(La Politica OnLine). A poco más de cuatro meses de su lanzamiento, los jefes comunales están satisfechos por el operativo que comanda la Nación. “La sola presencia de Gendarmería tranquiliza a los vecinos”, dicen desde los municipios. Sin embargo, todavía no logran frenar la injerencia de la Bonaerense que poco menos sabotea el operativo. El vuelco de los intendentes hacia Garré y su alejamiento de Scioli en materia de seguridad.
Diciembre de 2010 cerró con una novedad mirada de reojo por algunos intendentes de la Provincia. En medio de la crisis del Parque Indoamericano y de las críticas por la inseguridad, el Gobierno nacional decidió enviar seis mil gendarmes a los territorios más calientes del Conurbano con la intención de reforzar el trabajo de la Policía Bonaerense, en un operativo que se denominó “Centinela”. Hoy, según aseguran tanto desde el Ministerio de Seguridad como desde las comunas, el resultado es más que óptimo y la intención de varios jefes comunales es que la fuerza envíe más efectivos a las zonas afectadas.
Un caso testigo es el de los distritos de Almirante Brown y Lomas de Zamora. Cada operativo se realiza en dos partidos en forma conjunta y allí se destinaron unos 600 hombres. Si bien en un principio costó la interacción entre autoridades municipales y jefes de la fuerza, hoy la relación es “excelente” y desde ambos sectores destacan “el dinamismo” en la gestión.
Así, por ejemplo, los intendentes subrayan que la presencia de Gendarmería hizo que bajara la percepción de la población respecto a la inseguridad. “Los gendarmes imponen respeto más allá de lo que pueda hacer la Bonaerense. Después de charlar con los vecinos nos queda una sensación de que hay mejoras. Quizá no es mucho lo que se hace pero la sola presencia de los efectivos espanta a los delincuentes y da mayor seguridad al vecino”, señaló un secretario lomense abocado al tema.
Atrás quedaron los reproches de los vecinos por la falta de movilidad de los puestos de control. En cada operativo prima “la lógica del despliegue sorpresivo” según cuentan desde Seguridad con controles que “van desde 45 minutos a una hora”. Luego, el puesto se levanta y se instala en otro punto.
De todos modos, desde Gendarmería también están muy conformes con el trato que los intendentes –al menos los de zona sur- le dieron a la fuerza. Destacan el caso de Lomas porque allí el Municipio acondicionó un viejo gimnasio para ciclistas en el Parque Municipal donde duermen los gendarmes en una especie de sistema de “cama caliente”. También hay duchas con agua caliente y lugares de esparcimiento para los efectivos que vienen de provincias del Interior por 45 días y luego retornan para tener sus vacaciones. Además, al jefe del operativo se le alquiló una casa cerca del predio.
Tal es la buena recepción de ambas partes que la semana pasada el intendente de Lomas, Martín Insaurralde, se reunió en Campo de Mayo con el jefe del operativo en la zona sur, el comandante Hugo Balada, para analizar los resultados de los primeros meses.
“El resultado es más que óptimo. Nosotros estamos muy contentos y pedimos que nos provean de más efectivos. Ellos también lo están y por eso nos pidieron si podemos hacer gestiones para trasladar la base que tienen en Soldati también al Parque Municipal”, contó una fuente municipal.
De todos modos, la llegada de más efectivos por el momento no está en los planes de la ministra Nilda Garré. Es que la idea del Centinela es “no tanto saturar el área con gendarmes sino maximizar los recursos con trabajo sistemático”.
Sin embargo, lo que los intendentes todavía no lograron resolver es cierta injerencia de la Bonaerense que, poco menos, sabotea el operativo. Un ejemplo se dio semanas atrás cuando Gendarmería fue a la feria La Salada a realizar un operativo de control. Súbitamente los “traperos”, los remises truchos y los dueños de puestos ilegales desaparecieron antes de que lleguen los hombres de verde. “Obviamente alguien filtró el dato”, dicen desde el Municipio. Además, todavía no se dilucidó quién atacó a los gendarmes que realizaban un control en Lanús aunque todas las sospechas apuntan a la fuerza que comanda Juan Carlos Paggi.
Esta situación muestra que más allá de las declaraciones en apoyo a Daniel Scioli y a su ministro de Seguridad Ricardo Casal –que respaldan ciegamente a la Bonaerense-, los intendentes se apoyan fuertemente en Garré. El pragmatismo por mantener tranquilos a sus territorios puede más que cualquier posicionamiento en el justicialismo bonaerense.
