La Lic. Paula Fusari dio a conocer un comunicado sobre los motivos de su alejamiento como responsable de prensa de la Municipalidad de Coronel Pringles. Aqui el texto:
En los últimos días circularon varias versiones sobre mi alejamiento de la Municipalidad de Coronel Pringles. Lamentablemente, lo que inicialmente era una duda sobre si debía explicar lo ocurrido, se convirtió en una certeza al escuchar algunas expresiones del Sr. Sebastián “Evon” Villar en la segunda edición de Telenoticias del día de la fecha (3 de marzo de 2010).
Para facilitar la comprensión de los personajes y hechos que tuvieron que ver con mi decisión de no aceptar la propuesta laboral que me hiciera el Departamento Ejecutivo, realizaré una cronología muy puntual.
Campaña electoral 2009: recibo presiones del Prof. Carlos Oreste (por entonces concejal) para hacer la campaña electoral de la UCR, con miras a las elecciones de junio, bajo el argumento de que muchos querían mi silla (léase: el cargo de responsable de la Oficina de Prensa). “Hacer la campaña” significaba canalizar la producción de materiales y su difusión a través de la Oficina de Prensa de la comuna o bien trabajar gratuitamente por fuera de la Municipalidad, pero siempre haciéndose cargo de las cuestiones proselitistas. Es así que con “mala predisposición” (calificación que recibí luego), realizamos materiales puntuales: folletería, cobertura de actos (a cargo del Sr. Villar), difusión y hasta el emotivo video con imágenes del Dr. Mensi que se vio en el cierre de campaña de Independiente. Inclusive, hasta manejé la cuenta de correo del Dr. Mensi para cuestiones de campaña (aldoenpringles@yahoo.com.ar, que comenzó a operar el día 6 de febrero de 2009, antes de la interna radical).
14/12/09. En esa fecha el Intendente Municipal (Prof. Carlos Oreste) decidió aceptar mi renuncia al cargo de responsable de la Oficina de Prensa de la comuna. Todos los jefes de área habíamos entregado una renuncia firmada, sin fecha, antes de que se produjera el recambio de intendente. Lo había solicitado el Dr. Aldo Luis Mensi, mediante nota escrita, a fin de facilitar la conformación del gabinete que armaría su sucesor.
En un proceso regular cuando asumen nuevas autoridades, lo llamativo fueron los argumentos que utilizó Oreste para justificar su decisión. Verbalmente, en su despacho y en horas de la mañana, quien era el flamante intendente expresó “La Oficina de Prensa debe ser el espejo de mi vanidad”, “yo necesito a alguien sumiso, que me diga todo que sí y vos no tenés ese perfil”. Si bien no coincidía con lo que debía ser Prensa, si estaba de acuerdo en que no tenía las condiciones necesarias para acompañarlo, al menos en términos de sumisión.
No satisfecho con su explicación, el Prof. Oreste pasó a recriminarme que varias veces le había dicho “no” al Dr. Mensi y que eso era “inconcebible”, subrayando la discrepancia de percepciones. También mostró su descontento por mi “mala predisposición” a trabajar durante las campañas electorales pasadas, afirmando categóricamente que la Oficina de Prensa de la comuna está para hacer las campañas. Y aquí se presenta nuevamente una incompatibilidad de criterios: sostengo firmemente que los contribuyentes no pagan sueldos de empleados públicos para desarrollar acciones proselitistas. Lo curioso vuelve cuando luego de fundamentar mi alejamiento, me ofrece un lugar en la lista de concejales a presentar en las próximas elecciones.
La aceptación de mi renuncia implicó mi salida total de municipio, puesto que no había traslado.
Ese mismo día preparo un comunicado explicando la aceptación de mi renuncia y sus casuales. Dicho texto jamás vio la luz ante la “advertencia”, de un alto funcionario, de que si hacía pública cualquier explicación, la represalia iba a ser con mi marido (el Sr. Juan David Heredia).
15/12/09. A primera hora de la mañana y en nota dirigida al Sr. Omar Berruet -Jefe de Gabinete en ese momento- informo que mi renuncia se hace efectiva desde ese día y hago entrega de las llaves de acceso a la oficina y el celular corporativo que utilizaba a fin de hacer transparente el proceso. A media mañana llamo al Sr. Villar para avisarle que mi comunicado no iba a difundirse atendiendo a esa “advertencia”. Mantenemos una charla cordial, donde le aconsejo que se cuide, que paute sus haberes de entrada y acordamos juntarnos a cenar con su primer sueldo.
