El diputado apadrinado por Cristina para competir con una colectora en octubre, lo que golpea a Scioli pero complica además a muchos intendentes. Sobre todo en la zona norte del Conurbano, donde conserva una buena imagen. Ituzaingó, es un caso testigo donde Descalzo ve amenazada su hegemonía. Porqué Scioli lidera la rebelión.
En su bronca contra Martín Sabbatella, el gobernador Daniel Scioli no está solo. Los intendentes peronistas del Conurbano temen el daño que les puede causar en sus distritos la aparición de una boleta provincial encabezada por el diputado y colgada de la candidatura presidencial de Cristina Kirchner.
Los inquieta un dato no menor: en algunos distritos del conurbano norte, el arrastre de los votos del diputado de Nuevo Encuentro no es para despreciar y podría complicarles las mayorías en los Consejos Deliberantes. Y ya se sabe en el Conurbano que un intendente sin mayoría propia queda a tiro de destitución.
Un caso testigo es la pequeña comuna de Ituzaingó, lindera a Morón donde Sabbatella logró colar concejales durante los diez años que gobernó ese distrito. Allí quiere hacer pie su aliado en el Congreso, el diputado Ariel Basteiro, procedente del socialismo K, aunque el ahora candidato a gobernador cristinista preferiría impulsar como intedente a su histórico colaborador Daniel Larralde.
Ambos se favorecerían con la buena imagen de Sabbatella y de la presidenta, repuntada en las encuestas tras la muerte de su esposo. Y complicarían una nueva reelección de Alberto Descalzo, intendente desde 1995 y de vínculo directo con la Casa Rosada, sobre todo cuando allí mandaba Néstor Kirchner.
Su caso no es el único: el moronense mantiene una buena llegada con muchas ciudades de la primera sección electoral, donde obtuvo la mayor parte de las adhesiones que en 2009 le permitieron un lugar en el Congreso.
En esos comicios arañó el 6% de los sufragios, cifra que ahora pretende duplicar. A través de sus ministros y colaboradores, Scioli ya mostró su furia por este condicionamiento motorizado desde el Gobierno nacional, donde nadie se despegó de la avanzada sabbatellista.
Así, el gobernador quedó atrapado entre dos fuegos: mientras los intendentes lo presionan para que no habilite colectoras en sus distritos, compromiso que ya asumió su asesor Isidoro Laso; habilitada por la reforma política, la Presidenta lo amenaza por arriba con apadrinarle un rival.
O sea que Scioli queda en el peor de los mundos, por arriba le restan votos y por abajo el no puede multiplicar ofertas electorales que le sumen distintas franjas del electorado bonaerense.
En el mejor de los casos, podría ser reelecto con un caudal de votos menor al previsto y quedar en una incómoda posición para su última gestión provincial, justo cuando ya no oculta sus ambiciones presidenciales.
El enojo de los intendentes
Pero no son los problemas de Scioli lo que desvelan a los intendentes, que como siempre sufren por la pérdida de poder, pero más por el gasto excesivo de fondos. “No podemos invertir en una interna en agosto para luego tener otro rival kirchnerista en octubre”, explicaron a LPO cerca de uno de los intendentes más influyentes del conurbano. Es que en las primarias muchos también podrían perder algo de terreno con rivales locales.
La mayoría no se atreve a expresar su descontento en público, tarea que tomó el jefe del bloque de senadores oficialistas de la provincia, Osvaldo Goicoechea, de reuniones cada vez más frecuentes con el propio Scioli.
“Si verdaderamente acompaña el proyecto nacional Sabbatella debería participar de las primarias del Frente para la Victoria en agosto, que es donde se dirimirán las particularidades de cada espacio político”, volvió a pedir hoy a través de un comunicado, en un texto prácticamente dictado por los intendentes del Conurbano.
