La embestida que padeció el senador de parte de la presidenta y algunos funcionarios luego de que incentivara sugestivamente una corrida del dólar, esconde la bronca de la cúpula del Gobierno con el quilmeño por su pacto secreto con el gobernador bonaerense de cara a 2015.
Este medio explicó que las últimas apariciones de Aníbal Fernández relacionadas al dólar que le propiciaron el reproche de la propia Cristina Kirchner podían esconder una especie de venganza luego de su desplazamiento como uno de los principales funcionarios del Gobierno.
En pocos días, el senador provocó una embestida en su contra de funcionarios de primera línea del Gobierno por decir, en los albores de una corrida cambiaria que él tiene dólares porque se le antoja y anticipar, sin éxito, que el pasado lunes el dólar paralelo bajaría a $5,10.
La propia presidenta lo acusó en público de tomar “vivarachol” y luego el ministro del Interior, Florencio Randazzo y el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, salieron a ningunearlo como pocas veces se ha visto durante la época kirchnerista.
Pero estos “tropezones”, Aníbal generó un ataque que tuvo olor a revancha. Es que además del desplazamiento de su propia figura de la mesa de decisiones del Gobierno, al ex jefe de gabinete le recortaron poder en menos de dos meses en áreas que controlaba con gente de su entorno.
En primer lugar, en abril le echaron al titular de la jugosa Secretaría Administrativa de la Cámara de Diputados de la Nación, José Lucas Gaincerain, que fue reemplazado por Ricardo Hugo Angelucci.
Y a fines del mes pasado, le quitaron el control de la Inspección General de Justicia (IGJ), un organismo clave que controla el funcionamiento de todas las sociedades. Allí desplazaron a su hombre, Marcelo Mamberti, que fue reemplazado por Norberto Carlos Berner, un abogado de La Cámpora.
Como pudo saber LPO, la bronca del Gobierno con Aníbal no se afinca únicamente en sus declaraciones negligentes. El kirchnerismo está al tanto de que el quilmeño cerró un acuerdo con Daniel Scioli, convertido hoy en uno de los máximos enemigos del Gobierno.
El senador está viendo cada vez menos luz en el túnel de cara a 2015 y su apuesta, como la de Alberto Fernández, que padeció desde su salida de la jefatura de gobierno en 2008 un proceso similar de desencantamiento con el kirchnerismo, estaría depositada en la candidatura presidencial del actual gobernador bonaerense. (La Política OnLine).
Este medio explicó que las últimas apariciones de Aníbal Fernández relacionadas al dólar que le propiciaron el reproche de la propia Cristina Kirchner podían esconder una especie de venganza luego de su desplazamiento como uno de los principales funcionarios del Gobierno.
En pocos días, el senador provocó una embestida en su contra de funcionarios de primera línea del Gobierno por decir, en los albores de una corrida cambiaria que él tiene dólares porque se le antoja y anticipar, sin éxito, que el pasado lunes el dólar paralelo bajaría a $5,10.
La propia presidenta lo acusó en público de tomar “vivarachol” y luego el ministro del Interior, Florencio Randazzo y el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, salieron a ningunearlo como pocas veces se ha visto durante la época kirchnerista.
Pero estos “tropezones”, Aníbal generó un ataque que tuvo olor a revancha. Es que además del desplazamiento de su propia figura de la mesa de decisiones del Gobierno, al ex jefe de gabinete le recortaron poder en menos de dos meses en áreas que controlaba con gente de su entorno.
En primer lugar, en abril le echaron al titular de la jugosa Secretaría Administrativa de la Cámara de Diputados de la Nación, José Lucas Gaincerain, que fue reemplazado por Ricardo Hugo Angelucci.
Y a fines del mes pasado, le quitaron el control de la Inspección General de Justicia (IGJ), un organismo clave que controla el funcionamiento de todas las sociedades. Allí desplazaron a su hombre, Marcelo Mamberti, que fue reemplazado por Norberto Carlos Berner, un abogado de La Cámpora.
Como pudo saber LPO, la bronca del Gobierno con Aníbal no se afinca únicamente en sus declaraciones negligentes. El kirchnerismo está al tanto de que el quilmeño cerró un acuerdo con Daniel Scioli, convertido hoy en uno de los máximos enemigos del Gobierno.
El senador está viendo cada vez menos luz en el túnel de cara a 2015 y su apuesta, como la de Alberto Fernández, que padeció desde su salida de la jefatura de gobierno en 2008 un proceso similar de desencantamiento con el kirchnerismo, estaría depositada en la candidatura presidencial del actual gobernador bonaerense. (La Política OnLine).
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