Durante sus años de gobierno supo mantener la calma entre las distintas fracciones políticas; y, ahora que se va, seguirá comandando a la tropa: busca una nueva administración que contenga a todos.
Para las elecciones primarias el intendente de José C. Paz, Mario Ishii, decidió salir a disputarle la gobernación a Daniel Scioli –aventura que concluyó pocos minutos después de cerradas las urnas, y, supuestamente, dejó librado al azar al distrito que lo vio frente al gobierno desde el 10 de diciembre de 1999.
Según el jefe comunal el juego estaba abierto, y daba a entender que en tantos años él los había educado políticamente y que ya era hora de que se las arreglen solos, cual maestro les pasa la posta a sus pupilos. Sin embargo, más tarde, mostró su preferencia por el Secretario de Trabajo, Planificación y Derechos Humanos, Carlos Urquiaga, que, en definitiva, iba a alzarse con el triunfo en la interna del Frente para la Victoria.
Urquiaga se posiciona entonces como aquél que puede dar continuidad al proyecto de Ishii. Sin embargo, la lista de Miguel Buljan se ubicó segunda y obtuvo la minoría, lo que llevó a que el cierre de presentación de lista definitivas para octubre hayan sido complejas ya que hubo muchas presiones de varios sectores para no quedarse fuera del próximo gobierno en caso, claro está, que el oficialismo se imponga nuevamente.
Más allá de la lista definitiva, Mario Ishii quiere que reine la paz entre sus funcionarios y para ello tiene pensado –como conductor político- que ningún espacio del peronismo se quede sin una tajada de la torta, que es lo mismo que decir que los que hayan competido en la interna puedan conservar su permanencia en los cargos municipales. Sin embargo, hay sectores más duros como el que dirige Juan Carlos Denuchi (Secretario de Inspección y Fiscalización) que dicen no estar dispuestos a quedar afuera del control de las dependencias que manejan en la actualidad. Más allá del pataleo de cualquiera, por supuesto que el que tendrá la última palabra no será el nuevo intendente sino el conductor, Mario Ishii, de cómo quedará conformado el nuevo organigrama municipal. Porque, se sabe, el que gane la elección será quien administre el distrito pero estará subordinado al hombre del poncho.
Y méritos no le faltan al actual jefe comunal que siempre lidió con las diferencias de los sectores que, incluso, han sabido llegar a expresar esos antagonismos con disparos de bala.
(Tres Líneas).
Para las elecciones primarias el intendente de José C. Paz, Mario Ishii, decidió salir a disputarle la gobernación a Daniel Scioli –aventura que concluyó pocos minutos después de cerradas las urnas, y, supuestamente, dejó librado al azar al distrito que lo vio frente al gobierno desde el 10 de diciembre de 1999.
Según el jefe comunal el juego estaba abierto, y daba a entender que en tantos años él los había educado políticamente y que ya era hora de que se las arreglen solos, cual maestro les pasa la posta a sus pupilos. Sin embargo, más tarde, mostró su preferencia por el Secretario de Trabajo, Planificación y Derechos Humanos, Carlos Urquiaga, que, en definitiva, iba a alzarse con el triunfo en la interna del Frente para la Victoria.
Urquiaga se posiciona entonces como aquél que puede dar continuidad al proyecto de Ishii. Sin embargo, la lista de Miguel Buljan se ubicó segunda y obtuvo la minoría, lo que llevó a que el cierre de presentación de lista definitivas para octubre hayan sido complejas ya que hubo muchas presiones de varios sectores para no quedarse fuera del próximo gobierno en caso, claro está, que el oficialismo se imponga nuevamente.
Más allá de la lista definitiva, Mario Ishii quiere que reine la paz entre sus funcionarios y para ello tiene pensado –como conductor político- que ningún espacio del peronismo se quede sin una tajada de la torta, que es lo mismo que decir que los que hayan competido en la interna puedan conservar su permanencia en los cargos municipales. Sin embargo, hay sectores más duros como el que dirige Juan Carlos Denuchi (Secretario de Inspección y Fiscalización) que dicen no estar dispuestos a quedar afuera del control de las dependencias que manejan en la actualidad. Más allá del pataleo de cualquiera, por supuesto que el que tendrá la última palabra no será el nuevo intendente sino el conductor, Mario Ishii, de cómo quedará conformado el nuevo organigrama municipal. Porque, se sabe, el que gane la elección será quien administre el distrito pero estará subordinado al hombre del poncho.
Y méritos no le faltan al actual jefe comunal que siempre lidió con las diferencias de los sectores que, incluso, han sabido llegar a expresar esos antagonismos con disparos de bala.
(Tres Líneas).
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