La Comisión Asesora del Comité de Cuenca del Río Luján difundió un informe en el que analiza con aportes técnicos las causas de la última crecida. Apunta a las nuevas urbanizaciones privadas que “eludiendo normativas” ocuparon los márgenes del río y arroyos.
A fines de la semana pasada se dio a conocer la postura de la Comisión Asesora del Comité de Cuenca del Río Luján frente a las recientes inundaciones. Se trata de un documento basado en informes técnicos que intentan echar luz sobre las razones del desborde y aportar caminos para una solución.
"Nuestra Comisión, integrada por diversas instituciones (ambientalistas, académicas, de la industria y el comercio, etc.), tiene la obligación de asistir en cuestiones técnicas al Comité de Cuenca, compuesto por representantes de los municipios pertenecientes a la misma y por la Autoridad del Agua. En razón de esa obligación, y basándose en estudios científicos, le ha expresado su opinión acerca de la posibilidad de que ocurriesen estos eventos en varias oportunidades, desde enero de 2012", comienza señalando el informe.
En primera instancia, sostiene que "si bien las lluvias fueron intensas, no explican por sí mismas lo ocurrido". Para la Comisión, "las inundaciones se han configurado como delatoras de una diversidad de impactos que la cuenca ha venido recibiendo en los últimos años y cuyos efectos se han ido acumulando progresivamente. Entre ellos, consideramos de extrema gravedad los relacionados con cambios en el régimen hidrológico del río Luján debido a una serie de obras que han modificado, en muchos lugares, la topografía de la cuenca".
En concreto, afirma que "los procesos de urbanización por especulación inmobiliaria son los principales responsables de estas modificaciones, que eludiendo las normativas existentes en materia de usos de suelos y loteos, han desarrollado barrios, countries y chacras cerradas ocupando crecientemente las márgenes de los ríos y arroyos (que son de dominio público), como así también humedales y tierras bajas por debajo de la cota mínima permitida".
"Para ello se rellenan terrenos bajos naturalmente inundables, se modifican cursos de agua y se construyen terraplenes y compuertas, para que el agua no ingrese a estos emprendimientos, expulsando el problema hacia fuera", añade el documento.
El informe cita al estudio científico del Dr. Eduardo Malagnino (geólogo UBA-Conicet), relativo al valle de inundación de la cuenca baja del Río Luján (Zona de Pilar, Exaltación de la Cruz, Campana, Escobar). En él se indica que "el riesgo de inundación alcanza en esa zona el valor máximo: extremadamente alto. Por esta razón es tajante en cuanto a la imposibilidad de urbanizarla".
Por otra parte, destacan que "la llanura de inundación del río Luján en el límite Pilar-Campana pasó de tener un ancho inicial de 4.593 metros a 2.573 metros, pues fue ocupado en Pilar por una de estas urbanizaciones cerradas. Esta pérdida representa una disminución del ancho de la llanura de inundación del 44% en aproximadamente 6 kilómetros". "Obviamente, todo esto tiene un costo ambiental y social. El río queda "encajonado" por estos emprendimientos, con menos espacio para que se disperse y discurra el agua en forma normal, que entonces busca nuevos caminos, se acumula e inunda otras zonas que se encuentran aguas arriba", destaca el texto.
"Cabe destacar que existen varios emprendimientos de las mismas características en Mercedes, Luján, Pilar, Campana y Escobar. La compactación e impermeabilización del suelo por éste y otros usos evita, además, la infiltración del agua y se elimina el efecto esponja de los humedales", indica el informe técnico.
Ante ello, se manifiesta que "generalmente, los más vulnerables a estos eventos son los barrios de más bajos recursos, que reciben los excedentes hídricos desplazados por estas urbanizaciones".
"Es evidente que se deben suspender y remediar todos los impactos que perjudican el funcionamiento natural de los humedales y valles de inundación y el escurrimiento regular del río y, además, ser muy cuidadosos con las obras de desagüe o canalización que se proponen desde algunos sectores. Estas obras suelen tener una visión meramente ingenieril, según la cual un ecosistema natural puede ser intervenido con la misma lógica que un tecnoecosistema, tal como una fábrica, colocando cañerías, desviando o acumulando agua".
La comisión destaca la necesidad de considerar la situación "desde una visión más global e integral, que tenga en cuenta aspectos sociales y ambientales, los humedales (recurso estratégico y frágil) pueden resultar dañados y ser mayores los perjuicios que los beneficios obtenidos".
Agregan que "debe estudiarse cuidadosamente la real necesidad de las obras hidráulicas propuestas y todas las interacciones que las mismas tienen con el entorno y no quedar meramente en el control de los niveles o drenado correcto de aguas. De lo contrario –agrega- se destruirán los valiosísimos recursos naturales y servicios que nos aporta el ecosistema, como el agua superficial y subterránea, su flora y fauna, sus propiedades depuradoras de aguas y de control de crecidas. E incluso pondremos en riesgo bienes culturales (históricos, religiosos, arqueológicos) de enorme valía".
La comisión considera que "existe una necesidad urgente de ordenamiento ambiental del territorio con una visión ecosistémica y no solo economicista o utilitarista, para optimizar el manejo de la cuenca, así como el Estudio Ambiental Acumulativo de los impactos de urbanizaciones y otras grandes obras tales como canales, autopistas, calles, puentes y modificación de cursos de agua".
Luego de citar otros males que padece el río (residuos, agrotóxicos), sostienen que "la problemática de la cuenca hay que atenderla en toda su complejidad desde una perspectiva sistémica, es decir, entendiendo que si alteramos una de sus partes (ya sea suelo, agua, flora, fauna, etc.) esto tendrá consecuencias en el resto de la misma, porque es un todo indivisible".
"La solución sólo será posible realizando un trabajo interdisciplinario y articulado entre las distintas áreas de gobierno y de la sociedad, contando con la voluntad política para llevarlo adelante", concluyen. (El Civismo).
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