La Osteopatía es una medicina manual considerada el arte, la ciencia y la técnica para diagnosticar y tratar el disfuncionamiento del cuerpo humano por medio de toques sutiles que tienen por objetivo mejorar la estructura de todos los sistemas corporales.
Desarrollada por Andrew T. Still, esta forma de tratamiento presenta una mirada holística del hombre y de la enfermedad muy distinta a la de la medicina clásica. Esta práctica se basa en la teoría de que muchas enfermedades son debidas a una pérdida de la integridad estructural.
En otras palabras, todos los sistemas del cuerpo trabajan conjuntamente, están relacionados, y por tanto los trastornos en un sistema pueden afectar el funcionamiento de los otros.
El “toque osteopático” – que requiere pericia y se logra con mucha práctica y concentración - consiste en un acercamiento confiable y receptivo por parte del profesional, quien busca conocer si el sistema de articulaciones y músculos está correctamente alineado y funciona bien o, si por el contrario, un accidente, una mala posición o el estrés psicológico lo han alterado.
A partir de allí, se desarrolla el “fulcrum” o punto de apoyo que llegando a los tejidos, y permitiéndoles corregirse a ellos mismos por el principio de tensegridad, permite al organismo poner en funcionamiento los circuitos de estimulación de la salud.
El osteópata, “siente” el estado de los tejidos utilizando sus manos como herramientas por medio de actos simples y sencillos. En la jerga osteopática este procedimiento tiene el nombre de “escucha”. Estas maniobras permiten diagnosticar el estado de libertad o restricción de los tejidos. Así, el terapeuta pasa a ser un “fulcrum” a través del cual el tejido sutil se reorganiza.
El tratamiento osteopático, consiste en un sistema de técnicas prácticas orientadas a aliviar el dolor, restaurar funciones y promover la salud y el bienestar. Trata las disfunciones, la hipermovilidad o hipomovilidad que se puedan encontrar en la columna vertebral, las articulaciones, el sistema nervioso, el sistema muscular, las vísceras, el cráneo. Busca recuperar el equilibrio corporal perdido, reactivando los mecanismos de autocuración que posee el propio cuerpo.
Ningún tratamiento es igual a otro y se debe seguir siempre un enfoque personal único. No hay nada preestablecido y no existe una receta que funcione con todo el mundo. Así es que el osteópata debe tocar al paciente y guiarse por los micromovimientos que tiene el cuerpo y que le van mostrando lo que le ocurre. De esa forma, en una o dos sesiones, el osteópata ya tiene una referencia clara al respecto.
En la concepción que la Osteopatía tiene del ser humano, por lo general, el síntoma está lejos de la causa del problema verdadero. Por eso, el osteópata mira al individuo en su totalidad concibiéndolo como una unidad Cuerpo – Mente – Espíritu. Esa visión diferente les genera a los pacientes “una alternativa más” en el momento de buscar ayuda.
Todas las personas son aptas para ir a un osteópata, desde bebés hasta personas de la tercera edad. La osteopatía es preventiva y curativa. Si bien el público la asocia únicamente a problemas del aparato locomotor, esta medicina sirve para:
· Aumentar la vitalidad
· Prevenir y conservar un estado de salud correcto
· Curar un disturbio con traumatismo surgido luego de un choque, accidente o caída así no haya relación aparente entre los dos.
· En caso de síntoma persistente e inexplicado por la medicina alopática.
· En caso de estrés, de agotamiento o frente a la necesidad de "escuchar el propio cuerpo".
· Encontrar un equilibrio y armonía después de tratamientos largos en caso de enfermedades graves.
· En caso de mal de espalda crónico.
· En caso de reumatismos, artrosis y lumbago.
· En caso de neuralgias, ciática o migraña.
· En caso de problemas viscerales.
(*) Asesoraron: Eduardo Gabutti y Juan Pablo Bunge Directores y fundadores de Fulcrum, Escuela de Medicina Osteopática
Javier Rugiero, Dirección Académica de Fulcrum. (Asteriscos TV).
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