Texto de opinión escrito por Máximo Santos Luppino, presidente del Concejo Deliberante de San Miguel, de respaldo al intendente Joaquín De la Torre en respaldo a las denuncias que le hicieran la semana pasada.
En los momentos de bonanza y gloria, aparecen en las comitivas de agasajos, regalando abrazos y felicitaciones para poder garronear algo de las migas del poder. Aparecen en las fotos adjudicándose victorias que no les pertenecen. P
Pero cuando algunas sombras opacan un tanto el brillo reinante, huyen arteros y cobardes a las primitivas cuevas de la especulación, donde se regodean con las desventuras de aquellos que hasta segundos atrás saludaron por sus logros… ¡Hay, hay, que naturaleza la de las hienas con sus burlonas endiabladas risas, se degradan a sí mismas! Algunos actores de la vida política argentina poseen la ética del carroñero, esto es tratar de producir heridos y lastimados para regalarse a sí mismos un banquete de zozobras y desencuentros; ruines personajes, ensayos frustrados de hombres dignos…
En estos días de especulación, nosotros deseamos dejar sentada nuestra posición: Desde que conocimos al compañero Joaquín De la Torre, actual intendente de San Miguel, no hemos visto otra cosa que hombría de bien y honrosa actitud. Creemos en los valores humanos de Joaquín y en su moral democrática, esto es lo que ha reflejado constantemente en su gobierno municipal. Los alacranes están agazapados y amontonados, prontos a descargar su venenosa ponzoña de envidia y resentimiento. La conducta PERONISTA es clara, ¡siempre junto a los nuestros!
Las diferencias las solucionamos con nuestra propia liturgia justicialista de verdaderos hombres. En San Miguel, las fuerzas aliadas son las que han ganado poder en las urnas, actuando con la responsabilidad que los cargos públicos les otorgan. En otro punto del distrito parecen amontonarse los que pretenden jugar a la ruleta con el destino de nuestro municipio.
Pronto, los carroñeros buscaran más y más despojos en otras latitudes; DIOS mediante, en San Miguel existe una fuerte voluntad institucional constructiva. La gran regla de oro mística del PERONISMO es aquella que es difícil de enseñar, sólo se obtiene por propia determinación, aflora desde el alma misma.
En los momentos de bonanza y gloria, aparecen en las comitivas de agasajos, regalando abrazos y felicitaciones para poder garronear algo de las migas del poder. Aparecen en las fotos adjudicándose victorias que no les pertenecen. P
Pero cuando algunas sombras opacan un tanto el brillo reinante, huyen arteros y cobardes a las primitivas cuevas de la especulación, donde se regodean con las desventuras de aquellos que hasta segundos atrás saludaron por sus logros… ¡Hay, hay, que naturaleza la de las hienas con sus burlonas endiabladas risas, se degradan a sí mismas! Algunos actores de la vida política argentina poseen la ética del carroñero, esto es tratar de producir heridos y lastimados para regalarse a sí mismos un banquete de zozobras y desencuentros; ruines personajes, ensayos frustrados de hombres dignos…
En estos días de especulación, nosotros deseamos dejar sentada nuestra posición: Desde que conocimos al compañero Joaquín De la Torre, actual intendente de San Miguel, no hemos visto otra cosa que hombría de bien y honrosa actitud. Creemos en los valores humanos de Joaquín y en su moral democrática, esto es lo que ha reflejado constantemente en su gobierno municipal. Los alacranes están agazapados y amontonados, prontos a descargar su venenosa ponzoña de envidia y resentimiento. La conducta PERONISTA es clara, ¡siempre junto a los nuestros!
Las diferencias las solucionamos con nuestra propia liturgia justicialista de verdaderos hombres. En San Miguel, las fuerzas aliadas son las que han ganado poder en las urnas, actuando con la responsabilidad que los cargos públicos les otorgan. En otro punto del distrito parecen amontonarse los que pretenden jugar a la ruleta con el destino de nuestro municipio.
Pronto, los carroñeros buscaran más y más despojos en otras latitudes; DIOS mediante, en San Miguel existe una fuerte voluntad institucional constructiva. La gran regla de oro mística del PERONISMO es aquella que es difícil de enseñar, sólo se obtiene por propia determinación, aflora desde el alma misma.
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