BUENOS AIRES, Setiembre 13, (PUNTO CERO) Eliminar progresivamente los basurales a cielo abierto. Eso indica la ley Basura Cero en la Ciudad (1854) y la ley provincial 13.592. Mientras cada argentino genera 1,50 kilos de basura por día entre residuos orgánicos e inorgánicos, un estudio de la Universidad de Buenos Aires indica que el plástico representa un 19 % de la basura en verano y un 13 % en invierno.
El centro porteño, que intenta reducir los residuos dando cumplimiento a la ley 1854, tiene los cordones de las veredas repletos de bolsas, botellitas de agua y de gaseosa que rebalsan de los cestos urbanos. Más tarde, los cartoneros que pasen por allí elegirán si cargar los carros con papel o llevarse los envases. Según la Asociación Civil Pro Reciclado del PET (ARPET), el cartón y el plástico están cabeza a cabeza en el ranking de acopio que realizan los recolectores.
“Hasta hace 10 años, no se reciclaba nada y hoy hablamos de un recupero del 30% de material plástico. Ese es un muy buen porcentaje a nivel internacional: son 60 mil toneladas de plástico que antes se enterraban y ahora se convirtieron en un recurso para el circuito del cartonero”, analiza Esteban Pronato, gerente de ARPET.
El material PET (Polietileno Tereftalato, derivado del plástico de las botellas) no había entrado en el mercado hasta después de la crisis de 2001. Si bien en Argentina su reciclado no está autorizado para que tome contacto con materiales orgánicos (por ejemplo, si se recicla una botella de plástico, ese mismo material no podrá entrar en contacto con una gaseosa), se utiliza para confeccionar los hilos de las escobas y escobillones, indumentaria, bandejas para microondas, cintas de audio y video, blisters y ladrillos.
Miguel Gómez integra una cooperativa de cartoneros de Merlo y todas las noches entra a la ciudad con su carro para hacer acopio. “Antes juntaba cartón o papel, pero después empecé a llevarme botellas. La tonelada de plástico, la vendo a 0,80 pesos”, repasa. En este sentido, Pronato apunta que el principal problema se encuentra en el camino que recorren estos residuos hasta la empresa recicladora. “El cartonero recibe por tonelada ese dinero, pero la empresa lo compra a $1,28 más IVA. Es que en el medio hay otros compradores. Por ejemplo, los que clasifican el material o los que tienen un flete para trasladarlo. Por eso el precio se infla”, explica.
Para la organización Va de Vuelta “los cartoneros perciben precios miserables, pero están en un negocio que crece, gracias a la enorme demanda de plásticos recuperados en Asia, Estados Unidos y Europa”. Marcela Canosa, miembro de la asociación, invita desde la página Web a llevar adelante campañas de separación de residuos. La idea es que los cartoneros dejen el cirujeo y puedan integrarse a emprendimientos de reciclado.
Por eso, ARPET visita cada Municipio con la idea de concientizar a los vecinos acerca de la ecología, y para que ellos mismos logren crear una planta de reciclado. “Vamos a pueblos de la provincia de Buenos Aires de menos de 50 mil habitantes y damos charlas de capacitación a grandes y chicos. Con créditos otorgados por Nación y su trabajo logramos que 170 comunas tengan plantas de reciclado autogestionada”, indica Pronato y adelanta que antes de fin de año abrirán cuatro más.
Asegura que se crean vínculos horizontales de trabajo, de modo tal que, si una planta presenta un problema, no hay que esperar que un funcionario del Gobierno lo solucione. Entre las mismas personas, se aportan las soluciones.
Para mayor información, comuníquese con ARPET al 4313-1738 / www.arpet.org.ar.
El centro porteño, que intenta reducir los residuos dando cumplimiento a la ley 1854, tiene los cordones de las veredas repletos de bolsas, botellitas de agua y de gaseosa que rebalsan de los cestos urbanos. Más tarde, los cartoneros que pasen por allí elegirán si cargar los carros con papel o llevarse los envases. Según la Asociación Civil Pro Reciclado del PET (ARPET), el cartón y el plástico están cabeza a cabeza en el ranking de acopio que realizan los recolectores.
“Hasta hace 10 años, no se reciclaba nada y hoy hablamos de un recupero del 30% de material plástico. Ese es un muy buen porcentaje a nivel internacional: son 60 mil toneladas de plástico que antes se enterraban y ahora se convirtieron en un recurso para el circuito del cartonero”, analiza Esteban Pronato, gerente de ARPET.
El material PET (Polietileno Tereftalato, derivado del plástico de las botellas) no había entrado en el mercado hasta después de la crisis de 2001. Si bien en Argentina su reciclado no está autorizado para que tome contacto con materiales orgánicos (por ejemplo, si se recicla una botella de plástico, ese mismo material no podrá entrar en contacto con una gaseosa), se utiliza para confeccionar los hilos de las escobas y escobillones, indumentaria, bandejas para microondas, cintas de audio y video, blisters y ladrillos.
Miguel Gómez integra una cooperativa de cartoneros de Merlo y todas las noches entra a la ciudad con su carro para hacer acopio. “Antes juntaba cartón o papel, pero después empecé a llevarme botellas. La tonelada de plástico, la vendo a 0,80 pesos”, repasa. En este sentido, Pronato apunta que el principal problema se encuentra en el camino que recorren estos residuos hasta la empresa recicladora. “El cartonero recibe por tonelada ese dinero, pero la empresa lo compra a $1,28 más IVA. Es que en el medio hay otros compradores. Por ejemplo, los que clasifican el material o los que tienen un flete para trasladarlo. Por eso el precio se infla”, explica.
Para la organización Va de Vuelta “los cartoneros perciben precios miserables, pero están en un negocio que crece, gracias a la enorme demanda de plásticos recuperados en Asia, Estados Unidos y Europa”. Marcela Canosa, miembro de la asociación, invita desde la página Web a llevar adelante campañas de separación de residuos. La idea es que los cartoneros dejen el cirujeo y puedan integrarse a emprendimientos de reciclado.
Por eso, ARPET visita cada Municipio con la idea de concientizar a los vecinos acerca de la ecología, y para que ellos mismos logren crear una planta de reciclado. “Vamos a pueblos de la provincia de Buenos Aires de menos de 50 mil habitantes y damos charlas de capacitación a grandes y chicos. Con créditos otorgados por Nación y su trabajo logramos que 170 comunas tengan plantas de reciclado autogestionada”, indica Pronato y adelanta que antes de fin de año abrirán cuatro más.
Asegura que se crean vínculos horizontales de trabajo, de modo tal que, si una planta presenta un problema, no hay que esperar que un funcionario del Gobierno lo solucione. Entre las mismas personas, se aportan las soluciones.
Para mayor información, comuníquese con ARPET al 4313-1738 / www.arpet.org.ar.
Va de Vuelta: www.vadevuelta.org.ar (Marcela Canosa 156-837-8465). (PUNTO CERO).
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