ESCOBAR, Diciembre 13, (PUNTO CERO-Infoban) Una importante cantidad de público presenció la jura de los nuevos ediles, pero Sandro Guzmán rehuyó la fiesta y la pompa.
En primer término, alrededor de las 9 de la mañana, los periodistas fueron invitados a ingresar al despacho del intendente, al que tantas veces entró Sandro Adrián Guzmán cuando fue secretario, primero de Obras Públicas y después de Gobierno, de sus antecesores Luis Patti y Silvio González; pero ahora es su oficina, Patti está preso y Silvio en la culminación de su ocaso político.
Sandro, el pibe de Garín que deslumbraba con los riff bluseros que le arrancaba a la Les Paul, el fanático de Boca y del fútbol, el amigo de fierro de sus amigos, el intendente Guzmán, reafirmó ante la prensa y ante los invitados que repartirá el tiempo de su mandato entre la gestión administrativa y la construcción política. Dijo, sin decirlo, que considera su llegada a la máxima jerarquía escobarense un paso más en su carrera política, toda una definición. Detrás suyo se encontraba Walter Blanco, un peronista Sanfernandino que se referencia en Aníbal Fernández, y que no se sabe si integrará finalmente el Ejecutivo distrital, o irá a una esfera superior, o las dos cosas.
Al gobierno de S.A.G. llegaron también desde San Fernando y Malvinas Argentinas Brukman y Beláustegui, y María Pérez Jiménez, de San Isidro, se hizo cargo de la prensa del jefe comunal; pero ronda pretendiendo llegar al picoteo la vieja guardia del Pattismo, que mira con desconfianza la llegada de los forasteros, y hay cinchada en voz baja.
Ya en el recinto del HCD, ante bastante público, familiares y amigos que fueron a ver jurar a sus allegados, el “Rulo” Sergiani, artista plástico de valía y larga trayectoria, se tuvo que bancar pelar el DNI y que, al ser el concejal electo más “jovato” de la lista ganadora, le tocara presidir la jura de sus pares, acompañado por Fabián Maldonado, el más joven. Lo del pibe de Garín es meritorio, es el primer legislador que tiene problemas motores que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas, y es un dirigente que tuvo que patear para llegar, lo que puede la voluntad de los triunfadores de la vida.
De los diez que debieron prometer no cometer tropelías durante su mandato, solo dos no lo hicieron sobre la Biblia y lo hicieron por la patria: Tossio y Fedeli.
Daniel Tossio tuvo barra adicta que le dedicó aplausos, el empresario de Belén de Escobar que tiene los centros de compras cercanos a la Terminal, el que se hzo bien de abajo, fue después nombrado vicepresidente segundo del cuerpo legislativo, peleó mucho por llegar, y también muchos ojos están puestos en él y su gestión.
Alejandro Fedeli es una de esas expectativas que tienen unos pocos observadores atentos, de los que avisan mucho antes de que pasen las cosas, es un “intendenciable”, y dependerá de estos años que logre armar un liderazgo, es joven y tiene conocimientos, le falta la gimnasia de la pelea diaria cuerpo a cuerpo, pero se podría decir que, junto a Luis Carranza, un “viejo joven” de la política, el edil con más antigüedad y ya constituido en líder de la oposición, son dos de los que depende de ellos estar en carrera en la renovación etaria que se producirá en el espectro escobarense.
Elio Miranda, reelecto, volvió a la presidencia del cuerpo, en su discurso inaugural, curiosamente, se olvidó del que está entre cuatro gruesas paredes allá en Marcos Paz, también toda una definición por la negativa.
Se notará la ausencia de Miguel Jobe, el concejal cuyo mandato se venció cuando era el de mayor experiencia. Los bloques quedarán conformados, por ahora, por los once del Paufe, los cuatro del FPV (Carranza, Moro, Tossio y el multiaplaudido “Javi” Pérez), los peronistas del rancho aparte (Carlitos Ferreira y Patricia de la Cruz). Y el bloque de radicales K (Norma Polverini, Alejandro Fedeli y Mónica Palazzo)
Con esta última se produjo la única mancha de la jornada, no por su culpa, afuera del ecinto un grupo de militantes de Libres del Sur hacía sonar los bombos y sus voces gritando “Ponelo a Vale la…”
En primer término, alrededor de las 9 de la mañana, los periodistas fueron invitados a ingresar al despacho del intendente, al que tantas veces entró Sandro Adrián Guzmán cuando fue secretario, primero de Obras Públicas y después de Gobierno, de sus antecesores Luis Patti y Silvio González; pero ahora es su oficina, Patti está preso y Silvio en la culminación de su ocaso político.
