“Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten y los tratados con las potencias extranjeras son la ley suprema de la Nación”. (C.N. Art.31)
La Constitución más los tratados que “tienen jerarquía constitucional” (C.N. Art. 75 inc. 22) es un mamotreto de mas de 800 artículos. Sus disposiciones permitieron alterar la forma de gobierno adoptada por el Art 1.- de la C.N.: -“Representativa” (los congresistas representan a partidos políticos, no al pueblo); -“Republicana” (la autocracia presidencial remplazó a la democracia); -“Federal” (las provincias y municipalidades son dependientes financiera, social y políticamente del Gobierno Federal).
Se añaden a lo anterior, las quimeras de responsabilidades del Estado, que nunca cumplirá; la creación de derechos ciudadanos, que son ficciones inalcanzables y, la arbitraria intervención en el ámbito provincial y municipal.
Ese descalabro constitucional permite o abre resquicios para dictar leyes
de corte político partidario, no para el ordenamiento social de la Nación.
Enmendar la Constitución es una necesidad que debe penetrar en la conciencia ciudadana. La pretensión del Gobierno de la reelección presidencial indefinida impedirá ordenar la República, y puede conseguirlo con contubernios y venta de favores. Están prendidas las alertas rojas.
La Constitución más los tratados que “tienen jerarquía constitucional” (C.N. Art. 75 inc. 22) es un mamotreto de mas de 800 artículos. Sus disposiciones permitieron alterar la forma de gobierno adoptada por el Art 1.- de la C.N.: -“Representativa” (los congresistas representan a partidos políticos, no al pueblo); -“Republicana” (la autocracia presidencial remplazó a la democracia); -“Federal” (las provincias y municipalidades son dependientes financiera, social y políticamente del Gobierno Federal).
Se añaden a lo anterior, las quimeras de responsabilidades del Estado, que nunca cumplirá; la creación de derechos ciudadanos, que son ficciones inalcanzables y, la arbitraria intervención en el ámbito provincial y municipal.
Ese descalabro constitucional permite o abre resquicios para dictar leyes
de corte político partidario, no para el ordenamiento social de la Nación.
Enmendar la Constitución es una necesidad que debe penetrar en la conciencia ciudadana. La pretensión del Gobierno de la reelección presidencial indefinida impedirá ordenar la República, y puede conseguirlo con contubernios y venta de favores. Están prendidas las alertas rojas.
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