El relevamiento del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires reveló en el sexto mes de 2011, por segundo período consecutivo, un modesto aumento de actos escriturales, tras la caída que registraron en marzo y abril. En comparación con junio de 2010 subieron 2,4%, al sumar 5.746 compraventas de inmuebles.
El monto de las transacciones ascendió a $2.302,7 millones, 17,9% más alto que un año antes, con un valor promedio de $400.750, equivalente a u$s97.744, al tipo de cambio medio del mes de $4,10 por dólar que informó el Banco Central. Dichos valores promedio por operación representaron sendos incrementos en comparación con un año atrás de 10,3% en pesos y 4,4% en el equivalente en dólares, retomando el ritmo que se había verificado entre febrero y abril últimos.
Además, significaron mantener una amplia brecha negativa respecto de las variaciones que el INDEC detectó en el promedio de los salarios de la economía en su conjunto y en el costo de construcción de viviendas en propiedad horizontal. De este modo, el monto medio de las transacciones representó ahora menos del equivalente a 91,5 salarios, constituyendo la menor relación desde febrero de 2009.
En el cotejo con mayo también se verificó una modesta suba del total de las transacciones de 4,2%, aunque corregido por estacionalidad el aumento de la actividad inmobiliaria retomó el rango de los dos dígitos: fue de 13,9%, que posibilitó alcanzar el nivel más alto desde noviembre de 2010, al equivalente a 292,5 transacciones por día hábil.
De este modo, el mercado parece encaminado a repetir el desempeño que mostró en la primera mitad de 2007, esto es antes de que aparecieran en escena las primeras señales de la crisis internacional y, en el orden interno la campaña electoral a nivel nacional, de cara al vencimiento de un nuevo mandato presidencial, habida cuenta de que a dos meses con variaciones negativas, le siguieron otros dos con moderado aumento, siempre respecto de igual período del año previo.
El ritmo del mercado ha mantenido la estacionalidad gradualmente creciente desde comienzos del ejercicio, mientras que el valor promedio de las transacciones ha atenuado marcadamente la aceleración que había mostrado en los primeros meses del año, pese a que la preferencia de la demanda se orientó en proporciones crecientes a las franja de las unidades más grandes.
La serie desestacionalizada reveló también que el nivel de las escrituras de compraventa de inmuebles volvió a evidenciar en junio una apreciable tonificación en las comparación intermensual e interanual, denotando que persiste una alta propensión de las familias por aspirar a la vivienda propia, junto a la opción como refugio de valor que eligen gran parte de los denominados inversores conservadores.
En comparación con mayo de 2011, la apertura de los actos en cinco segmentos, por rango de montos, dio cuenta de que los dos menores, que abarcan a las transacciones por hasta $250.000, es decir con un máximo de poco más de u$s60.000, volvieron a perder participación, tras el movimiento ascendente que habían acusado entre febrero y abril últimos, al significar el 46% del total. La menor representatividad de esta franja se anotó en enero con 44,6 por ciento. Ese giro explica que el monto promedio de las transacciones experimentara una modesta suba, tanto en pesos como en su equivalente en dólares, aunque se mantuvo en más de 10% por debajo de los picos del primer bimestre del año.
Frente a la composición del mercado inmobiliario en junio de 2010, la segmentación actual del mercado inmobiliario porteño muestra que las transacciones por sumas menores a $250 mil redujeron su representatividad en más de 9 puntos porcentuales, a favor de las escalas superiores, en particular la siguiente de hasta 500 mil pesos, aunque no resultó menor el aumento de los actos en las franjas Premium, de más del equivalente a doscientos mil dólares.
El cotejo de las escrituras de junio, en términos de unidades, con igual mes de los pasados trece años, refleja claramente que el nivel de este año persiste entre los más bajos de la serie histórica, aunque se mantuvo lejos del mínimo de 2002 y también de 2009.
De todas formas, el acumulado del semestre indica que la mayor propensión de las familias, como de inversores, a demandar unidades con mejores prestaciones, a partir de los desarrollos inmobiliarios y reciclado de viviendas en zonas que se tornaron preferenciales, continuó impulsando el aumento del valor medio de las transacciones, a tal punto de alcanzar un nivel récord también en dólares, en la serie que se inicia en 1998.
Entre enero y junio de 2011 se concretaron 28.509 actos escriturales, por un monto global de $11.616,4 millones. En el primer caso se trató del nivel más alto desde 2008, mientras que en el segundo marcó un récord histórico en términos nominales en pesos. Incluso, en el equivalente en dólares se superó en 11,9% la marca máxima que para los primeros seis meses se anotó en 1998, al ascender a u$s2.869,7 millones.
Este fenómeno luce consistente con el auge que en los últimos 13 años se verificó en los desarrollos inmobiliarios del tipo Premium, en varios puntos de la Ciudad, y también con la recuperación del poder de compra de los salarios y la vigencia de tasas de interés muy inferiores a la correspondiente al aumento del promedio de las remuneraciones.
