LA PLATA, Diciembre 07, (PUNTO CERO) Felipe Solá es un hombre muy obsesivo por la manera en la que los medios reflejan su actividad y suele ser prácticamente imposible lograr que este conforme o por lo menos que no este furioso, con la tarea de sus sucesivos equipos de prensa.
En este caso fue el subsecretario de Prensa y Difusión, Alonso González Calderón, quien juntó sus cosas y abandonó su despacha en La Plata. Este funcionario secundaba al experimentado Enrique Mouján en la difícil tarea de lidiar con los medios.
Entre otras tareas sensibles González Calderón tenía en sus manos parte del manejo de la multimillonaria partida presupuestaria que la gobernación invierte en algunos medios.
González Calderón llegó a la función pública de la mano del periodista Néstor Maquiavelli, cuando este asumió el cargo que hoy ocupa Mouján. Como es sabido la gestión de Maquiavelli terminó abruptamente y no se caracterizó precisamente por sus éxitos.
El hoy renunciado funcionario se había desempeñado anteriormente como productor televisivo de Maquiavelli, en un programa “de investigación” que este tenía en América TV.
Muy resistido por la gran mayoría de los voceros de los funcionarios bonaerenses, hay dos versiones sobre la salida de González Calderón: la primera más naif y seguramente del gusto de las actualidades autoridades del área de prensa se limita a justificarla en base a cierta nebulosa “disparidad de criterios” entre el renunciado y Mouján.
La segunda, tal vez teñida por viejos rencores, sostiene que se realizó una auditoria en los gastos de publicidad y los números no terminaron de cerrar. Cosas de la contabilidad oficial.Lo cierto es que por estas horas en muchos despachos de voceros bonaerenses hay clima de festejo y no son pocos los que miran con admiración y cariño a Mario Caputo, vocero del ministro de Gobierno Florencio Randazzo. (PUNTO CERO).
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