El titular de Seguridad bonaerense está en la mira de su par de Nación y del presidente del CELS. Lo culpan de haber frenado la restructuración de la Bonaerense, de apoyar la candidatura de Scioli a presidente y de mantener buenas relaciones con el grupo Clarín. En el entorno de Casal admiten el embate y desconfían del envío de más gendarmes al Conurbano.
Uno de los principales enemigos políticos e ideológicos del ministro de Seguridad y Justicia bonaerense, Ricardo Casal, es el periodista y presidente del CELS, Horacio Verbitsky. El columnista de Página 12 es hoy uno de los hombres que más influyen en el Gobierno y es el sostén político de Garré, entre otros ministros del gabinete kirchnerista.
En la provincia se comenta que tanto Verbistky como Garré estarían presionando para que Daniel Scioli despida a Casal, pero por el momento el gobernador resiste la embestida.
“La versión puede ser cierta. Desde hace tiempo que Verbitsky en sus columnas de domingo en Página/12 viene matando a Ricardo. Es un enfrentamiento de larga data”, reconocieron a LPO desde el entorno de Casal. Además, agregaron que “hay algunas cosas que no cierran” aunque sin dar más detalles.
Lo cierto es que una esas “cosas” sin cerrar es el arribo de los seis mil gendarmes al Conurbano, hecho que desde la Provincia consideran cuasi como una intervención y un intento de Cristina de “monitorear” a Scioli y a Casal en su relación con la policía. Desde Nación, en tanto, todavía desconfían de la Bonaerense por el ataque- nunca resuelto- a gendarmes que cuidaban un predio en Lanús.
Tanta tensión generó el desembarco masivo de Gendarmería en la provincia, que días atrás Garré y Casal tuvieron que reunirse para ponerle un mínimo de racionalidad a la operación. Ambos ministros firmaron un protocolo que delimita claramente las tareas de los gendarmes y crea dos comités.
Lo curioso es que ahora habrá un Comité de Coordinación Operativa, que se reunirá una vez por semana y estará integrado por el Comandante General de Gendarmería y el jefe de la Policía provincial. De esa manera la ministra intervino en los hechos en la política de seguridad de la provincia y tendrá informes semanales de primera mano.
Además se creó otro Comité de Coordinación Estratégica que supuestamente "fijará lineamientos a partir de un mapeo del delito en municipios, barrios, asentamientos". O sea, intervención nacional también en el diseño de políticas de seguridad.
El "acuerdo" llegó luego de no pocos cruces entre Garré y el propio Scioli en los días pasados. Mientras la ministra afirmó días atrás en una visita a La Matanza y ante une stupefacto Casal que la "mano dura no soluciona nada", el gobernador le contestó con una apología de la "tolerancia cero".
Se trata en definitiva del enfrentamiento de dos miradas sobre la seguridad. Garré y sus asesores piensan que con la llegada de Scioli a la Provincia –primero con Carlos Stornelli y luego con Casal- quedó trunco el proceso de reforma de la Bonaerense que había iniciado León Arslanián, punto central en la doctrina de seguridad del Gobierno que ata delito con la corrupción estructural en la fuerza.
Scioli, primero con Stornelli y luego con Casal, prefirió devolver y hasta aumentar los poderes de la Policía bonarense, elogió repetidamente a la fuerza y empujo una serie de reformas procesales para aumentar sus competencias.
Y no s´lo eso, Garré también designó en su ministerio a Marta Arriola, una ex funcionaria bonaerense que Scioli echó, luego que criticara al entonces jefe de Policía Daniel Salcedo, por responsabilizar a los menores por la inseguridad.
“Son dos formas de ver una realidad. No tenemos indicios que de vaya a haber algún cambio. Además, cuando desplazaron a Stornelli, Ricardo pasó a tener más responsabilidades y eso habla de un apoyo de Scioli”, señalaron allegados a Casal.
De todas maneras, un diputado provincial del oficialismo que prefirió el anonimato admitió que “las presiones existen” aunque le restó importancia porque “son parte de la interna que existe como en cualquier otro partido político”.
Y en esa interna está también la clave para el intento de echar a Casal: según Verbitsky, el ministro y el ex procurador Joaquín Da Rocha son los nexos entre Scioli y el grupo Clarín para impulsar la candidatura a presidente del gobernador, postulación que también es bien vista por el grupo Techint.
