domingo, junio 03, 2012

Junín: Esperan para alquilar campos: en la mayoría de los distritos los precios están en baja.

De cara a la campaña de fina, los arrendamientos bonaerenses se encuentran estancados en la mayoría de los distritos y los pocos que se concretaron fueron a valores similares o hasta incluso más bajos que los anteriores.
Es que los productores no quieren arriesgarse y esperan con tranquilidad que los valores continúen en baja para encarar la siembra de soja, recién en el último tramo del año. La excepción parece ser la zona de Tres Arroyos, donde se registraron subas de hasta el 15 por ciento en los alquileres.
El empresario Eduardo Fitz Gerald, socio-director de la Compañía Argentina de Tierras, aseguró que “este año fue entre pobre y muy pobre” en cuanto a negocios y que “todavía no hay una tendencia definitiva” sobre el valor de los arrendamientos, “pero se supone que van a cerrar un poco para abajo”, algo que “se va a saber para julio o agosto”.
En la zona norte de la provincia, los pocos negocios que se cierran mantienen los valores o muestran una leve baja, de un quintal menos por hectárea de soja. Federico Zorza, asesor agronómico de la región Pergamino-Colón, contó a Tranquera que la situación en muchos campos “se va a definir recién en agosto o septiembre”. “Los arrendatarios que no van a sembrar fina, están muy tranquilos, y como tienen tiempo hasta que se siembre soja, también tienen tiempo para seguir negociando”, explicó el asesor de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).

POCO TRIGO
El bajo índice de arrendamientos concretados está íntimamente relacionado con el escaso entusiasmo de los productores para sembrar trigo. En la zona de Pergamino y Colón, Zorza anticipó “una reducción del 50 o 60 por ciento de la superficie sembrada”. Pese a que hay un “reemplazo por otros cultivos, legumbres, la vuelta a la colza, y muchos pasajes a cebada, no se compensa la baja del trigo”, aseguró.
El asesor agronómico remarcó que “para los suelos es una complicación” en lo que es sustentabilidad, dado que “esos lotes que no van a tener trigo, tampoco van a ir al maíz, sino de nuevo a soja”. “La situación lleva a que se aumente la posibilidad de deterioro de los suelos, pero cada empresa hace sus números y económicamente no les cierra hacer trigo”, destacó Zorza y reconoció que “a veces tiene que ver aún más con el problema de comercialización: si estuviera más fácil hacer doble cultivo se haría, porque otorga un margen aceptable y contribuye a mantener en buenas condiciones en suelo”.

ARRENDAMIENTOS RECARGADOS EN TRES ARROYOS
"Si el margen de rentabilidad no da más, la variable de ajuste no es el precio del glifosato sino el de los alquileres de los campos. Ahora, la pregunta es si hay margen para una baja del precio de los arrendamientos", analizó el licenciado Carlos Seggiaro, asesor económico de la Federación Agraria Argentina, en su última visita a Tres Arroyos al ser consultado sobre los márgenes de la campaña que está arrancando.
En esta parte del sudeste bonaerense, con la mayoría de los contratos ya cerrados, quedó claro que no había margen para que los arrendamientos bajaran. Más bien todo lo contrario, según zonas y particularidades de cada acuerdo, en Tres Arroyos y su región de influencia los alquileres experimentaron una suba de entre un 10 y un 15 por ciento.
"Los arrendamientos volvieron a subir", dijo Juan Ouwerkerk, presidente de la cooperativa Alfa. Y explicó que en esta oportunidad el factor más importante que empujó el precio de los campos no son los pooles de siembra sino la necesidad del productor medio de agrandarse buscando más rentabilidad.
"La presión viene porque al achicarse el margen de ganancia, los productores vuelven a necesitar escala para mantener el circo. Otra vez necesitás volumen y empezamos a ir por más, entramos en un círculo vicioso. Y obviamente el propietario del campo sabe de la desesperación que hay por alquilar, a eso se le suman los buenos valores de la soja, y aprovecha el momento", explicó Ouwerkerk.
Aunque el titular de Alfa advirtió: "También es un círculo vicioso para el dueño de la tierra, que ni siquiera mira qué se está sembrando o qué manejo se le está dando al campo".