Y luego hasta se atrevió a sugerirle una estrategia política a la propia Presidenta, siempre disfrazado de convenientes elogios. “ La Presidenta es la mejor representante de un modelo de país que está sólido y en crecimiento permanente y tiene la suficiente capacidad para ganar cómodamente las elecciones en primera vuelta, sin necesidad de recurrir a artilugios electorales como los que propugna el sector de Sabbatella en la Provincia”, afirmó. (La Política OnLine).
Los inquieta un dato no menor: en algunos distritos del conurbano norte, el arrastre de los votos del diputado de Nuevo Encuentro no es para despreciar y podría complicarles las mayorías en los Consejos Deliberantes. Y ya se sabe en el Conurbano que un intendente sin mayoría propia queda a tiro de destitución.
Un caso testigo es la pequeña comuna de Ituzaingó, lindera a Morón donde Sabbatella logró colar concejales durante los diez años que gobernó ese distrito. Allí quiere hacer pie su aliado en el Congreso, el diputado Ariel Basteiro, procedente del socialismo K, aunque el ahora candidato a gobernador cristinista preferiría impulsar como intedente a su histórico colaborador Daniel Larralde.
Ambos se favorecerían con la buena imagen de Sabbatella y de la presidenta, repuntada en las encuestas tras la muerte de su esposo. Y complicarían una nueva reelección de Alberto Descalzo, intendente desde 1995 y de vínculo directo con la Casa Rosada, sobre todo cuando allí mandaba Néstor Kirchner.
Su caso no es el único: el moronense mantiene una buena llegada con muchas ciudades de la primera sección electoral, donde obtuvo la mayor parte de las adhesiones que en 2009 le permitieron un lugar en el Congreso.
En esos comicios arañó el 6% de los sufragios, cifra que ahora pretende duplicar. A través de sus ministros y colaboradores, Scioli ya mostró su furia por este condicionamiento motorizado desde el Gobierno nacional, donde nadie se despegó de la avanzada sabbatellista.
Así, el gobernador quedó atrapado entre dos fuegos: mientras los intendentes lo presionan para que no habilite colectoras en sus distritos, compromiso que ya asumió su asesor Isidoro Laso; habilitada por la reforma política, la Presidenta lo amenaza por arriba con apadrinarle un rival.
O sea que Scioli queda en el peor de los mundos, por arriba le restan votos y por abajo el no puede multiplicar ofertas electorales que le sumen distintas franjas del electorado bonaerense.
En el mejor de los casos, podría ser reelecto con un caudal de votos menor al previsto y quedar en una incómoda posición para su última gestión provincial, justo cuando ya no oculta sus ambiciones presidenciales.
El enojo de los intendentes
Pero no son los problemas de Scioli lo que desvelan a los intendentes, que como siempre sufren por la pérdida de poder, pero más por el gasto excesivo de fondos. “No podemos invertir en una interna en agosto para luego tener otro rival kirchnerista en octubre”, explicaron a LPO cerca de uno de los intendentes más influyentes del conurbano. Es que en las primarias muchos también podrían perder algo de terreno con rivales locales.
La mayoría no se atreve a expresar su descontento en público, tarea que tomó el jefe del bloque de senadores oficialistas de la provincia, Osvaldo Goicoechea, de reuniones cada vez más frecuentes con el propio Scioli.
“Si verdaderamente acompaña el proyecto nacional Sabbatella debería participar de las primarias del Frente para la Victoria en agosto, que es donde se dirimirán las particularidades de cada espacio político”, volvió a pedir hoy a través de un comunicado, en un texto prácticamente dictado por los intendentes del Conurbano.
Y luego hasta se atrevió a sugerirle una estrategia política a la propia Presidenta, siempre disfrazado de convenientes elogios. “ La Presidenta es la mejor representante de un modelo de país que está sólido y en crecimiento permanente y tiene la suficiente capacidad para ganar cómodamente las elecciones en primera vuelta, sin necesidad de recurrir a artilugios electorales como los que propugna el sector de Sabbatella en la Provincia”, afirmó. (La Política OnLine).
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