17/12/09. El Sr. Oreste me llama telefónicamente para disculparse por mi “despido” y ofrecerme un lugar en la futura oficina de estadística. Hace alusión a los problemas de salud de mi hijo como factor de arrepentimiento y me explica que en relación a mi persona tiene una fuerte ambivalencia, reconociendo que soy una excelente profesional pero que lo sacaba de quicio, sobre todo por mi actitud de decir que “no” ante algunas órdenes. Agradezco su llamado y le reconozco el coraje de dar marcha atrás con su decisión. Al hablar de que mi reincorporación a la oficina de Prensa lo haría quedar mal a él, le reitero mi negativa a “hacerle prensa” a él por la incompatibilidad de perfiles y concepciones antes explicada. Y nuevamente surge otro argumento sorpresa de su parte: me acusa de haberle “construido la imagen” a mi marido (Juan David Heredia) y afirma “fuiste tan inteligente con él que te cavaste tu propia tumba”. Luego de decirle que no estaba de acuerdo con su afirmación el Sr. Oreste me solicitó que considerara el ofrecimiento y que, en caso de aceptarlo, volviera a trabajar el 2 de enero. Por último me explica que hay dos tipos de personas, las que son sinceras como yo y siempre dicen la verdad y las que son simpáticas como él por nunca decir la verdad y reafirma la ambivalencia: me agradece ser una de las pocas que le dice la verdad de frente, pero que eso lo sacaba de quicio y no lo podía aguantar.
Principios de enero 2010: aceptando la oferta de seguir trabajando comienzan las reuniones con la Lic. Carina Scaglia para armar la Oficina de Estadística. Mientras tanto, la Directora de Desarrollo Social y Trabajo de la comuna, Lic. Anahí López, me ofrece trabajar en su área. Acepto colaborar con ambas hasta que finalmente hago sede en Desarrollo Social, para tareas de comunicación social, diagnóstico y planificación, siendo la difusión de contenidos la cara visible pero no la fundamental-. Al reingresar, mis haberes son bajados a $1316,04 de básico (Categoría 42 con régimen de 35 horas).
Fines de enero y principios de febrero: se habla de un faltante de archivos y/o documentación en la Oficina de Prensa. Me contacto con el Sr. Omar Berruet para interiorizarme de la situación y le recuerdo que devolví la llave de la Oficina de Prensa inmediatamente luego de que me despidieran para evitar posibles confusiones o sospechas de ese tipo. Le aconsejo hacer la denuncia correspondiente, de comprobarse el faltante, por ser deber de funcionario público. También me ofrezco a ir a la oficina a buscar personalmente las cosas, ofrecimiento que le hago por mail a Sebastián Villar luego de explicarle en mail anterior los lugares donde yo en su momento guardaba las cajas y carpeta que él buscaba (específicamente, y por mail enviado el 7 de enero, Villar me preguntaba por suministros 2008 y 2009 y carpeta con boletines oficiales). Premonitoriamente, cuando hablo con Berruet, le comento que seguramente estando “de punta y hacha conmigo”, se les iba a ocurrir responsabilizarme a mí.
8 de febrero: el Sr. Villar me envía un mail “preocupado” por mi “actitud” y pidiendo que no le pusiera “palos en la rueda” a su gestión, en el sentido de que el trabajo que realizaba desde Desarrollo Social constituía un problema para él. Su postura era que yo armara los contenidos y se los pasara a él para ser enviados desde la Oficina de Prensa. Al respecto, y tal como se lo explicara la Lic. López y luego yo, teníamos una forma de trabajo pautada y aprobada por el Sr. Intendente y nadie obstaculizaba ni desmejoraba su trabajo. Entiendo que la capacidad de Sebastián Villar para estar al frente de Prensa no dependía en lo absoluto de mi trabajo cotidiano. Si mis superiores (Oreste y López) me indicaban hacer el trabajo de determinada manera, era obvio que iba a respetar la indicación.