MONEDA DE PAGO
Cuando el trigo cayó en desgracia por la intervención oficial en el mercado, algunos propietarios de campos comenzaron a exigir el pago del arrendamiento en dólares o kilos de soja, en lugar del habitual acuerdo en quintales del cereal. La actual es la octava campaña con un precio artificial, que no responde a la puja entre la oferta y la demanda, y casi no quedan contratos hechos en kilos de trigo.
Fue el ingeniero Carlos Alvarez quien además de confirmar que "los precios de los arrendamientos subieron un poco", planteó la situación que se da al momento de acordar la forma de pago. "Este año se está terminando de cambiar la moneda de arreglo, ya que como el trigo no tiene mercado ha dejado de serlo (una moneda de arreglo) y ya directamente se habla de kilos de soja o dólares. Y a su vez, los dueños de los campos están demandando más quintales de soja de lo que se venía pagando habitualmente", explicó el técnico de Goñi Cereales.
"Lo que estamos viendo en los arrendamientos es un reacomodamiento para relacionarlo a un cultivo que sea confiable en cuanto a valores publicados. En trigo dejamos de tener referencia hace ya casi dos años. Con lo cual se están yendo a cotizaciones directamente en dólares o en kilos de soja", se sumó el ingeniero Federico Rudolf, de Cerealera Tres Arroyos.

VALORES
Así es que aquellas 10 fanegas de trigo que eran el valor promedio para un campo de la zona hace unos seis años, hoy ya quedaron en desuso. "Primero se dio que también en trigo venían incrementándose los arrendamientos. Y los buenos campos empezaron a valer 11, 12 y 13 quintales. Después comenzó a cambiarse a dólares y desde el año pasado a soja. Hoy se habla de 250, 300 o 320 dólares, o el equivalente en soja. Porque 10 quintales de soja son unos 330 dólares", analizó Alvarez.
El asesor de Goñi Cereales indicó además que "están apareciendo nuevamente algunos pooles y otra vez hay puja por los buenos campos. Y ante esa mayor demanda, hoy se escuchan arreglos en dólares y en quintales de soja que no se daban antes. De los 8, 9 y 10 quintales de soja y por encima, y acuerdos de más de 300 dólares".
Para tener referencia, en la localidad de Ochandio un campo alquilado en 350 dólares la hectárea, tuvo una soja de primera de 4.300 kilos de promedio.
"Los arrendamientos en los campos buenos están en 400 dólares. Pero, obviamente, los precios son muy disímiles, al igual que las zonas. Entonces tenés alquileres de 170 hasta 400 dólares; y desde 500 kilos hasta 1200 kilos de soja", dijo el ingeniero Walter Wanger, asesor de Agro El Carretero.
La mutación de trigo a soja también se ha dado en la zona menos productiva de la región. Así lo confirmó el ingeniero José Doeyo. "Se pasaron a soja porque el trigo es un tema conflictivo debido a la dificultad de fijar el precio", indicó el asesor de la Cooperativa Agraria que se mueve hacia el lado de Irene y Aparicio.
En aquella zona lo que se ha elegido a la hora de acordar los nuevos alquileres es un mix entre trigo y soja. "No es lógico hacer todo el arrendamiento en soja porque en esa zona siempre está el riesgo de que en verano no te llueva y no tengas nada para cosechar", comentó Doeyo.

NEGOCIOS RIESGOSOS
Wanger, en tanto, explicó que las negociaciones entre arrendadores y arrendatarios fueron más complicadas que otras campañas. "Hubo aumento en los valores con muchas dificultades para renovar el contrato. Porque los dueños de los campos querían más, por el aumento de la tasa a la hectárea y el del inmobiliario. Y justo, la soja tocó precio récord. Eso hizo que el arrendatario terminara arreglando números muy jugados, y la competencia se centró entre pooles de siembra y productores con buena capacidad de pago. Como siempre, el que está más complicado es el pequeño productor", aseguró Wanger.
Estos valores a los que han llegado los arrendamientos, sea en la zona que sea -porque en los campos menos productivos también son altos en relación a la potencial cosecha que se puede obtener- hace que los números de casi todos los cultivos esté comprometido. "Hoy, para el que tiene que arrendar a esos valores, el único cultivo que medianamente está dejando alguna rentabilidad es la soja", expresó Alvarez.
"Estos valores de alquileres complican mucho lo que es la siembra de fina. Porque si bien en campo propio el productor todavía tiene margen para asumir una menor ganancia, en los arrendados la situación está seriamente comprometida", completó Rudolf.
Escuchando las voces de unos y otros, está claro que la variable central del costo de producción en Argentina es el alquiler de los campos. Y, al menos en Tres Arroyos, no hubo margen para la baja. Todo lo contrario. (La Verdad On Line).

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