BUENOS AIRES, Agosto 03, (PUNTO CERO-Comunas del País) Meses antes de morir Enrique Santos Discepolo protagonizaba el film “El Hincha”. Allí se narraba la historia de un hombre simple de costumbres y códigos barriales, que hacía un culto de la amistad y que vivía por y para el club.
En esa misma cinta el jugador del Victoria (el club que era la razón de su vida en la ficción) era un larguirucho rubio, tímido, de novio con su hermana, que cuando llegó al reconocimiento popular cambió de mujer y de estilo de vida.
Desde la realidad de los cincuenta al siglo XXI pocas cosas han cambiado. Si, el hincha de hoy es el hombre de clase media que abona su entrada cuando puede ir al estadio, pero siendo un espectador más sin “jugársela” por el club de sus amores.
El rol de Discepolo lo protagonizan hoy las barras bravas. Claras son las diferencia, hoy es una profesión. Cobran un sueldo del club, revenden entradas facilitadas por la dirigencia, obtienen jugosos dividendos por la concesión de estacionamientos cercanos a la cancha y demás changas que realizan sin necesidad de ser fanático del club. Todo un cambio.
Por su parte, los jugadores que en los sesenta y setenta eran incapaces de ser transferidos de su club a su clásico rival hoy se parecen bastante al de la película.
Román Riquelme, hincha de Independiente y endiosado por el boquense, es despedido de su último club español. En Europa se pelean por no contar con sus servicios. En cambio en la Argentina son capaces de hipotecar su vida para que siga al menos un semestre en el club de la rivera. Sabrá el hincha que Román, el conductor de los últimos fracasos en la selección nacional, cobró en el semestre pasado 43 mil pesos por día. Lo sabrá?
Carlos Teves se “muere” por volver a Boca pero quien tiene el pase, West Ham, pide 9 millones de euros para que su pase luego se transfiera en 45 millones, no notan algo raro?.
Gonzalo Bergessio daba el alma por Racing porque la hinchada lo victoreaba en cada partido a pesar de las malas actuaciones. No dio el alma, solo lo vendió y por una cifra irrisoria para el mercado: 1.800.000 dólares.
Un dato: Racing es el club que más barato vende y sus precios no sobrepasan el 1.800. 000 dólares. Claro, Blanquiceleste es una “sociedad de beneficencia”.
Juan Bilos: hace un año dudaba si participar en la selección croata o la argentina. Llegó a un club francés de segunda línea, pasó a un ignoto club mejicano y hoy se “vende” como la nueva estrella de San Lorenzo. Bernardo Romeo hizo el mismo viaje, la diferencia fueron los países.
Grimi pasó de Huracán a Racing y con un semestre de malas actuaciones llegó a la primera de Milan hasta que se dieron cuenta y hoy juega en un club italiano de segunda división.
Cientos son los casos similares y el resultado es el mismo. Dirigentes, representantes y jugadores millonarios en plata verde, clubes empobrecidos y una realidad argentina en esta materia que no celebra nada desde 1986 a nivel mundial y desde el 93 en el continente.
SIGA, SIGA
Este es el lema de la AFA. Julio Grondona sigue dirigiendo los destinos del fútbol, TYC y el domingo de los argentinos. Antes la familia se reunía los domingos, se comían los ravioles y se iba a la cancha. Todo cambió. En el ascenso los visitantes no van porque Don Julio y su seguridad privada (Coprosede y demás anexos) dictaminaron, sin sentido común, esta medida. También achicaron el cupo de visitas en los partidos de la A.
Seguramente se les pasó pero no hubiera sido mejor que se prohibiera la entrada a las barras bravas así el hincha de buena ley y que paga la entrada puede ir a gritar por el club de sus amores.
Si, se les pasó o quizás no. Los intereses que representan las barras son superiores a los de los hinchas. También son los que viajan a cuanto evento mundial se realiza y con vouchers de una agencia de turismo muy conocida para Don Julio.
El sentido común y la honestidad son dos valores escasos en el país. No estaría nada mal que siguiendo la filosofía del autodidacta Luis Barrionuevo, la AFA se “calme” por dos años para que haya jugadores que no usen a los clubes como agencia de trabajo, que los representantes ganen un poco menos y de paso que el fútbol sea apreciado por el hincha y así vuelva al candelero mundial. Las cosas nunca terminan mal, siempre empiezan mal. (PUNTO CERO-Comunas del País).
jueves, agosto 02, 2007
BUENOS AIRES. Tribuna de Opinión. El hincha. Por Gabriel Russo
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