Tras la holgada victoria de Mauricio Macri, referentes del kirchnerismo cuestionaron la decisión de los porteños. Aníbal Fernández dijo que "los pueblos tienen los gobiernos que se le parecen" y Fito Páez consideró que la mitad de Buenos Aires "da asco". Cuál es el impacto de estas frases a tres semanas del ballotage.
Ninguno de los encuestadores esperaba una diferencia tan abultada entre el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y el candidato kirchnerista, Daniel Filmus. Tampoco los funcionarios del PRO lo imaginaban. El domingo, de hecho, mientras celebraran los 47 puntos, agradecieron con gestos de sorpresa el apoyo de los vecinos de la Ciudad.
Paralelamente, desde su bunker, Daniel Filmus celebraba que el FPV se haya convertido en la segunda fuerza política del distrito y anunciaba una convocatoria al resto de los partidos para pelear en el ballotage. Su discurso pareció menos confrontativo, más templado.
Pero lo que acaso se planteó como la nueva estrategia para encarar la segunda vuelta electoral, fue rápidamente quebrada por los propios. Al día siguiente, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández dijo que "los pueblos tienen los gobiernos que se le parecen". Y agregó: "No me llama la atención que la Ciudad se parezca a Macri, en razón de que nunca vi a nadie que le importara tan poco un gobierno".
Fito Páez, uno de los artistas que apoyan al gobierno de Cristina, escribió hoy una columna para el diario Página 12, en donde dijo que "da asco la mitad de Buenos Aires". Con un tono agresivo, el rosarino opinó: "La mitad vuelve a celebrar su fiesta de pequeñas conveniencias. A la mitad de los porteños le gusta tener el bolsillo lleno, a costa de qué, no importa. A la mitad de los porteños le encanta aparentar más que ser. No porque no puedan. Es que no quieren ser".
Ricardo Forster, ícono de los intelectuales K, también fue muy crítico y emparentó el voto de los porteños con la "derecha privatizadora". Lo cierto es los cuestionamientos, siempre legítimos en la política, no hicieron referencia a la gestión del PRO, a los resultados tras cuatros años de gobierno, sino que pusieron en el banquillo a los vecinos que con sus sufragios constituyeron a Macri como la primera minoría del distrito.
Cambio de roles
Estas objeciones del kirchnerismo disparan algunas preguntas, que La Política Online intentó despejar consultando a distintos especialistas. ¿Es autoritario cierto progresismo que cuestiona el voto a Macri, no desde el debate de sus propuestas sino desacreditando la capacidad del elector? ¿No se trata del mismo razonamiento de aquellos que son tildados de "reaccionarios" cuando desprecian de algún modo la validez del sufragio de los pobres? En rigor, ¿no están pidiendo también un "voto calificado"?
Pero también surgen interrogantes en torno al impacto de estas frases, cuando faltan tan sólo tres semanas para la segunda vuelta. ¿Es buena la estrategia de insultar al votante porteño? ¿Le suma al kirchnerismo para el ballotage, en donde necesita mejorar su performance en 22 puntos porcentuales?
Lo más llamativo es que en este debate de ideas, insólitamente es el progresismo que encabeza Filmus el que está ubicado en el lugar mas reaccionario. La campaña del PRO se intentó trasmitir un mensaje abierto a la diversidad, la tolerancia, la felicidad de la gente en su vida cotidiana y al trabajo en conjunto, valores que intentaron condensar en los slogan "Sos Bienvenido" y "Juntos venimos bien".
En contraposición, el mensaje que parecieron dar en los últimos días desde el FPV es que los porteños no saben votar, que hay que "seguir construyendo una hegemonia ideologica" -como pidió por Twitter Donato Spaccavento, dirigente kirchnerista muy ligado a La Cámpora-.
"Disentir con quienes no coinciden con nosotros es legítimo y comprensible. Despreciarlos por ello, es inmoral. Y condenarlos al fuego del infierno, como si se tratara de traidores y canallas, ya es proceder totalitariamente", opinó el filósofo Santiago Kovadloff, en diálogo con LPO.
Y agregó: "¿Quiénes son dignos de respeto? ¿Los que coinciden con nosotros solamente? El autoritarismo necesita homogeneidad para sentir que reina. A la diversidad de opiniones la vive como amenaza y la califica como peligrosa para la subsistencia de la verdad. De la verdad, claro, que no tiene matices. De la verdad que opera como una palabra revelada. Y que, por lo visto, sólo pide subordinación".
El impacto en las campañas
En el macrismo reina la calma. No es para menos: el actual jefe de Gobierno quedó a menos de tres puntos de conseguir un segundo mandato. Fuentes del PRO conversaron con LPO y aseguraron que los exabruptos de los dirigentes kirchneristas los benefician. "Nosotros tenemos que seguir con una campaña positiva, resaltando lo bien que venimos y lo que todavía podemos hacer", explicaron.
Los asesores de Filmus, en cambio, mantienen sus celulares apagados. Este portal intentó comunicarse sin éxito durante todo el día con el equipo que maneja la comunicación del FPV porteño. El único que contestó algunas preguntas fue Fernando Braga Menéndez, publicista que le fue impuesto al candidato del kirchnerismo desde la Casa Rosada.
