(El Civismo). Se considera que en la mayoría de los casos los docentes no manejan las herramientas adecuadas para el cuidado de las voz y desconocen hábitos de higiene necesarios. En algunos casos, esto lleva a patologías que entorpecen el normal desempeño de la labor.
Casi un tercio de los pedidos de licencia que solicitan los docentes de escuelas públicas bonaerenses están relacionados con los trastornos de la voz que requieren varias semanas de tratamiento para su recuperación.
La práctica de medidas preventivas desde el primer día al frente de alumnos para evitar excesos en la utilización de la voz es indispensable para evitar esta problemática.
Se considera que “en la mayoría de los casos los docentes no manejan estas herramientas al inicio de su ejercicio profesional y desarrollan una técnica vocal incorrecta que se automatiza e incorpora casi inadvertidamente, arrastrando en algunos casos patologías que entorpecen el normal desempeño de la labor”.
“Resulta habitual que los educadores desconozcan hábitos de higiene convenientes a la hora de enseñar”, como por ejemplo mantener una adecuada hidratación para ayudar a que la mucosa que recubre las cuerdas vocales pueda vibrar.
Para ello es fundamental que el maestro ingiera entre dos y tres litros de agua por día. También resulta preventivo mantener en el habla un tono considerado “óptimo”, o sea ni demasiado grave, ni tan agudo.
Otra de las alternativas a tener en cuenta para el cuidado de la voz es la realización de ejercicios de precalentamiento vocal previo al dictado de clases, en especial si los cursos son matutinos.
Los profesionales de la fonoaudiología aconsejan que los maestros eviten utilizar la voz como único recurso para lograr disciplina en los salones.
“Tienen que buscar otras alternativas que no impliquen únicamente gritar. El grito es agresivo e inicia un círculo vicioso en el que el docente grita, los alumnos también y el maestro para superar los ruidos grita más fuerte”.
Es importante que los educadores eviten además cuando están al frente de los alumnos carraspear o aclarar la garganta; tratar de comunicarse sobre ruidos intensos; utilizar con esfuerzo la voz durante enfermedades respiratorias como resfríos, gripe y bronquitis o usar la voz en ambientes poco ventilados o con demasiada calefacción.
Para recuperarse de patologías vocales se suele indicar fonoterapia y un reposo temporario de la voz profesional, que puede ir desde una semana a un mes de acuerdo con la gravedad de la situación.
De acuerdo con los datos aportados por los gremios docentes, poco menos del 30 por ciento de los pedidos de licencia son por problemas con la voz.
Casi un tercio de los pedidos de licencia que solicitan los docentes de escuelas públicas bonaerenses están relacionados con los trastornos de la voz que requieren varias semanas de tratamiento para su recuperación.
La práctica de medidas preventivas desde el primer día al frente de alumnos para evitar excesos en la utilización de la voz es indispensable para evitar esta problemática.
Se considera que “en la mayoría de los casos los docentes no manejan estas herramientas al inicio de su ejercicio profesional y desarrollan una técnica vocal incorrecta que se automatiza e incorpora casi inadvertidamente, arrastrando en algunos casos patologías que entorpecen el normal desempeño de la labor”.
“Resulta habitual que los educadores desconozcan hábitos de higiene convenientes a la hora de enseñar”, como por ejemplo mantener una adecuada hidratación para ayudar a que la mucosa que recubre las cuerdas vocales pueda vibrar.
Para ello es fundamental que el maestro ingiera entre dos y tres litros de agua por día. También resulta preventivo mantener en el habla un tono considerado “óptimo”, o sea ni demasiado grave, ni tan agudo.
Otra de las alternativas a tener en cuenta para el cuidado de la voz es la realización de ejercicios de precalentamiento vocal previo al dictado de clases, en especial si los cursos son matutinos.
Los profesionales de la fonoaudiología aconsejan que los maestros eviten utilizar la voz como único recurso para lograr disciplina en los salones.
“Tienen que buscar otras alternativas que no impliquen únicamente gritar. El grito es agresivo e inicia un círculo vicioso en el que el docente grita, los alumnos también y el maestro para superar los ruidos grita más fuerte”.
Es importante que los educadores eviten además cuando están al frente de los alumnos carraspear o aclarar la garganta; tratar de comunicarse sobre ruidos intensos; utilizar con esfuerzo la voz durante enfermedades respiratorias como resfríos, gripe y bronquitis o usar la voz en ambientes poco ventilados o con demasiada calefacción.
Para recuperarse de patologías vocales se suele indicar fonoterapia y un reposo temporario de la voz profesional, que puede ir desde una semana a un mes de acuerdo con la gravedad de la situación.
De acuerdo con los datos aportados por los gremios docentes, poco menos del 30 por ciento de los pedidos de licencia son por problemas con la voz.
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