Igualmente, desde Gendarmería, se empeñan en destacar que “hay un trabajo perfecto” con la Provincia. “Nuestro trabajo es complementario y se planifica en base a reuniones semanales donde se evalúa el mapa de la violencia. No hay internas con la Bonaerense”, insisten desde la fuerza.
Diciembre de 2010 cerró con una novedad mirada de reojo por algunos intendentes de la Provincia. En medio de la crisis del Parque Indoamericano y de las críticas por la inseguridad, el Gobierno nacional decidió enviar seis mil gendarmes a los territorios más calientes del Conurbano con la intención de reforzar el trabajo de la Policía Bonaerense, en un operativo que se denominó “Centinela”. Hoy, según aseguran tanto desde el Ministerio de Seguridad como desde las comunas, el resultado es más que óptimo y la intención de varios jefes comunales es que la fuerza envíe más efectivos a las zonas afectadas.
Un caso testigo es el de los distritos de Almirante Brown y Lomas de Zamora. Cada operativo se realiza en dos partidos en forma conjunta y allí se destinaron unos 600 hombres. Si bien en un principio costó la interacción entre autoridades municipales y jefes de la fuerza, hoy la relación es “excelente” y desde ambos sectores destacan “el dinamismo” en la gestión.
Así, por ejemplo, los intendentes subrayan que la presencia de Gendarmería hizo que bajara la percepción de la población respecto a la inseguridad. “Los gendarmes imponen respeto más allá de lo que pueda hacer la Bonaerense. Después de charlar con los vecinos nos queda una sensación de que hay mejoras. Quizá no es mucho lo que se hace pero la sola presencia de los efectivos espanta a los delincuentes y da mayor seguridad al vecino”, señaló un secretario lomense abocado al tema.
Atrás quedaron los reproches de los vecinos por la falta de movilidad de los puestos de control. En cada operativo prima “la lógica del despliegue sorpresivo” según cuentan desde Seguridad con controles que “van desde 45 minutos a una hora”. Luego, el puesto se levanta y se instala en otro punto.
De todos modos, desde Gendarmería también están muy conformes con el trato que los intendentes –al menos los de zona sur- le dieron a la fuerza. Destacan el caso de Lomas porque allí el Municipio acondicionó un viejo gimnasio para ciclistas en el Parque Municipal donde duermen los gendarmes en una especie de sistema de “cama caliente”. También hay duchas con agua caliente y lugares de esparcimiento para los efectivos que vienen de provincias del Interior por 45 días y luego retornan para tener sus vacaciones. Además, al jefe del operativo se le alquiló una casa cerca del predio.
Tal es la buena recepción de ambas partes que la semana pasada el intendente de Lomas, Martín Insaurralde, se reunió en Campo de Mayo con el jefe del operativo en la zona sur, el comandante Hugo Balada, para analizar los resultados de los primeros meses.
“El resultado es más que óptimo. Nosotros estamos muy contentos y pedimos que nos provean de más efectivos. Ellos también lo están y por eso nos pidieron si podemos hacer gestiones para trasladar la base que tienen en Soldati también al Parque Municipal”, contó una fuente municipal.
De todos modos, la llegada de más efectivos por el momento no está en los planes de la ministra Nilda Garré. Es que la idea del Centinela es “no tanto saturar el área con gendarmes sino maximizar los recursos con trabajo sistemático”.
Sin embargo, lo que los intendentes todavía no lograron resolver es cierta injerencia de la Bonaerense que, poco menos, sabotea el operativo. Un ejemplo se dio semanas atrás cuando Gendarmería fue a la feria La Salada a realizar un operativo de control. Súbitamente los “traperos”, los remises truchos y los dueños de puestos ilegales desaparecieron antes de que lleguen los hombres de verde. “Obviamente alguien filtró el dato”, dicen desde el Municipio. Además, todavía no se dilucidó quién atacó a los gendarmes que realizaban un control en Lanús aunque todas las sospechas apuntan a la fuerza que comanda Juan Carlos Paggi.
Esta situación muestra que más allá de las declaraciones en apoyo a Daniel Scioli y a su ministro de Seguridad Ricardo Casal –que respaldan ciegamente a la Bonaerense-, los intendentes se apoyan fuertemente en Garré. El pragmatismo por mantener tranquilos a sus territorios puede más que cualquier posicionamiento en el justicialismo bonaerense.
Igualmente, desde Gendarmería, se empeñan en destacar que “hay un trabajo perfecto” con la Provincia. “Nuestro trabajo es complementario y se planifica en base a reuniones semanales donde se evalúa el mapa de la violencia. No hay internas con la Bonaerense”, insisten desde la fuerza.
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