Otro problema: mi comunicado inicial, explicando el motivo de mi cese de funciones como responsable de la Oficina de Prensa, y que nunca fue difundido, fue entregado en mano por el Sr. Villar al Intendente Municipal con la explicación “mirá de lo que te salvé”. Cuando en realidad, el texto no fue difundido por una “advertencia” vía jerárquica y no por el accionar de Villar. A una relación tirante entre el Prof. Oreste y yo, se le sumó el factor de atribuirse falsamente un acto de censura. Repito: no fue Villar el promotor de que ese comunicado no saliera a la luz, fue otra persona.
Por esos días, la Directora de Desarrollo Social y Trabajo de la comuna, Lic. Anahí López, me dice que “el río viene revuelto” y que Oreste “sólo escucha una campana”. A fin de aclarar posibles dudas, solicito una audiencia con el Sr. Intendente que nunca fue concedida.
Martes 23 de febrero: la Directora de Gobierno y Comunicación, la Sra. María del Rosario Ibargoyen se presenta en mi oficina de Desarrollo Social para informarme que a partir del 1º de marzo no iba a estar más en esa dependencia y que iba a pasar a desarrollar tareas de apoyatura en Prensa por un destajo mínimo. Me explica que “apoyatura en Prensa” iba a consistir en la edición de las publicaciones que Prensa no podía hacer, como el Boletín Oficial. Cuando pregunto qué es un destajo mínimo me dice “vas a trabajar tres o cuatro días al mes por $100”, ante mi pregunta del por qué de la decisión me dice que es por falta de confianza, al igual que con mi marido y que me ofrecen esto para que mi hijo no pierda la mutual. Acto seguido pronuncia “agradecé que tenés un chiquito con problemas, que si no te da un voleo en el cu—porque no te puede ni ver” (refiriéndose en primer término a mi hijo y en segundo lugar al Intendente).
Jueves 25 de febrero: Omar Berruet y María Ibargoyen dieron su versión de cómo fueron los hechos. Versión absolutamente diferente a lo que ocurrió, a lo que pasó y se dijo.
Cuando hablaron del pase de mi marido, Juan David Heredia, a la Dirección de Producción y Cooperativismo para “darle más producción a la producción”, resaltando sus capacidades como funcionario, en realidad deberían haber dicho que le ofrecieron pasar como empleado común para trabajar en la huerta.
Cuando se refirieron a que en ningún momento yo quedé cesante y que me abocaría a “tareas de información ante organismos provinciales” se referían a la realización de la memoria descriptiva del 2009, que debe elevarse al Honorable Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires a fines de marzo, y todo por la suma de 100 pesos mensuales, además del boletín oficial y otras publicaciones “que Prensa no puede hacer” (textual de Ibargoyen). Omitieron explicar el por qué del pase de un funcionario “excelente” (mi marido) a categoría de empleado y mi cambio de situación de jornalizada a destajista por 100 pesos.
La Sra. Ibargoyen desmintió habernos acusado a mi marido y a mí de no ser confiables por nuestro “vínculo” con otros partidos (léase Compromiso Pringles); cuando yo ya había tenido problemas por ser amiga del Sr. Carlos Berterret y mi marido un cuestionamiento por parte del actual Intendente (del que hay testigos) por su supuesta militancia o adhesión a Compromiso Pringles.
Las preguntas.
El relato es sólo una muestra de la complejidad de la trama. Viendo los hechos y las recientes declaraciones de Villar, surgen muchísimos interrogantes:
• ¿Por qué aparece ahora el Sr. Sebastián Villar para hablar de un faltante? ¿Hay faltante? ¿Se hizo la denuncia correspondiente? ¿Se iniciaron actuaciones sumariales contra alguien?
• ¿Por qué el Sr. Villar habla de la “otra cara de los hechos” y de que la “gente también necesita una explicación”? Al despedirme o trasladarme ¿no hubiera sido el robo o hurto una buena fundamentación para dar en público y explicar mi alejamiento? ¿No hubiera sido un buen argumento para dar en la conferencia de prensa del jueves 25 de febrero?
• ¿Por qué si Villar afirma que hay un faltante desde que yo me fui de Prensa (14 de diciembre) lo declara recién ahora y hasta la semana pasada, públicamente, mis superiores me calificaban positivamente? ¿Ahora me convertí en sospechosa? ¿Luego de dos meses y medio?
