LUJAN, Diciembre 18, (PUNTO CERO-El Civismo) En noviembre, la Policía secuestró alrededor de 200 cueros en una vivienda que funcionaba como saladero.
Sin embargo, los vecinos de la zona dicen que la actividad continúa.
Varias personas criticaron al coordinador de Entidades Intermedias, Silvio Martini, porque consideran que está "ayudando" al propietario del lugar.
Semanas atrás, la Policía decomisó cerca de 200 cueros en una especie de mini curtiembre que funcionaba en una vivienda ubicada en la esquina de las calles San José y El Hornero en el barrio Beláustegui de Pueblo Nuevo.
Por otra parte, el lunes de la semana pasada Bromatología intimó al dueño del lugar para que limpie la propiedad hasta que se determine qué va a pasar con ese establecimiento.
Pero pasaron los días y el malestar de muchos vecinos por los olores que genera esa actividad continúa. Esta semana, EL CIVISMO se acercó al lugar para conocer la situación que viven los habitantes de la zona luego de la intervención policial.
Todos los vecinos que dialogaron con este medio coincidieron en señalar que todavía se cargan y descargan cueros, pese a la disposición de Bromatología.
Además, los perjudicados por esta actividad apuntaron sus críticas al actual coordinador de Entidades Intermedias y vecino de Pueblo Nuevo, Silvio Martini, porque consideran que está asesorando al propietario de este saladero.
"Por lo que pude averiguar el contacto político que tiene arranca de Silvio Martini, y de ahí para arriba no sé. Martini es el que lo está ayudando, porque supuestamente está gestionando una habilitación, pero eso no lo puede hacer. Cómo va a habilitar eso que nos molesta a todos", contó una vecina.
En el mismo sentido se manifestó otra persona que días atrás mantuvo una reunión con el funcionario municipal en cuestión.
"Martini primero me negó haberse reunido con el dueño del saladero, pero cuando le dije que iba a presentar una carta en el Concejo Deliberante ahí reconoció que había hablado con el responsable del saladero".
CON OLOR A INCERTIDUMBRE
Por estos días, los vecinos esperan alguna respuesta firme sobre el futuro de esta especie de curtiembre que funciona en pleno corazón del barrio Beláustegui.
Mientras tanto, el olor a podrido y la actividad continúan. En este sentido, un vecino indicó que "ayer (martes) no se podía respirar del olor porque estuvieron removiendo cueros, y la semana pasada también sacaron cueros con un camión Ford".
"Cuando mueven los cueros es impresionante el olor, no podemos estar afuera, es insoportable", se quejó otra persona.
Según contaron los vecinos, el propietario del lugar tapó la zanja donde acostumbraba a arrojar los líquidos luego del proceso de salado.
"Hace poco tapó la zanja donde tiraba el agua podrida, pero cuando llueve la tierra se remueve y queda toda la mugre. Ahora dice que hizo un pozo en su casa para tirar todo ahí, pero con eso no se soluciona, porque el problema sigue", detalló una mujer.
Según los vecinos, la actividad genera presencia "de gusanos, ratas y todo tipo de insectos". Además, "la sal estropea las chapas y las paredes de las casas lindantes".
"Quiero que Bromatología me asegure que esto no va a funcionar más. Él (por el propietario) tiene que tener un galpón térmico, no puede tener todo al aire libre. Hace dos meses que estamos llamando a todos lados y no sabemos dónde estamos parados. Acá nadie se hizo cargo", se quejó otro vecino.
En tanto, desde el sector de Bromatología se informó a este medio que el dueño del saladero "no tiene habilitación, ya que cuando se visitó el lugar esta persona no presentó ningún papel".
En definitiva, el futuro de esta curiosa actividad deberá ser determinado por los estamentos municipales que tienen la facultad de otorgar habilitaciones.
"En el barrio no somos los únicos que tenemos problemas por este tema, pero no sé por qué el resto de la gente no quiere hablar. Tal vez tengan miedo", reflexionó una persona quien también cree que en la actividad "están metidos otros vecinos del barrio, porque a veces vemos que vienen a traerle cueros".
Sobre la posibilidad de concretar un diálogo entre las partes en conflicto, un hombre que vive en el barrio indicó que "una vez lo llame por teléfono, pero no quiero ir a la casa. Un día salió a la calle y se bajó los pantalones e insultó a todos".
MARTINI ACLARA
"Desconozco cómo es el tema de la habilitación. Creo que tiene un permiso precario o algo por el estilo. Pero como vecino del pueblo las dos partes me vinieron a ver y en ambos casos contesté lo mismo: hay un área que se encarga del tema de habilitaciones", comentó Silvio Martini.
El funcionario desmintió las versiones que lo señalan como "colaborador" del dueño del saladero. Además, Martini aclaró que se debería preguntar al conjunto de los vecinos si también cuestionan esta mini curtiembre."Me parece que en caso de no ser habilitable hay que clausurarlo, esto es simple. Tanto el vecino que habló conmigo, como el propietario del lugar me pidieron que hable con los funcionarios correspondientes.
Pero todavía no los llamé, ni lo pienso hacer, porque no corresponde que yo les diga qué deben hacer", agregó. (PUNTO CERO-El Civismo).
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