"Las palabras de Fito son un disparate total. No estoy de acuerdo. Y no se puede coincidir con ese tipo de mensajes. Son muy negativos, claramente", opinó. (La Política OnLine).
Ninguno de los encuestadores esperaba una diferencia tan abultada entre el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, y el candidato kirchnerista, Daniel Filmus. Tampoco los funcionarios del PRO lo imaginaban. El domingo, de hecho, mientras celebraran los 47 puntos, agradecieron con gestos de sorpresa el apoyo de los vecinos de la Ciudad.
Paralelamente, desde su bunker, Daniel Filmus celebraba que el FPV se haya convertido en la segunda fuerza política del distrito y anunciaba una convocatoria al resto de los partidos para pelear en el ballotage. Su discurso pareció menos confrontativo, más templado.
Pero lo que acaso se planteó como la nueva estrategia para encarar la segunda vuelta electoral, fue rápidamente quebrada por los propios. Al día siguiente, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández dijo que "los pueblos tienen los gobiernos que se le parecen". Y agregó: "No me llama la atención que la Ciudad se parezca a Macri, en razón de que nunca vi a nadie que le importara tan poco un gobierno".
Fito Páez, uno de los artistas que apoyan al gobierno de Cristina, escribió hoy una columna para el diario Página 12, en donde dijo que "da asco la mitad de Buenos Aires". Con un tono agresivo, el rosarino opinó: "La mitad vuelve a celebrar su fiesta de pequeñas conveniencias. A la mitad de los porteños le gusta tener el bolsillo lleno, a costa de qué, no importa. A la mitad de los porteños le encanta aparentar más que ser. No porque no puedan. Es que no quieren ser".
Ricardo Forster, ícono de los intelectuales K, también fue muy crítico y emparentó el voto de los porteños con la "derecha privatizadora". Lo cierto es los cuestionamientos, siempre legítimos en la política, no hicieron referencia a la gestión del PRO, a los resultados tras cuatros años de gobierno, sino que pusieron en el banquillo a los vecinos que con sus sufragios constituyeron a Macri como la primera minoría del distrito.
Cambio de roles
Estas objeciones del kirchnerismo disparan algunas preguntas, que La Política Online intentó despejar consultando a distintos especialistas. ¿Es autoritario cierto progresismo que cuestiona el voto a Macri, no desde el debate de sus propuestas sino desacreditando la capacidad del elector? ¿No se trata del mismo razonamiento de aquellos que son tildados de "reaccionarios" cuando desprecian de algún modo la validez del sufragio de los pobres? En rigor, ¿no están pidiendo también un "voto calificado"?
Pero también surgen interrogantes en torno al impacto de estas frases, cuando faltan tan sólo tres semanas para la segunda vuelta. ¿Es buena la estrategia de insultar al votante porteño? ¿Le suma al kirchnerismo para el ballotage, en donde necesita mejorar su performance en 22 puntos porcentuales?
Lo más llamativo es que en este debate de ideas, insólitamente es el progresismo que encabeza Filmus el que está ubicado en el lugar mas reaccionario. La campaña del PRO se intentó trasmitir un mensaje abierto a la diversidad, la tolerancia, la felicidad de la gente en su vida cotidiana y al trabajo en conjunto, valores que intentaron condensar en los slogan "Sos Bienvenido" y "Juntos venimos bien".
En contraposición, el mensaje que parecieron dar en los últimos días desde el FPV es que los porteños no saben votar, que hay que "seguir construyendo una hegemonia ideologica" -como pidió por Twitter Donato Spaccavento, dirigente kirchnerista muy ligado a La Cámpora-.
"Disentir con quienes no coinciden con nosotros es legítimo y comprensible. Despreciarlos por ello, es inmoral. Y condenarlos al fuego del infierno, como si se tratara de traidores y canallas, ya es proceder totalitariamente", opinó el filósofo Santiago Kovadloff, en diálogo con LPO.
Y agregó: "¿Quiénes son dignos de respeto? ¿Los que coinciden con nosotros solamente? El autoritarismo necesita homogeneidad para sentir que reina. A la diversidad de opiniones la vive como amenaza y la califica como peligrosa para la subsistencia de la verdad. De la verdad, claro, que no tiene matices. De la verdad que opera como una palabra revelada. Y que, por lo visto, sólo pide subordinación".
El impacto en las campañas
En el macrismo reina la calma. No es para menos: el actual jefe de Gobierno quedó a menos de tres puntos de conseguir un segundo mandato. Fuentes del PRO conversaron con LPO y aseguraron que los exabruptos de los dirigentes kirchneristas los benefician. "Nosotros tenemos que seguir con una campaña positiva, resaltando lo bien que venimos y lo que todavía podemos hacer", explicaron.
Los asesores de Filmus, en cambio, mantienen sus celulares apagados. Este portal intentó comunicarse sin éxito durante todo el día con el equipo que maneja la comunicación del FPV porteño. El único que contestó algunas preguntas fue Fernando Braga Menéndez, publicista que le fue impuesto al candidato del kirchnerismo desde la Casa Rosada.
"Las palabras de Fito son un disparate total. No estoy de acuerdo. Y no se puede coincidir con ese tipo de mensajes. Son muy negativos, claramente", opinó. (La Política OnLine).
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