Las cartas quedarán echadas mañana a la noche y por primera vez en la Argentina habrá un mapeo electoral certero a dos meses de las elecciones generales.
El primer gran dato que quedará expuesto es si hay un escenario de triunfo holgado de Cristina Kirchner o de balotaje. Ese resultado conduciría a un reordenamiento de fuerzas opositoras, probablemente implícito, y/o a un cambio o no de estrategia por parte del oficialismo para octubre.
Néstor Kirchner había ideado el esquema de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) para encolumnar al PJ detrás de su candidatura, pero fracasó y ni su deceso -que generó empatía con Cristina Kirchner- logró el efecto aglutinante.
Pero más allá de la conveniencia política que propició esta aventura, lo que quedó plasmado es un sistema de selección transparente y equitativo que es exitoso en otros países, como en Uruguay, pese a que allí no es obligatorio.
Esta vez, todos los candidatos presidenciales en la Argentina tendrán lista única pero eso no quita que en el próximo turno pueda haber eliminatoria. De hecho, esta evolución ocurrió en la provincia de Santa Fe de una elección a otra.
Sin competencia presidencial, habrá disputa para dirimir algunas candidaturas de gobernador (por ejemplo, Scioli vs Ishii en Buenos Aires), varias listas de diputados nacionales y muchas de intendentes, especialmente en el Conurbano bonaerense. El módico aporte de las primarias esta vez será su rol de encuesta. . Parábola opositora .
En la carrera grande habrá nuevamente tres candidatos peronistas, Cristina Kirchner, Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá, que competirán por separado.
En el peronismo ya hay tradición de jugar la interna en la general, como en 2003 y 2007, pero también hubo experiencias interesantes en el pasado como aquella interna de 1988 entre Carlos Menem y Antonio Cafiero que consagró al riojano.
Del árbol radical también aparecieron varias ramas. Las candidaturas por separado de Ricardo Alfonsín, el socialista Hermes Binner y la cívica Elisa Carrió muestran el estallido del Acuerdo Cívico y Social que había obtenido un 30,7% en las elecciones legislativas de 2009 detrás del oficialismo (31,2%).
A eso se le suma la postulación de Alcira Argumedo por Proyecto Sur, que es un desprendimiento del Frente Amplio Progresista liderado por Binner. El menú presidencial lo completan Jorge Altamira por la izquierda tradicional y los desconocidos José Bonacci y Sergio Pastore.
Ellos y los otros postulantes de las distintas categorías con obtener el 1,5 por ciento de los votos válidos emitidos, como establece la ley, quedarán clasificados para las generales.
La órbita recorrida por la oposición para llegar a esta dispersión tuvo que ver tanto con un choque de egos de los líderes partidarios como por una perspectiva electoral que se fue modificando con el correr de los meses.
El año electoral comenzó con un gran desempeño del kirchnerismo en Catamarca y Chubut: en la primera le arrebató el poder al radical Eduardo Brizuela del Moral y en la segunda peleó palmo a palmo con el PJ local, al punto de sacar de la carrera presidencial al gobernador Mario Das Neves, ahora compañero de fórmula de Duhalde.
Ese arranque con buen tranco del oficialismo nacional sirvió para instalar la noción de que "Cristina ya ganó" y fue uno de los factores, por ejemplo, para que Binner y Carrió no fortalecieran la candidatura de Ricardo Alfonsín.
Pero la distribución del calendario secuenció los distritos electorales menos afines al kirchnerismo justo antes de la elección de mañana y cambió el clima político.
Así, las primarias llegan en una primavera opositora, lo que motivó a los principales candidatos a repensar una estrategia que permita a uno de ellos llegar al balotaje.
En los últimos días, Duhalde y Francisco de Narváez, socio de Ricardo Alfonsín, dejaron trascender negociaciones para unir fuerzas de cara a las elecciones del 23 de octubre.
Duhalde dijo que el segundo en las primarias recibirá "naturalmente" un caudal de 15 por ciento extra de "voto útil" en octubre, lo que podría acercarlo a una segunda vuelta.
La Constitución establece que resultará electa la fórmula que obtenga el 45 por ciento de los votos en la general o más del 40 por ciento con una diferencia superior a los 10 puntos sobre el segundo. En caso contrario habrá segunda vuelta el 20 de noviembre.
Con las listas de las distintas categorías encolumnadas detrás de cada postulante presidencial, será difícil que algún candidato pueda bajarse, pero el mejor opositor seguramente comenzará a moverse como si estuviera frente a un balotaje anticipado y tratará de recoger voluntades extrapartidarias.
Mientras tanto, una lectura política que sobrevuela las elecciones nacionales consiste en que la mayoría del electorado está eligiendo "oficialismos". De hecho, solo Catamarca cambió de signo político en el trayecto recorrido en 2011.
Al ver lo ocurrido distrito por distrito, con elecciones muy parejas en algunos casos, ese análisis no parece muy riguroso, pero está claro que el crecimiento económico acumulado en ocho años se convirtió en aliado de Cristina Kirchner, quizá más que su posicionamiento político e ideológico.
