Las inquietudes de los senadores que renuevan su banca en 2011 y la preocupación de no contar con distrito que los respalde. Las cinco bancas que se revalidan.
La fórmula para la gobernación provincial que integraron Daniel Scioli y Alberto Balestrini en 2007 fue de las más exitosas que la historia bonaerense recuerde. Ambos sumaron el 48,24 por ciento de las voluntades sufragantes (3.376.795 votos) hace ya 3 años, y superaron incluso a la candidata presidencial Cristina Fernández de Kirchner por casi 4 puntos porcentuales. El binomio, integrado por figuras que representan a las poderosas primera y tercera sección electoral, arrasó a su perseguidores Margarita Stolbizer (16,55) y Francisco de Narváez (14,96), aunque semejante diferencia no se tradujo en escaños en la Legislatura. Fue así que, en el reparto de bancas, el Frente para la Victoria se quedó con 5 lugares, mientras que entre la Coalición Cívica y Unión Pro se repartieron 2 cada fuerza.
Los mandatos de Jorge Pirozzolo, Marta Helguero, Federico Scarabino, Cristina Fioramonti y Roberto Ravale se vencen en 2011 y el operativo renovación está en marcha. Con una salvedad: Viviana Arcidiácono, que fue electa por Unión Pro, se sumó a las filas del oficialismo. Seis lugares con apetencias para pocas bancas por repartir, porque difícilmente la fórmula que representa al oficialismo saque el mismo caudal de votos, al igual que la oposición. Pero más allá de los números, hay una realidad política que desvela a los representantes de la tercera sección electoral, y es la falta de respaldo distrital.
Ensayo sobre realidades individuales
Cada senador tiene su propia enmienda, pero todos coinciden en la orfandad de intendentes que peleen por sus lugares. Pirozzolo es hombre del riñón de Balestrini y, en rigor, su posición supone una cierta diferencia en relación a los otros. Si las estructuras de conducción del PJ respetan el espacio del caudillo matancero, convaleciente hace meses a raíz del accidente cerebro vascular, entonces el municipio más grande de la provincia mantendrá el primer espacio en la nómina. Aunque desde la ausencia del vicegobernador, el justicialismo en su pago chico se convirtió en un polvorín, con enormes peleas internas por quedarse con el poder.
La situación de Marta Helguero es el reflejo más ilustrativo del desamparo en el que se halla el PJ de la tercera sección. Se trata de una mujer del riñón de Jorge Villaverde, un eterno duhaldista caído en desgracia desde que fuera derrotado en su carrera por la intendencia de Almirante Brown en 2007. Su verdugo, Darío Giustozzi, se quedó con la estructura partidaria local y logró revalidar su gestión con altísimos índices en la legislativa de 2009, lo que lo perfila como un casi seguro vencedor en los comicios venideros. Helguero no mantiene ningún vínculo con él y su aparato, hecho que aleja la chance de que sea el propio mandatario quien ponga el rostro por ella. Es más: Giustozzi tiene candidato propio para impulsar, tal como hizo en 2009 con el actual diputado bonaerense Franco Caviglia.
Hombre con vuelo propio, Federico Scarabino no responde a las estructuras lógicas de poder. Es el ideólogo de la reforma política que sancionó el Senado provincial a finales del año pasado, aunque luego el proyecto fue cambiado en la Cámara baja por pedido exclusivo del ex presidente Néstor Kirchner. Enojado con el mando K desde aquel entonces, Scarabino hoy acumula el poder devenido de la enfermedad de Balestrini. Por lo bajo sigue siendo crítico del kirchnerismo y no mantiene ninguna ligazón con el “Barba” Gutiérrez, intendente de Quilmes, sus pagos. Apenas si conserva cercanías con Aníbal Fernández, jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, dirigente que sabe la desconfianza con que el matrimonio presidencial observa al actual titular interino de la Cámara Alta.
Cristina Fioramonti es la esposa de Carlos Kunkel y responde directamente al más ultrakirchnerismo en el Senado. De Florencio Varela, ya expresó su respaldo a la movida lanzada por su jefe comunal Julio Pereyra, quien sueña con ocupar la vicegobernación detrás de Scioli. Su caso es el menos conflictivo, porque dependerá de lo que indiquen los mandos superiores. Mientras tanto espera y trata de aglutinar voluntades para defender el modelo K.
Roberto Ravale es un sciolista puro. Fue puesto por el gobernador en la nómina de 2007. Es un hombre de su estructura desde hace muchos años, ya que lo acompañó en el Senado nacional, en la diputación y en la secretaría de Turismo. Supo estrechar vínculos con Baldomero Álvarez de Olivera (el intendente de licencia y actual ministro de Desarrollo Social bonaerense) y con su sucesor, Jorge Ferraresi. Sin embargo, “Cacho” Álvarez también tiene entre sus objetivos integrar la fórmula, lo que le complicaría seriamente las posibilidades de renovar su escaño.
A estos casos, todos electos por el Frente para la Victoria, cabe sumarle el de Viviana Arcidiácono. La senadora, que arribó desde su Lomas de Zamora natal como parte de la nómina de Unión Pro, rompió con el espacio conducido por Mauricio Macri y se sumó al oficialismo de la mano de Alberto Balestrini, quien le abrió las puertas para su retorno al justicialismo. Ha cumplido diversos roles en las comisiones que integra en el Senado, siempre defendiendo al Gobierno provincial como primordial premisa. Ocurre que su distrito atraviesa una etapa de reacomodamientos desde la renuncia del anterior intendente, Jorge Rossi, y la asunción del joven Martín Insaurralde. Si bien se trata del segundo municipio en cantidad poblacional, la incidencia política del justicialismo lomense en la discusión provincial no parece ser lo suficientemente influyente como para imponer nombres.
Todo dependerá del poder de rosca de cada uno de los legisladores y del respaldo que los intendentes brinden a sus patriadas. En rigor, la tercera sección electoral aparece como un instrumento valioso en cantidad pero débil en conducción. El tiempo será el único que logre acomodar los elementos, a los cuales aún no se les conoce el verdadero destino.
(Fuente: La Política OnLine).
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