Sandro, el pibe de Garín que deslumbraba con los riff bluseros que le arrancaba a la Les Paul, el fanático de Boca y del fútbol, el amigo de fierro de sus amigos, el intendente Guzmán, reafirmó ante la prensa y ante los invitados que repartirá el tiempo de su mandato entre la gestión administrativa y la construcción política. Dijo, sin decirlo, que considera su llegada a la máxima jerarquía escobarense un paso más en su carrera política, toda una definición. Detrás suyo se encontraba Walter Blanco, un peronista Sanfernandino que se referencia en Aníbal Fernández, y que no se sabe si integrará finalmente el Ejecutivo distrital, o irá a una esfera superior, o las dos cosas.
Al gobierno de S.A.G. llegaron también desde San Fernando y Malvinas Argentinas Brukman y Beláustegui, y María Pérez Jiménez, de San Isidro, se hizo cargo de la prensa del jefe comunal; pero ronda pretendiendo llegar al picoteo la vieja guardia del Pattismo, que mira con desconfianza la llegada de los forasteros, y hay cinchada en voz baja.
Ya en el recinto del HCD, ante bastante público, familiares y amigos que fueron a ver jurar a sus allegados, el “Rulo” Sergiani, artista plástico de valía y larga trayectoria, se tuvo que bancar pelar el DNI y que, al ser el concejal electo más “jovato” de la lista ganadora, le tocara presidir la jura de sus pares, acompañado por Fabián Maldonado, el más joven. Lo del pibe de Garín es meritorio, es el primer legislador que tiene problemas motores que lo obligan a desplazarse en silla de ruedas, y es un dirigente que tuvo que patear para llegar, lo que puede la voluntad de los triunfadores de la vida.
De los diez que debieron prometer no cometer tropelías durante su mandato, solo dos no lo hicieron sobre la Biblia y lo hicieron por la patria: Tossio y Fedeli.
Daniel Tossio tuvo barra adicta que le dedicó aplausos, el empresario de Belén de Escobar que tiene los centros de compras cercanos a la Terminal, el que se hzo bien de abajo, fue después nombrado vicepresidente segundo del cuerpo legislativo, peleó mucho por llegar, y también muchos ojos están puestos en él y su gestión.
Alejandro Fedeli es una de esas expectativas que tienen unos pocos observadores atentos, de los que avisan mucho antes de que pasen las cosas, es un “intendenciable”, y dependerá de estos años que logre armar un liderazgo, es joven y tiene conocimientos, le falta la gimnasia de la pelea diaria cuerpo a cuerpo, pero se podría decir que, junto a Luis Carranza, un “viejo joven” de la política, el edil con más antigüedad y ya constituido en líder de la oposición, son dos de los que depende de ellos estar en carrera en la renovación etaria que se producirá en el espectro escobarense.
Elio Miranda, reelecto, volvió a la presidencia del cuerpo, en su discurso inaugural, curiosamente, se olvidó del que está entre cuatro gruesas paredes allá en Marcos Paz, también toda una definición por la negativa.
Se notará la ausencia de Miguel Jobe, el concejal cuyo mandato se venció cuando era el de mayor experiencia. Los bloques quedarán conformados, por ahora, por los once del Paufe, los cuatro del FPV (Carranza, Moro, Tossio y el multiaplaudido “Javi” Pérez), los peronistas del rancho aparte (Carlitos Ferreira y Patricia de la Cruz). Y el bloque de radicales K (Norma Polverini, Alejandro Fedeli y Mónica Palazzo)
Con esta última se produjo la única mancha de la jornada, no por su culpa, afuera del ecinto un grupo de militantes de Libres del Sur hacía sonar los bombos y sus voces gritando “Ponelo a Vale la…”
Es que la organización había firmado con el ex diputado Roberto Costa para que, según ellos en aras de la renovación, el dirigente local Miguel Vale se turnara con la dueña del Colegio Arrayanes de Maschwitz, para que entre los dos cumplieran el mandato, los muchachos sospechan que, a pesar de que el acuerdo fue firmado ante escribano, el que siempre tuvo laburo y ahora no, capaz que se olvida.Igual y a pesar de las manchitas, fue una fiesta de la democracia, que cuando estaban el coronel Stigliano y sus patotas allá por el 76, no pasaba. (PUNTO CERO-Infoban).
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