El ex subsecretario de Control Urbano, Gustavo Marrone, juntó documentación que probaría faltante de rodados secuestrados en operativos. Lo hizo la semana pasada. Para ese entonces, ya se le había comunicado que no seguía en la gestión. Habló de logros y falencias de su área. Y marcó sus diferencias con el secretario de Gobierno.
Gustavo Marrone fue uno de los dos funcionarios a los que el intendente Oscar Luciani les aceptó la renuncia. En el caso de Luis Zanazzi, ex secretario de Producción, Turismo y Cultura, argumentó cuestionamientos a su rendimiento. En cambio, con el subsecretario de Control Urbano hubo semanas de conflictos fuertes que derivaron en la medida. Hoy, fuera de la estructura, Marrone sostiene su versión sobre lo sucedido y deja entrever la intención del gobierno de no profundizar la investigación sobre lo que sucede en Tránsito.
- Alejado del gabinete luego de semanas agitadas, ¿cuál es su lectura de la salida del gobierno local?
- Me da la impresión de que la salida mía es porque al intendente le metieron mucha presión, fundamentalmente por el tema de la moto (entregada de modo irregular) y sucumbió ante esas presiones. Al plenario del Concejo Deliberante no fui porque estaba con una contractura cervical muy importante y tomando relajantes musculares muy pesados. Eso se lo avisé al intendente, a Néstor Luciani, al concejal Marcelo Musso, que estaba en ejercicio de la Presidencia del Concejo, y al concejal César Siror, referente de la agrupación que pidió el plenario. A todos les expliqué que me ponía disposición de ellos apenas estuviera mejor. Y eso hice el lunes siguiente, cuando volví a llamar a Musso y Siror. No creo que ese sea un motivo para alejarme del cargo.
- También dijo que no fue al Taller 2 cuando se decretó un paro.
- Al día siguiente del plenario estaba igual y fue cuando pidió que vaya al Taller 2. Dos cosas: si las cosas son como las plantea Oscar (Luciani) el único que tiene derecho a enfermarse y guardar reposo es él. Por otro, en el Taller 2 quería que fuera porque decidieron hacer un paro donde pedían anular el sumario que pedí iniciar y que me echen. ¿Qué iba ir a pedir? Un amigo sindicalista de muchísimos años me dijo que nunca vio semejante locura: un paro en un sector donde no piden aumento de salario, no piden mejoras en las condiciones de trabajo, no se denuncia a ningún funcionario por maltrato a los trabajadores. Pedían que se anule un sumario que investiga un ilícito y que se eche a quien lo impulsó. Una verdadera locura. Eso al margen de que estaba en cama.
- Públicamente denunció la intervención en la entrega de la moto del subsecretario de Seguridad, Héctor Navarro. ¿Se sintió respaldado ante esa denuncia?
- Apenas me enteré que el ilícito existió porque la Siambretta sin papeles se entregó se lo comuniqué a Oscar Luciani. Y le dije lo que me expresó la jefa de Tránsito: ‘entregué la moto por sugerencia o insistencia de Navarro’. Después dejé que se desplace el andamiaje institucional porque lo denuncié en Sumarios. Previo a eso constaté en el Juzgado de Faltas que el acta de esa moto no estaba. La hicieron desaparecer. Ni había acta ni moto: el ilícito está probado. Todo lo demás correrá por cuenta de Navarro.
- Hoy (por el lunes) Navarro, reunido con algún comerciante y ante este medio habló del tema y dijo que él habló con la jefa de Tránsito y le ofreció pagar para liberar la moto de una persona conocida de él.
- No voy a poner en tela de juicio lo que dijo Héctor Navarro públicamente. Si tuvo esa voluntad de pagar la multa me parece una buena actitud. El problema es que no sé cómo iba a hacer si esa moto no tiene papeles. Solo podía salir si esa moto si se la enrolaba. Pagar la multa era imposible, porque el dueño jamás iría a Faltas con los papeles, porque no existen. A lo mejor Navarro no sabía este detalle.
- De un caso puntual se pasó a un conflicto mayor. ¿En qué momento?
- Cuando comienzo a cruzar datos. Se inició el sumario. Declaró la gente y no hubo problemas. Seguían los operativos de tránsito. Pero mandé personal de Control Urbano a contar las motos secuestradas y comparé eso con la base de datos de Control Urbano en función de la información que nos enviaba Tránsito de cada operativo. Al otro día fue el quite de colaboración, paro, no se hicieron más operativos y los inspectores en asamblea permanente. También dejaron de mandarnos información a la base de datos de Control Urbano.
- ¿Cuánto tiempo pudo cruzar esos datos?
- Sólo el 5 y 6 de febrero. Porque después no me mandaron más información. Fue un trabajo de auditoría de cuantificación. Además hubo que registrar las motos que no estaban porque se entregaron por la vía que corresponde. De ese cruce surge un dato que llamaría positivo: faltan algunas motos. El jueves lo denuncié en la Fiscalía Descentralizada y hoy adjunté toda la documentación que reuní en Dirección de Sumarios.
