cariglino y Schwab aunque no hagan la más mínima alusión ni reproche por todas las penurias pasadas, en su fuero íntimo deben estar felices que aquella apuesta que comenzaba como una utopía en pos de un nuevo modelo sanitario, a contramano de como iban todos, hoy, cuando las papas queman, están mostrando la validez y el acierto de aquella apuesta.
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