El monto de las transacciones ascendió a $2.302,7 millones, 17,9% más alto que un año antes, con un valor promedio de $400.750, equivalente a u$s97.744, al tipo de cambio medio del mes de $4,10 por dólar que informó el Banco Central. Dichos valores promedio por operación representaron sendos incrementos en comparación con un año atrás de 10,3% en pesos y 4,4% en el equivalente en dólares, retomando el ritmo que se había verificado entre febrero y abril últimos.
Además, significaron mantener una amplia brecha negativa respecto de las variaciones que el INDEC detectó en el promedio de los salarios de la economía en su conjunto y en el costo de construcción de viviendas en propiedad horizontal. De este modo, el monto medio de las transacciones representó ahora menos del equivalente a 91,5 salarios, constituyendo la menor relación desde febrero de 2009.
En el cotejo con mayo también se verificó una modesta suba del total de las transacciones de 4,2%, aunque corregido por estacionalidad el aumento de la actividad inmobiliaria retomó el rango de los dos dígitos: fue de 13,9%, que posibilitó alcanzar el nivel más alto desde noviembre de 2010, al equivalente a 292,5 transacciones por día hábil.
De este modo, el mercado parece encaminado a repetir el desempeño que mostró en la primera mitad de 2007, esto es antes de que aparecieran en escena las primeras señales de la crisis internacional y, en el orden interno la campaña electoral a nivel nacional, de cara al vencimiento de un nuevo mandato presidencial, habida cuenta de que a dos meses con variaciones negativas, le siguieron otros dos con moderado aumento, siempre respecto de igual período del año previo.
El ritmo del mercado ha mantenido la estacionalidad gradualmente creciente desde comienzos del ejercicio, mientras que el valor promedio de las transacciones ha atenuado marcadamente la aceleración que había mostrado en los primeros meses del año, pese a que la preferencia de la demanda se orientó en proporciones crecientes a las franja de las unidades más grandes.
La serie desestacionalizada reveló también que el nivel de las escrituras de compraventa de inmuebles volvió a evidenciar en junio una apreciable tonificación en las comparación intermensual e interanual, denotando que persiste una alta propensión de las familias por aspirar a la vivienda propia, junto a la opción como refugio de valor que eligen gran parte de los denominados inversores conservadores.
En comparación con mayo de 2011, la apertura de los actos en cinco segmentos, por rango de montos, dio cuenta de que los dos menores, que abarcan a las transacciones por hasta $250.000, es decir con un máximo de poco más de u$s60.000, volvieron a perder participación, tras el movimiento ascendente que habían acusado entre febrero y abril últimos, al significar el 46% del total. La menor representatividad de esta franja se anotó en enero con 44,6 por ciento. Ese giro explica que el monto promedio de las transacciones experimentara una modesta suba, tanto en pesos como en su equivalente en dólares, aunque se mantuvo en más de 10% por debajo de los picos del primer bimestre del año.
Frente a la composición del mercado inmobiliario en junio de 2010, la segmentación actual del mercado inmobiliario porteño muestra que las transacciones por sumas menores a $250 mil redujeron su representatividad en más de 9 puntos porcentuales, a favor de las escalas superiores, en particular la siguiente de hasta 500 mil pesos, aunque no resultó menor el aumento de los actos en las franjas Premium, de más del equivalente a doscientos mil dólares.
El cotejo de las escrituras de junio, en términos de unidades, con igual mes de los pasados trece años, refleja claramente que el nivel de este año persiste entre los más bajos de la serie histórica, aunque se mantuvo lejos del mínimo de 2002 y también de 2009.
De todas formas, el acumulado del semestre indica que la mayor propensión de las familias, como de inversores, a demandar unidades con mejores prestaciones, a partir de los desarrollos inmobiliarios y reciclado de viviendas en zonas que se tornaron preferenciales, continuó impulsando el aumento del valor medio de las transacciones, a tal punto de alcanzar un nivel récord también en dólares, en la serie que se inicia en 1998.
Entre enero y junio de 2011 se concretaron 28.509 actos escriturales, por un monto global de $11.616,4 millones. En el primer caso se trató del nivel más alto desde 2008, mientras que en el segundo marcó un récord histórico en términos nominales en pesos. Incluso, en el equivalente en dólares se superó en 11,9% la marca máxima que para los primeros seis meses se anotó en 1998, al ascender a u$s2.869,7 millones.
Este fenómeno luce consistente con el auge que en los últimos 13 años se verificó en los desarrollos inmobiliarios del tipo Premium, en varios puntos de la Ciudad, y también con la recuperación del poder de compra de los salarios y la vigencia de tasas de interés muy inferiores a la correspondiente al aumento del promedio de las remuneraciones.
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