SAN ISIDRO, Julio 23, (PUNTO CERO) Los numerosos vecinos que ayer se congregaron en la Catedral de San Isidro para conocer que había adentro de la piedra fundamental del templo, hallada de forma casual durante las actuales obras de restauración, tuvieron que esperar ansiosos unos quince minutos porque la caja de hierro que estaba en el interior de la piedra basal no podía abrirse.
En una Catedral desbordada (muchos concurrieron a la misa de 19, previa a la ceremonia), la gente observaba desde los bancos y de pie en los laterales a través de una pantalla gigante, como desde el altar todos colaboraban con sus manos y con indicaciones para abrir la caja de hierro que no quería ceder.
El obispo Jorge Casarretto, el intendente Gustavo Posse, el párroco Pedro Oeyen y los integrantes de la Comisión de Restauración de la Catedral intentaban con herramientas abrir la caja que por 112 años estuvo al resguardo en el interior de la piedra fundamental, una masa de granito, de un metro de largo, por 70 centímetros de ancho, 55 centímetros de alto y con un peso de 800 kilos.
Finalmente y cuando los feligreses que asistieron a las misa de 20.30 comenzaban a poblar la Iglesia, muchos sin saber de qué se trataba tan importante y participativa ceremonia, la caja de hierro cedió y de a uno fueron extrayéndose los elementos depositados en 1895 cuando se iniciaba la obra de la actual Catedral que fue inaugurada tres años después, en 1898.
No hubo ninguna sorpresa, pero sí alegría por llegar al final de tan fortuito hallazgo, que comenzó el 22 de mayo pasado cuando los obreros se encontraron con la piedra fundamental mientras realizaban excavaciones detrás de donde se ubica el actual altar.
En la caja de hierro se encontró lo habitual que se coloca dentro de las piedras fundamentales: el acta original de construcción del templo, diarios de la época (un ejemplar de La Prensa y otro de El Correo), medallas alusivas a la ceremonia, monedas de curso legal de aquella época y algunos anillos.
Los elementos encontrados, si bien son legibles, no están en las mejores condiciones, ya que tanto la piedra como la caja de hierro que estaba en su interior sufrieron filtraciones de humedad lo que deterioró los objetos.
“Esta demora en abrir la caja demuestra que no hemos querido abrirla hasta hoy. Pero lo hallado en el interior no creo que pueda utilizarse para las obras de restauración del templo”, bromeó el párroco Oeyen quien, de paso, hizo iluminar el techo de la Catedral para que los presentes observen el final de obra de parte del área superior de la Iglesia.
Los objetos hallados en el interior de la piedra fundamental permanecerán en exhibición en la Catedral hasta que se le encuentre un destino definitorio. (PUNTO CERO).
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