Funcionarios municipales de Buenos Aires, investigaciones periodísticas y legisladores han sostenido que varios de los jóvenes que integran la agrupación kirchnerista La Cámpora, y que son premiados con un puesto público, perciben un salario que llega a los 50.000 pesos debido a que controlan importantes y numerosas reparticiones oficiales que entre todas logran juntar más de 6 mil millones de pesos de presupuesto. Sin pelos en la lengua y cuando los ediles camporistas electos en 2011 asumieron sus puestos en el Concejo Deliberante del Partido Malvinas Argentinas de la Provincia de Buenos Aires, el intendente Jesús Cariglino, no dudó en afirmar: “Son jóvenes que con sueldos de 50 mil pesos que les paga el Estado creen que se las saben todas”.
Más allá de las diferencias políticas que pueda tener Cariglino con la agrupación kirchnerista, cualquier ciudadano podría sentirse molesto por los sueldos de los miembros de La Cámpora que tienen funciones públicas.
Es que según la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE), el ingreso mensual de los ocupados promedio en el Gran Mendoza durante 2012, llegó a los 3.032 pesos, casi lo que un funcionario de La Cámpora gana en dos días.
Una vez más se llega al recurrente debate sobre si los sueldos de los funcionarios públicos deben ser altos o bajos. Están los que sostienen que deben ser elevados por tres motivos fundamentales:
1) Al poder ofrecer un buen sueldo el Estado puede contratar a los mejores profesionales, garantizando así su idoneidad.
2) También se supone, que al cobrar bien, el funcionario evitaría llegar al Gobierno para hacer negocios y hasta velaría por la buena administración de los fondos públicos.Este es uno de los argumentos más débiles debido a que si una persona utiliza el dinero de todos para enriquecerse, también tiene que ver su condición moral, sus valores y creencias y no sólo el monto de su salario.
Además, en los últimos días hemos visto cómo personas que hace 10 años eran choferes o empleados de bancos o tenían otra ocupación, hoy tienen una situación económica bien distinta.
También hay ejemplos de funcionarios que tenían su capital, llegaron a la función pública y también lograron incrementarlo.
3) La dedicación, el salario alto haría que el funcionario trabaje más tiempo, con más responsabilidad y full time como lo requiere la función pública, situación que no siempre sucede. Más allá de sus sueldos y de su capacidad técnica hay muchos funcionarios que no trabajan.
Esto no es menor porque es muy fuerte la idea entre muchas personas de hacerse de un puesto público (de cualquier rango) para no trabajar y lograr ingresos también por otro lado, ya sea con otro trabajo o con un negocio en el que esté involucrado el Estado. Ahora hay que ver si los jóvenes de La Cámpora cumplen con estos tres requisitos para ganar los salarios que perciben.
Es decir si son los mejores profesionales e idóneos, si al ganar un salario alto evitan llegar a la función pública para ampliar su capital y si trabajan, y si lo hacen, si desempeñan sus funciones con responsabilidad y dedicación.
El análisis es complejo y sin duda siempre nos faltarán datos para poder hacer exhaustiva y objetiva la conclusión. Pero es válido preguntarse si los funcionarios de La Cámpora merecen ganar 50 mil pesos por mes.
El mismo planteo incluye a los legisladores locales de esa agrupación que han llegado al Congreso Nacional -en realidad es sólo una la que ingresó: Anabel Fernández, y no escribo su segundo apellido, Sagasti, porque es una práctica burguesa y podría ofenderse, sin embargo a ella la llaman con los dos apellidos- y también a la Legislatura.
Para otro momento quedará analizar el desempeño de los legisladores (nacionales y provinciales) camporistas, pero en principio no vienen bien. Hasta se están quedando fuera de las listas de legisladores para las próximas elecciones, lo que hasta hace dudar de su habilidad política.
Más confuso es todo si comparamos los salarios de los miembros de La Cámpora con los $ 1.613 que el Indec considera que una persona necesita ganar para no ser pobre, es decir que con esa cantidad de dinero mensual, debería tener resueltas sus necesidades alimentarias, de indumentaria y transporte.
¿Algún miembro de la agrupación kirchnerista se habrá sentado, con su bono de sueldo en la mano, con gente del Indec o con el secretario de Comercio Guillermo Moreno para tratar de encontrarle alguna explicación al desfasaje?
¿Sentirán ellos que la inflación es del 25/30% anual o pensarán que es del 10% como dice el ministro de Economía, Hernán Lorenzino?
¿Qué les dirán sus parientes sobre los precios y el congelamiento?
Sin dudas caló fuerte dentro del kirchnerismo el objetivo de la independencia económica, pero parece que sólo para los funcionarios. No esperemos cambios, la culpa de todo es de los medios de comunicación opositores, esa es la lógica simplista con la que se manejan los jóvenes de La Cámpora, muchos incapaces de sostener un argumento y defenderlo -por eso no hablan con la prensa- y con deficiencias en la gestión que padecemos todos.
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