• ¿Por qué Villar habla de “tratar de calmarme”, “rever mi situación” y “sacar el pie del acelerador”? ¿Por enviar contenidos desde Desarrollo Social? Aquí posiblemente será un problema justificar que yo estaba autorizada a hacerlo porque debería hablar la Lic. Anahí López y desmentir que estuviera actuando en forma incorrecta, lo que originaría problemas con el Prof. Oreste, su superior y amigo personal.
• ¿Por qué el Sr. Villar llama a los medios de comunicación esta semana, cuando llueven las sospechas de persecución política, los medios no responden “de la manera esperable” e ingresarán al Municipio las firmas de apoyo a mi marido?
• ¿Buscarán algunos funcionarios municipales entrevistarse con personas “non sanctas” a fin de intentar ensuciarnos a mí y a mi marido? ¿Qué es lo que sigue? ¿Hay intentos desesperados y tardíos de explicar, con supuestos errores o defectos nuestros, las decisiones políticas de ellos?
• ¿Por qué el Sr. Sebastián Villar estaba tan nervioso durante la entrevista que él mismo pautó con los medios? ¿Por qué dijo que, probablemente, cuando se apagara la cámara, se iba a arrepentir de lo dicho? ¿Está presionado, desde su rol en Prensa, porque los medios no responden como deberían hacerlo?
• ¿Los 18 minutos que duró la entrevista, y que fueron utilizados para intentar ensuciarme con variados argumentos, no deberían haberlos utilizado para explicar las cosas en la conferencia de prensa del 25 de febrero?
A modo de conclusión.
Lamento tener que emplear tiempo en semejante explicación. Lamento que se ensucie a alguien tan fácilmente.
Si hay un defecto que no poseo es el de ser ladrona. Si tengo otra certeza es el de conocer a quienes han sido mis empleadores y sé que esto, lamentablemente, no terminará acá.
Para mí y mi familia será otro dolor de cabeza, pero no ya para ser tratado públicamente sino por las instancias judiciales correspondientes.
Lic. Paula Fusari – DNI 23.424.316
Coronel Pringles, 3 de marzo de 2010.
En los últimos días circularon varias versiones sobre mi alejamiento de la Municipalidad de Coronel Pringles. Lamentablemente, lo que inicialmente era una duda sobre si debía explicar lo ocurrido, se convirtió en una certeza al escuchar algunas expresiones del Sr. Sebastián “Evon” Villar en la segunda edición de Telenoticias del día de la fecha (3 de marzo de 2010).
Para facilitar la comprensión de los personajes y hechos que tuvieron que ver con mi decisión de no aceptar la propuesta laboral que me hiciera el Departamento Ejecutivo, realizaré una cronología muy puntual.
Campaña electoral 2009: recibo presiones del Prof. Carlos Oreste (por entonces concejal) para hacer la campaña electoral de la UCR, con miras a las elecciones de junio, bajo el argumento de que muchos querían mi silla (léase: el cargo de responsable de la Oficina de Prensa). “Hacer la campaña” significaba canalizar la producción de materiales y su difusión a través de la Oficina de Prensa de la comuna o bien trabajar gratuitamente por fuera de la Municipalidad, pero siempre haciéndose cargo de las cuestiones proselitistas. Es así que con “mala predisposición” (calificación que recibí luego), realizamos materiales puntuales: folletería, cobertura de actos (a cargo del Sr. Villar), difusión y hasta el emotivo video con imágenes del Dr. Mensi que se vio en el cierre de campaña de Independiente. Inclusive, hasta manejé la cuenta de correo del Dr. Mensi para cuestiones de campaña (aldoenpringles@yahoo.com.ar, que comenzó a operar el día 6 de febrero de 2009, antes de la interna radical).
14/12/09. En esa fecha el Intendente Municipal (Prof. Carlos Oreste) decidió aceptar mi renuncia al cargo de responsable de la Oficina de Prensa de la comuna. Todos los jefes de área habíamos entregado una renuncia firmada, sin fecha, antes de que se produjera el recambio de intendente. Lo había solicitado el Dr. Aldo Luis Mensi, mediante nota escrita, a fin de facilitar la conformación del gabinete que armaría su sucesor.
