La música es una disciplina natural y una expresión esencial y necesaria en el hombre.
La educación musical va mucho más allá de la enseñanza del solfeo y del aprendizaje de un instrumento.
Toda criatura, es un ser esencialmente musical. Por lo tanto, la educación consiste en saber cultivar en forma integral la sensorialidad auditiva, el sentido rítmico, la voz, y la sensibilidad musical, que en mayor o menor grado se halla presente en todos los niños.
Con una conducción apropiada, se configurará una personalidad armoniosa a través de diferentes actividades: canciones populares, rondas infantiles, improvisaciones, el dominio de los instrumentos más simples u objetos sonoros, las posibilidades de liberar su sentido del ritmo permitirán al niño vivir la música de una manera más profunda, más rica y creativa.
La educación musical tiene entre sus objetivos promover el desarrollo armónico e integral del niño, teniendo en cuenta que lo que recibe en una etapa determinante ayudará a definir su futura personalidad adulta.
Contribuye además a un desarrollo evolutivo con lo valores propios de la cultura dónde se encuentre, teniendo en cuenta que educar es ayudar al niño a desarrollar todas sus posibilidades, brindando un clima de confianza mutua y libertad productiva.
Sabiendo que la educación musical ocupa un lugar muy importante, tenemos que tener en cuenta que ella es un lenguaje tan natural como su propio idioma.
Los niños manifiestan interés por los sonidos desde muy pequeños y los reproducen con bastante exactitud. Cuanto más tempranamente se relacione al niño con la música se favorecerá su desarrollo en la formación integral del individuo.
La música es "un hecho" y el objetivo se refiere a una experiencia estética que puede ser observada a través de las conductas que se irán descubriendo en cada edad.
No hay duda que la música en su lenguaje que permitirá desarrollar y realizar una experiencia creadora contribuyendo a descubrir y desarrollar todas las facultades del niño.
La educación musical va mucho más allá de la enseñanza del solfeo y del aprendizaje de un instrumento.
Toda criatura, es un ser esencialmente musical. Por lo tanto, la educación consiste en saber cultivar en forma integral la sensorialidad auditiva, el sentido rítmico, la voz, y la sensibilidad musical, que en mayor o menor grado se halla presente en todos los niños.
Con una conducción apropiada, se configurará una personalidad armoniosa a través de diferentes actividades: canciones populares, rondas infantiles, improvisaciones, el dominio de los instrumentos más simples u objetos sonoros, las posibilidades de liberar su sentido del ritmo permitirán al niño vivir la música de una manera más profunda, más rica y creativa.
La educación musical tiene entre sus objetivos promover el desarrollo armónico e integral del niño, teniendo en cuenta que lo que recibe en una etapa determinante ayudará a definir su futura personalidad adulta.
Contribuye además a un desarrollo evolutivo con lo valores propios de la cultura dónde se encuentre, teniendo en cuenta que educar es ayudar al niño a desarrollar todas sus posibilidades, brindando un clima de confianza mutua y libertad productiva.
Sabiendo que la educación musical ocupa un lugar muy importante, tenemos que tener en cuenta que ella es un lenguaje tan natural como su propio idioma.
Los niños manifiestan interés por los sonidos desde muy pequeños y los reproducen con bastante exactitud. Cuanto más tempranamente se relacione al niño con la música se favorecerá su desarrollo en la formación integral del individuo.
La música es "un hecho" y el objetivo se refiere a una experiencia estética que puede ser observada a través de las conductas que se irán descubriendo en cada edad.
No hay duda que la música en su lenguaje que permitirá desarrollar y realizar una experiencia creadora contribuyendo a descubrir y desarrollar todas las facultades del niño.
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