Mañana quedará todo bastante más claro.
El primer gran dato que quedará expuesto es si hay un escenario de triunfo holgado de Cristina Kirchner o de balotaje. Ese resultado conduciría a un reordenamiento de fuerzas opositoras, probablemente implícito, y/o a un cambio o no de estrategia por parte del oficialismo para octubre.
Néstor Kirchner había ideado el esquema de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) para encolumnar al PJ detrás de su candidatura, pero fracasó y ni su deceso -que generó empatía con Cristina Kirchner- logró el efecto aglutinante.
Pero más allá de la conveniencia política que propició esta aventura, lo que quedó plasmado es un sistema de selección transparente y equitativo que es exitoso en otros países, como en Uruguay, pese a que allí no es obligatorio.
Esta vez, todos los candidatos presidenciales en la Argentina tendrán lista única pero eso no quita que en el próximo turno pueda haber eliminatoria. De hecho, esta evolución ocurrió en la provincia de Santa Fe de una elección a otra.
Sin competencia presidencial, habrá disputa para dirimir algunas candidaturas de gobernador (por ejemplo, Scioli vs Ishii en Buenos Aires), varias listas de diputados nacionales y muchas de intendentes, especialmente en el Conurbano bonaerense. El módico aporte de las primarias esta vez será su rol de encuesta. . Parábola opositora .
En la carrera grande habrá nuevamente tres candidatos peronistas, Cristina Kirchner, Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá, que competirán por separado.
En el peronismo ya hay tradición de jugar la interna en la general, como en 2003 y 2007, pero también hubo experiencias interesantes en el pasado como aquella interna de 1988 entre Carlos Menem y Antonio Cafiero que consagró al riojano.
Del árbol radical también aparecieron varias ramas. Las candidaturas por separado de Ricardo Alfonsín, el socialista Hermes Binner y la cívica Elisa Carrió muestran el estallido del Acuerdo Cívico y Social que había obtenido un 30,7% en las elecciones legislativas de 2009 detrás del oficialismo (31,2%).
A eso se le suma la postulación de Alcira Argumedo por Proyecto Sur, que es un desprendimiento del Frente Amplio Progresista liderado por Binner. El menú presidencial lo completan Jorge Altamira por la izquierda tradicional y los desconocidos José Bonacci y Sergio Pastore.
Ellos y los otros postulantes de las distintas categorías con obtener el 1,5 por ciento de los votos válidos emitidos, como establece la ley, quedarán clasificados para las generales.
La órbita recorrida por la oposición para llegar a esta dispersión tuvo que ver tanto con un choque de egos de los líderes partidarios como por una perspectiva electoral que se fue modificando con el correr de los meses.
El año electoral comenzó con un gran desempeño del kirchnerismo en Catamarca y Chubut: en la primera le arrebató el poder al radical Eduardo Brizuela del Moral y en la segunda peleó palmo a palmo con el PJ local, al punto de sacar de la carrera presidencial al gobernador Mario Das Neves, ahora compañero de fórmula de Duhalde.
Ese arranque con buen tranco del oficialismo nacional sirvió para instalar la noción de que "Cristina ya ganó" y fue uno de los factores, por ejemplo, para que Binner y Carrió no fortalecieran la candidatura de Ricardo Alfonsín.
Pero la distribución del calendario secuenció los distritos electorales menos afines al kirchnerismo justo antes de la elección de mañana y cambió el clima político.
Así, las primarias llegan en una primavera opositora, lo que motivó a los principales candidatos a repensar una estrategia que permita a uno de ellos llegar al balotaje.
En los últimos días, Duhalde y Francisco de Narváez, socio de Ricardo Alfonsín, dejaron trascender negociaciones para unir fuerzas de cara a las elecciones del 23 de octubre.
Duhalde dijo que el segundo en las primarias recibirá "naturalmente" un caudal de 15 por ciento extra de "voto útil" en octubre, lo que podría acercarlo a una segunda vuelta.
La Constitución establece que resultará electa la fórmula que obtenga el 45 por ciento de los votos en la general o más del 40 por ciento con una diferencia superior a los 10 puntos sobre el segundo. En caso contrario habrá segunda vuelta el 20 de noviembre.
Con las listas de las distintas categorías encolumnadas detrás de cada postulante presidencial, será difícil que algún candidato pueda bajarse, pero el mejor opositor seguramente comenzará a moverse como si estuviera frente a un balotaje anticipado y tratará de recoger voluntades extrapartidarias.
Mientras tanto, una lectura política que sobrevuela las elecciones nacionales consiste en que la mayoría del electorado está eligiendo "oficialismos". De hecho, solo Catamarca cambió de signo político en el trayecto recorrido en 2011.
Al ver lo ocurrido distrito por distrito, con elecciones muy parejas en algunos casos, ese análisis no parece muy riguroso, pero está claro que el crecimiento económico acumulado en ocho años se convirtió en aliado de Cristina Kirchner, quizá más que su posicionamiento político e ideológico.
Mañana quedará todo bastante más claro.
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