En un proceso regular cuando asumen nuevas autoridades, lo llamativo fueron los argumentos que utilizó Oreste para justificar su decisión. Verbalmente, en su despacho y en horas de la mañana, quien era el flamante intendente expresó “La Oficina de Prensa debe ser el espejo de mi vanidad”, “yo necesito a alguien sumiso, que me diga todo que sí y vos no tenés ese perfil”. Si bien no coincidía con lo que debía ser Prensa, si estaba de acuerdo en que no tenía las condiciones necesarias para acompañarlo, al menos en términos de sumisión.
No satisfecho con su explicación, el Prof. Oreste pasó a recriminarme que varias veces le había dicho “no” al Dr. Mensi y que eso era “inconcebible”, subrayando la discrepancia de percepciones. También mostró su descontento por mi “mala predisposición” a trabajar durante las campañas electorales pasadas, afirmando categóricamente que la Oficina de Prensa de la comuna está para hacer las campañas. Y aquí se presenta nuevamente una incompatibilidad de criterios: sostengo firmemente que los contribuyentes no pagan sueldos de empleados públicos para desarrollar acciones proselitistas. Lo curioso vuelve cuando luego de fundamentar mi alejamiento, me ofrece un lugar en la lista de concejales a presentar en las próximas elecciones.
La aceptación de mi renuncia implicó mi salida total de municipio, puesto que no había traslado.
Ese mismo día preparo un comunicado explicando la aceptación de mi renuncia y sus casuales. Dicho texto jamás vio la luz ante la “advertencia”, de un alto funcionario, de que si hacía pública cualquier explicación, la represalia iba a ser con mi marido (el Sr. Juan David Heredia).
15/12/09. A primera hora de la mañana y en nota dirigida al Sr. Omar Berruet -Jefe de Gabinete en ese momento- informo que mi renuncia se hace efectiva desde ese día y hago entrega de las llaves de acceso a la oficina y el celular corporativo que utilizaba a fin de hacer transparente el proceso. A media mañana llamo al Sr. Villar para avisarle que mi comunicado no iba a difundirse atendiendo a esa “advertencia”. Mantenemos una charla cordial, donde le aconsejo que se cuide, que paute sus haberes de entrada y acordamos juntarnos a cenar con su primer sueldo.
17/12/09. El Sr. Oreste me llama telefónicamente para disculparse por mi “despido” y ofrecerme un lugar en la futura oficina de estadística. Hace alusión a los problemas de salud de mi hijo como factor de arrepentimiento y me explica que en relación a mi persona tiene una fuerte ambivalencia, reconociendo que soy una excelente profesional pero que lo sacaba de quicio, sobre todo por mi actitud de decir que “no” ante algunas órdenes. Agradezco su llamado y le reconozco el coraje de dar marcha atrás con su decisión. Al hablar de que mi reincorporación a la oficina de Prensa lo haría quedar mal a él, le reitero mi negativa a “hacerle prensa” a él por la incompatibilidad de perfiles y concepciones antes explicada. Y nuevamente surge otro argumento sorpresa de su parte: me acusa de haberle “construido la imagen” a mi marido (Juan David Heredia) y afirma “fuiste tan inteligente con él que te cavaste tu propia tumba”. Luego de decirle que no estaba de acuerdo con su afirmación el Sr. Oreste me solicitó que considerara el ofrecimiento y que, en caso de aceptarlo, volviera a trabajar el 2 de enero. Por último me explica que hay dos tipos de personas, las que son sinceras como yo y siempre dicen la verdad y las que son simpáticas como él por nunca decir la verdad y reafirma la ambivalencia: me agradece ser una de las pocas que le dice la verdad de frente, pero que eso lo sacaba de quicio y no lo podía aguantar.
Principios de enero 2010: aceptando la oferta de seguir trabajando comienzan las reuniones con la Lic. Carina Scaglia para armar la Oficina de Estadística. Mientras tanto, la Directora de Desarrollo Social y Trabajo de la comuna, Lic. Anahí López, me ofrece trabajar en su área. Acepto colaborar con ambas hasta que finalmente hago sede en Desarrollo Social, para tareas de comunicación social, diagnóstico y planificación, siendo la difusión de contenidos la cara visible pero no la fundamental-. Al reingresar, mis haberes son bajados a $1316,04 de básico (Categoría 42 con régimen de 35 horas).