- ¿Había una práctica que permitía la entrega de motos de manera irregular?
- No sé, no quiero hacer conjeturas y elijo basarme en la documentación que me respalda. Cuando denuncié lo de la Siambretta fue porque constaté que no estaba y tampoco el acta de infracción. Ahora lo mismo: junté documentación y realicé la denuncia.
- ¿No se siente responsable de que eso haya sucedido en el área en el que usted era jefa máximo?
- Sí, pero si liberan motos de forma irregular en Tránsito no podía saberlo que no estaba en esa área. Pero tengo la obligación de, al tomar conocimiento de un ilícito, denunciarlo. No sé lo que ocurre intrínsecamente en el Taller 2 porque no estoy ahí. Había dos jefes en el lugar.
- ¿Cómo ve el avance a partir del sumario?
- Al día de hoy, el primero afuera soy yo. Después trasladaron a cuatro inspectores de Tránsito porque su accionar estaría en tela de juicio y tengo entendido que la jefa de Departamento sigue en el cargo. Me parece medio aberrante, pero es la realidad.
- ¿Qué lectura hace del accionar político?
- No sé. Me parece algo indefendible. Puede haber motivos políticos para removerme del cargo. Pero la Siambretta no está, el acta tampoco. Y por lo datos cruzados hay más problemas. Si la solución política es desplazarme del cargo, me parece perfecto. Porque el intendente no tiene por qué darme explicaciones. Él puede decidir. Y si no lo entendés no entendés la democracia.
- ¿Se sintió respaldado por su jefe, el secretario de Gobierno?
- No, en ningún momento. Todo lo contrario. Yo ante la instalación de la calesita actué de acuerdo a la ley: no había autorización del Concejo, no se podía ocupar el espacio público.
- ¿Qué aspectos logró resolver y qué dejó pendiente en Control Urbano?
- Como cosas pendientes, el tema tránsito. Hay deficiencias y habría que buscar el modo de mejorarlo, pero es imposible con 13 inspectores. Imposible para una ciudad como Luján y todas sus demandas. Debería aumentar el cuerpo de inspectores y así buscarle la vuelta, en especial el tema de las motos y la inconducta de muchos que estacionan en cualquier lado. Dejo al margen el tema picadas porque no se puede abordar desde Tránsito. Solo imagino a los inspectores tratando de lograr algo subidos al Renault 12 modelo 70 que es el único rodado del sector. Como positivo, el trabajo en equipo de todo el área, en un sector muy conflictivo. Dejo un gran equipo, sin fisuras y sin gente que se sintiera desplazada. También dejo mejoras en las peregrinaciones y que por primera vez la mafia de las combis truchas haya perdido, todo gracias a los inspectores. Además se castigó de igual manera a los grandes poderosos, como el Bingo o Mc’Donalds, como a cualquier hijo de vecino. Y el gran logro para mi fue la erradicación de las fiestas electrónicas en Luján.
- Hizo mucho hincapié en esa temática.
- Sí, porque representan la venta y consumo masivo de drogas sintéticas, que considera la gran epidemia del siglo 21. Esas drogas representan el gran avance del narcotráfico. Con ellas se dejaron de necesitar los grandes laboratorios y mucha cantidad de gente para producir. Pero también evitan el pinchazo, algo que preocupaba a los consumidores. Las pastillas hoy avanzan porque se elaboran en lugares reducidos y entre dos o tres personas. Considero a la metanfetamina, al éxtasis, al cristal, al polvo de ángel son más peligrosas hoy que la cocaína, la marihuana y la heroína. Lo digo por sus profundas alteraciones físicas y psíquicas (dio detalles al respecto). Nosotros logramos un granito de arena, pero se necesita más investigación para saber dónde se cocina y se distribuye, además de un férreo control de Aduana, porque los precursores solo pueden llegar del sudeste asiático. (…) En una fiesta como las que evitamos en Don Vito la cuestión económica que es muy fuerte. Cada pastilla cuesta unos 100 pesos y el consumo promedio en esas fiestas es de 2 pastillas. Sumamos el valor de la entrada a 100 o 200 pesos y no cuento el valor del agua. Con asistencia de cerca de 8 mil personas, multiplicá y la cifra te deja pasmado. Ese negocio arruinábamos al clausurar una fiesta electrónica.
Traslado
Silvina Rienzi es la esposa de Hernán Quevedo, portero del Taller Nº 2 en el turno tarde. La semana pasada, el agente fue trasladado al Cementerio, aunque pidió aclarar que el cambio de destino laboral no se relaciona con el caso que se investiga en Sumarios.
“Él, por una cuestión de salud, hace tiempo que había pedido el traslado a una tarea por la mañana, por recomendación médica. Trabaja en la Municipalidad hace 15 años. Pero el traslado se dio justo ahora y además después de que apareciera en el diario una foto del Taller en la que se lo ve. Queremos que se aclare que no está implicado en lo que se investiga. Él no entregaba motos en su horario y solo obedecía órdenes de sus jefes”, dijo su esposa. (El Civismo).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario