martes, febrero 24, 2009

EL ESTRÉS Y LA ANSIEDAD AUMENTAN LOS CASOS DE ACIDEZ Y REFLUJO

Si bien no se conocen las causas profundas de estos malestares gástricos, se sabe que los factores emocionales nocivos aumentan la percepción de los síntomas. El hospital provincial San Martín de La Plata acaba de adquirir aparatología de última generación para detectar cuadros de reflujo que hasta ahora eran difíciles de diagnosticar.
El 20 por ciento de los bonaerenses padece algún episodio de acidez y reflujo a lo largo del año y, a esta altura, los malestares gástricos se agudizan motivados por el estrés y la ansiedad propios de la vuelta al ritmo laboral, en un año signado por un clima de crisis que amenaza con mostrar sus efectos locales al corto plazo.
La sensación de ardor a lo largo del pecho hasta la garganta derivado de la acidez y el reflujo del contenido gástrico hacia el esófago pueden generar lesiones graves. En la mayoría de los casos se trata de cuadros sencillos para los que existe medicación y recomendaciones simples que pueden eliminar el malestar por completo.
"Lo que vemos en forma frecuente es que cuando una persona está afectada emocionalmente por un cuadro de estrés, ansiedad o depresión bajan los umbrales sensitivos y percibe más claramente los síntomas", explicó el gastroenterólogo Roberto Retta, a cargo de la Unidad de Motilidad del hospital San Martín de La Plata. Y agregó que los factores emocionales nocivos generan un círculo vicioso: "a más angustia más síntomas y, a su vez, más preocupación y mayor malestar porque la persona está más pendiente de todo lo que siente".
Retta explicó que la enfermedad acido-péptica genera lesión por la acción de dos sustancias que se secretan normalmente en el estómago: el ácido clorhídrico y la pepsina, una enzima que inicia la digestión de las proteínas. Si bien el ácido clorhídrico es tan fuerte como el muriático, "el recubrimiento del estómago está preparado para tolerarlo, el problema se genera cuando hay un desbalance entre estas sustancias", explicó el médico.
Es frecuente que ese ácido presente en el estómago ascienda hasta el esófago que, si bien está preparado para tolerarlo, lo hace hasta cierto límite. Cuando hay más de lo esperable las personas suelen sufrir de esofagitis, que es una inflamación que se manifiesta con una sensación de ardor y calor que asciende desde el estómago a la garganta.
Para diagnosticar si la cantidad de ácido presente en el esófago es anormal la Unidad de Motilidad del hospital San Martín cuenta con la posibilidad de efectuar un estudio llamado peachimetría. "Al paciente se le coloca un catéter en el esófago que se llama peachímetro y que tiene una memoria electrónica que hace un registro cada 6 segundos de la cantidad de ácido en el esófago, luego lo leemos a través de una computadora y a partir de ahí se define el tratamiento", explicó Retta.
Nuevo método
Sin embargo, se sabe que buena parte de los afectados por reflujo gástrico no tienen un exceso de ácido sino de otras sustancias como líquido biliar o pancreático, que también pueden lesionar el esófago hasta ulcerarlo.
Para detectarlas, el San Martín acaba de incorporar un novedoso método de diagnóstico llamado impedanciometría, único en los hospitales públicos de la Provincia.
El nuevo aparato permite detectar tanto el reflujo ácido como no ácido, "porque con la peachimetría sólo teníamos la posibilidad de detectar al primero sin posibilidades de diagnosticar y tratar las formas no ácidas", detalló el especialista.
Una vez logrado el diagnóstico certero es posible apelar a tratamientos farmacológicos o, en los casos más graves, a una cirugía que cierra la válvula encargada de separar al estómago del esófago.
Síntomas atípicos
Cuando la sensación de acidez y reflujo es clara, no es difícil llegar al diagnóstico y tratamiento adecuados. El problema es que esta afección suele manifestarse con síntomas desconcertantes y los pacientes suelen pasar de consultorio en consultorio sin lograr una solución certera.
Asma, broncoespasmo, carraspeo permanente, ronquera, faringitis a repetición, problemas en las cuerdas vocales, nódulos, laringitis y hasta dolor de pecho son algunas de las formas raras en las que se presenta la acidez y el reflujo.
En este sentido Retta señaló que "el 30 por ciento de los pacientes que entran en unidad coronaria no son coronarios, y de ese porcentaje el 80 por ciento tiene la causa del dolor de pecho en el esófago".
Y agregó que buena parte de estos pacientes se efectúa numerosos estudios cardiológicos "que le dan diez puntos pero el dolor persiste, entonces suelen venir derivados a este servicio porque la mayoría experimenta el dolor de pecho no cardiogénico por padecer reflujo".
Consejos prácticos
Además de la consulta médica algunas recomendaciones básicas reducen el riesgo de sufrir los molestos cuadros de acidez y reflujo. Según los especialistas, lo primero que hay que descartar es el café, el alcohol y el tabaco.
Por otra parte, resulta clave mantener un peso normal, evitar intervalos muy prolongados entre comidas y alimentos de escaso valor calórico. Analgésicos y antiinflamatorios como la aspirina y el ibuprofeno también suelen generar acidez, "no obstante, es posible apelar al paracetamol que no resulta tan agresivo para la mucosa gástrica", recomendó Retta.
Por último, el especialista señaló que la comida "pesada" también favorece la aparición de malestares gástricos y reflujo porque "la duración de la comida en el estómago depende de su composición calórica, cuanto más calorías más tiempo de digestión, quiere decir que si un plato de sopa de verduras está 20 minutos en el estómago, un huevo frito está tres horas. Esos no son agresores de la mucosa pero generan disturbios cuando hay un exceso y mucho tiempo de intervalo entre comida y comida", concluyó el especialista.

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