Fines de enero y principios de febrero: se habla de un faltante de archivos y/o documentación en la Oficina de Prensa. Me contacto con el Sr. Omar Berruet para interiorizarme de la situación y le recuerdo que devolví la llave de la Oficina de Prensa inmediatamente luego de que me despidieran para evitar posibles confusiones o sospechas de ese tipo. Le aconsejo hacer la denuncia correspondiente, de comprobarse el faltante, por ser deber de funcionario público. También me ofrezco a ir a la oficina a buscar personalmente las cosas, ofrecimiento que le hago por mail a Sebastián Villar luego de explicarle en mail anterior los lugares donde yo en su momento guardaba las cajas y carpeta que él buscaba (específicamente, y por mail enviado el 7 de enero, Villar me preguntaba por suministros 2008 y 2009 y carpeta con boletines oficiales). Premonitoriamente, cuando hablo con Berruet, le comento que seguramente estando “de punta y hacha conmigo”, se les iba a ocurrir responsabilizarme a mí.
8 de febrero: el Sr. Villar me envía un mail “preocupado” por mi “actitud” y pidiendo que no le pusiera “palos en la rueda” a su gestión, en el sentido de que el trabajo que realizaba desde Desarrollo Social constituía un problema para él. Su postura era que yo armara los contenidos y se los pasara a él para ser enviados desde la Oficina de Prensa. Al respecto, y tal como se lo explicara la Lic. López y luego yo, teníamos una forma de trabajo pautada y aprobada por el Sr. Intendente y nadie obstaculizaba ni desmejoraba su trabajo. Entiendo que la capacidad de Sebastián Villar para estar al frente de Prensa no dependía en lo absoluto de mi trabajo cotidiano. Si mis superiores (Oreste y López) me indicaban hacer el trabajo de determinada manera, era obvio que iba a respetar la indicación.
Otro problema: mi comunicado inicial, explicando el motivo de mi cese de funciones como responsable de la Oficina de Prensa, y que nunca fue difundido, fue entregado en mano por el Sr. Villar al Intendente Municipal con la explicación “mirá de lo que te salvé”. Cuando en realidad, el texto no fue difundido por una “advertencia” vía jerárquica y no por el accionar de Villar. A una relación tirante entre el Prof. Oreste y yo, se le sumó el factor de atribuirse falsamente un acto de censura. Repito: no fue Villar el promotor de que ese comunicado no saliera a la luz, fue otra persona.
Por esos días, la Directora de Desarrollo Social y Trabajo de la comuna, Lic. Anahí López, me dice que “el río viene revuelto” y que Oreste “sólo escucha una campana”. A fin de aclarar posibles dudas, solicito una audiencia con el Sr. Intendente que nunca fue concedida.
Martes 23 de febrero: la Directora de Gobierno y Comunicación, la Sra. María del Rosario Ibargoyen se presenta en mi oficina de Desarrollo Social para informarme que a partir del 1º de marzo no iba a estar más en esa dependencia y que iba a pasar a desarrollar tareas de apoyatura en Prensa por un destajo mínimo. Me explica que “apoyatura en Prensa” iba a consistir en la edición de las publicaciones que Prensa no podía hacer, como el Boletín Oficial. Cuando pregunto qué es un destajo mínimo me dice “vas a trabajar tres o cuatro días al mes por $100”, ante mi pregunta del por qué de la decisión me dice que es por falta de confianza, al igual que con mi marido y que me ofrecen esto para que mi hijo no pierda la mutual. Acto seguido pronuncia “agradecé que tenés un chiquito con problemas, que si no te da un voleo en el cu—porque no te puede ni ver” (refiriéndose en primer término a mi hijo y en segundo lugar al Intendente).
Jueves 25 de febrero: Omar Berruet y María Ibargoyen dieron su versión de cómo fueron los hechos. Versión absolutamente diferente a lo que ocurrió, a lo que pasó y se dijo.
Cuando hablaron del pase de mi marido, Juan David Heredia, a la Dirección de Producción y Cooperativismo para “darle más producción a la producción”, resaltando sus capacidades como funcionario, en realidad deberían haber dicho que le ofrecieron pasar como empleado común para trabajar en la huerta.