El procurador ya fue despedido de mala manera, como celebró Verbitsky en su columna del domingo pasado, el tiempo dirá si la misma suerte aguerda al ministro bonaerense. (La Política OnLine).
Uno de los principales enemigos políticos e ideológicos del ministro de Seguridad y Justicia bonaerense, Ricardo Casal, es el periodista y presidente del CELS, Horacio Verbitsky. El columnista de Página 12 es hoy uno de los hombres que más influyen en el Gobierno y es el sostén político de Garré, entre otros ministros del gabinete kirchnerista.
En la provincia se comenta que tanto Verbistky como Garré estarían presionando para que Daniel Scioli despida a Casal, pero por el momento el gobernador resiste la embestida.
“La versión puede ser cierta. Desde hace tiempo que Verbitsky en sus columnas de domingo en Página/12 viene matando a Ricardo. Es un enfrentamiento de larga data”, reconocieron a LPO desde el entorno de Casal. Además, agregaron que “hay algunas cosas que no cierran” aunque sin dar más detalles.
Lo cierto es que una esas “cosas” sin cerrar es el arribo de los seis mil gendarmes al Conurbano, hecho que desde la Provincia consideran cuasi como una intervención y un intento de Cristina de “monitorear” a Scioli y a Casal en su relación con la policía. Desde Nación, en tanto, todavía desconfían de la Bonaerense por el ataque- nunca resuelto- a gendarmes que cuidaban un predio en Lanús.
Tanta tensión generó el desembarco masivo de Gendarmería en la provincia, que días atrás Garré y Casal tuvieron que reunirse para ponerle un mínimo de racionalidad a la operación. Ambos ministros firmaron un protocolo que delimita claramente las tareas de los gendarmes y crea dos comités.
Lo curioso es que ahora habrá un Comité de Coordinación Operativa, que se reunirá una vez por semana y estará integrado por el Comandante General de Gendarmería y el jefe de la Policía provincial. De esa manera la ministra intervino en los hechos en la política de seguridad de la provincia y tendrá informes semanales de primera mano.
Además se creó otro Comité de Coordinación Estratégica que supuestamente "fijará lineamientos a partir de un mapeo del delito en municipios, barrios, asentamientos". O sea, intervención nacional también en el diseño de políticas de seguridad.
El "acuerdo" llegó luego de no pocos cruces entre Garré y el propio Scioli en los días pasados. Mientras la ministra afirmó días atrás en una visita a La Matanza y ante une stupefacto Casal que la "mano dura no soluciona nada", el gobernador le contestó con una apología de la "tolerancia cero".
Se trata en definitiva del enfrentamiento de dos miradas sobre la seguridad. Garré y sus asesores piensan que con la llegada de Scioli a la Provincia –primero con Carlos Stornelli y luego con Casal- quedó trunco el proceso de reforma de la Bonaerense que había iniciado León Arslanián, punto central en la doctrina de seguridad del Gobierno que ata delito con la corrupción estructural en la fuerza.
Scioli, primero con Stornelli y luego con Casal, prefirió devolver y hasta aumentar los poderes de la Policía bonarense, elogió repetidamente a la fuerza y empujo una serie de reformas procesales para aumentar sus competencias.
Y no s´lo eso, Garré también designó en su ministerio a Marta Arriola, una ex funcionaria bonaerense que Scioli echó, luego que criticara al entonces jefe de Policía Daniel Salcedo, por responsabilizar a los menores por la inseguridad.
“Son dos formas de ver una realidad. No tenemos indicios que de vaya a haber algún cambio. Además, cuando desplazaron a Stornelli, Ricardo pasó a tener más responsabilidades y eso habla de un apoyo de Scioli”, señalaron allegados a Casal.
De todas maneras, un diputado provincial del oficialismo que prefirió el anonimato admitió que “las presiones existen” aunque le restó importancia porque “son parte de la interna que existe como en cualquier otro partido político”.
Y en esa interna está también la clave para el intento de echar a Casal: según Verbitsky, el ministro y el ex procurador Joaquín Da Rocha son los nexos entre Scioli y el grupo Clarín para impulsar la candidatura a presidente del gobernador, postulación que también es bien vista por el grupo Techint.
El procurador ya fue despedido de mala manera, como celebró Verbitsky en su columna del domingo pasado, el tiempo dirá si la misma suerte aguerda al ministro bonaerense. (La Política OnLine).
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