Cuando se refirieron a que en ningún momento yo quedé cesante y que me abocaría a “tareas de información ante organismos provinciales” se referían a la realización de la memoria descriptiva del 2009, que debe elevarse al Honorable Tribunal de Cuentas de la Provincia de Buenos Aires a fines de marzo, y todo por la suma de 100 pesos mensuales, además del boletín oficial y otras publicaciones “que Prensa no puede hacer” (textual de Ibargoyen). Omitieron explicar el por qué del pase de un funcionario “excelente” (mi marido) a categoría de empleado y mi cambio de situación de jornalizada a destajista por 100 pesos.
La Sra. Ibargoyen desmintió habernos acusado a mi marido y a mí de no ser confiables por nuestro “vínculo” con otros partidos (léase Compromiso Pringles); cuando yo ya había tenido problemas por ser amiga del Sr. Carlos Berterret y mi marido un cuestionamiento por parte del actual Intendente (del que hay testigos) por su supuesta militancia o adhesión a Compromiso Pringles.
Las preguntas.
El relato es sólo una muestra de la complejidad de la trama. Viendo los hechos y las recientes declaraciones de Villar, surgen muchísimos interrogantes:
• ¿Por qué aparece ahora el Sr. Sebastián Villar para hablar de un faltante? ¿Hay faltante? ¿Se hizo la denuncia correspondiente? ¿Se iniciaron actuaciones sumariales contra alguien?
• ¿Por qué el Sr. Villar habla de la “otra cara de los hechos” y de que la “gente también necesita una explicación”? Al despedirme o trasladarme ¿no hubiera sido el robo o hurto una buena fundamentación para dar en público y explicar mi alejamiento? ¿No hubiera sido un buen argumento para dar en la conferencia de prensa del jueves 25 de febrero?
• ¿Por qué si Villar afirma que hay un faltante desde que yo me fui de Prensa (14 de diciembre) lo declara recién ahora y hasta la semana pasada, públicamente, mis superiores me calificaban positivamente? ¿Ahora me convertí en sospechosa? ¿Luego de dos meses y medio?
• ¿Por qué Villar habla de “tratar de calmarme”, “rever mi situación” y “sacar el pie del acelerador”? ¿Por enviar contenidos desde Desarrollo Social? Aquí posiblemente será un problema justificar que yo estaba autorizada a hacerlo porque debería hablar la Lic. Anahí López y desmentir que estuviera actuando en forma incorrecta, lo que originaría problemas con el Prof. Oreste, su superior y amigo personal.
• ¿Por qué el Sr. Villar llama a los medios de comunicación esta semana, cuando llueven las sospechas de persecución política, los medios no responden “de la manera esperable” e ingresarán al Municipio las firmas de apoyo a mi marido?
• ¿Buscarán algunos funcionarios municipales entrevistarse con personas “non sanctas” a fin de intentar ensuciarnos a mí y a mi marido? ¿Qué es lo que sigue? ¿Hay intentos desesperados y tardíos de explicar, con supuestos errores o defectos nuestros, las decisiones políticas de ellos?
• ¿Por qué el Sr. Sebastián Villar estaba tan nervioso durante la entrevista que él mismo pautó con los medios? ¿Por qué dijo que, probablemente, cuando se apagara la cámara, se iba a arrepentir de lo dicho? ¿Está presionado, desde su rol en Prensa, porque los medios no responden como deberían hacerlo?
• ¿Los 18 minutos que duró la entrevista, y que fueron utilizados para intentar ensuciarme con variados argumentos, no deberían haberlos utilizado para explicar las cosas en la conferencia de prensa del 25 de febrero?
A modo de conclusión.
Lamento tener que emplear tiempo en semejante explicación. Lamento que se ensucie a alguien tan fácilmente.
Si hay un defecto que no poseo es el de ser ladrona. Si tengo otra certeza es el de conocer a quienes han sido mis empleadores y sé que esto, lamentablemente, no terminará acá.
Para mí y mi familia será otro dolor de cabeza, pero no ya para ser tratado públicamente sino por las instancias judiciales correspondientes.
Lic. Paula Fusari – DNI 23.424.316
Coronel Pringles, 3 de marzo de 2010.
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