La presidente del Banco Central estaría a punto de ubicar en la Gerencia General a Matías Kulfas. El lugar lo ocupaba Benigno Vélez, mano derecha de Amado Boudou y quien mayor lobby hace desde el organismo para que se le otorgue a Ciccone un contrato de u$s 50 millones para que imprima billetes. La letal frase de Zannini sobre el vicepresidente.
No son buenos tiempos para Amado Boudou. El vicepresidente estaría a punto de perder un cargo clave en su estructura política y de negocios: la Gerencia General del Banco Central que maneja la estratégica mesa de dinero del organismo.
Ese cargo lo ocupa Benigno Vélez, un abogado de Mar del Plata que acompaña a Boudou desde los inicios comunes en la Ucedé junto al ex intendente procesista Mario Russak. Beningno es un hombre muy conflictivo que durante la gestión de Boudou en Economía manejó los resortes administrativos y las contrataciones de esa cartera, hasta que rodeado de escándalos –como los supuestos sobreprecios en compras de papel y autos oficiales- su posición fue indefendible.
Pero en el cénit de su carrera política, Boudou logró reciclarlo en la Gerencia General del Central y de paso ponerle un “controller” a Marcó del Pont, sumando fuerzas con Sergio Chodos, el otro hombre del vicepresidente en el directorio de la entidad monetaria.
La relación de Boudou con Marcó del Pont es históricamente mala. La economista siempre cultivó una mirada heterodoxa de la economía y quienes la acompañan ven en Boudou –ex profesor del liberal CEMA- más oportunismo que convicción, en su adscripción al “modelo”.
Como sea, hace semanas que se venía comentando en el mercado la posible designación de Matías Kulfas en la Gerencia General del organismo. Kulfas es un economista muy cercano a Marcó del Pont, que creó la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA), un “think thank” kirchnerista que aportó al gobierno numerosos funcionarios, como el fallecido Iván Heyn y a su reemplazante Paula Español.
También logró esta asociación ubicar en la burocracia estatal a Fernando Peirano en una de las subsecretarías del Ministerio de Ciencia y Tecnología, entre otras designaciones que se produjeron en los últimos tiempos.
Kulfas era el candidato puesto para reemplazar a Benigno ya que se le está venciendo su mandato como director del Banco Nación y desde que Marcó del Pont asumió en el Banco Central, que quiere incorporarlo a la gestión del organismo.
Pero en aquel entonces Boudou era la estrella en ascenso en el kirchnerismo y hasta se daba el gusto junto a su entonces viceministro Roberto Feletti de competir con AEDA por el lugar de la “reflexión económica” del kirchnerismo con la agrupación “La Gran Makro”, que luego de las elecciones abandonó su activa militancia que incluía “congresos” en distintas universidades del país.
Lo que cambió
La novedad es que Boudou ingresó en un ciclo descendente y muy golpeado por el escándalo Ciccone que día a día suma revelaciones que lo dejan en una posición casi indefendible, empieza a ver amenazados sus espacios de poder. Por eso, anoche se habló del desplazamiento de Benigno Vélez y su reemplazo por Kulfas como consignó Clarín.
El reemplazo hasta ayer no estaba oficializado, según confirmaron a LPO fuentes del Central. Pero en todo caso la versión forma parte de la notable pérdida de poder de Boudou al interior del kirchnerismo, donde perdió el respaldo clave de Carlos Zannini, mano derecha de la Presidenta.
Es que inicialmente Zannini respaldó a Boudou en la operación para que la firma Boldt perdiera la planta de Ciccone que había alquilado al juez de la quiebra. Sin embargo, con la escalada del escándalo tomó distancia y días atrás dijo a Gerardo Ferreyra de Electroingeniería una frase letal: “Amado debería renunciar”.
Todavía no está claro si la frase de Zannini fue un momento de calentura ante la proliferación de testaferros, ex esposas denunciantes y otros escandaletes noventistas que rodean al vicepresidente, o el inicio de una acción política decidida en lo más alto del poder.
El futuro del contrato
De todas maneras, tanto Marco del Pont como eventualmente Kulfas si asume en la Gerencia General del Central, enfrentan una situación delicadísima que excede la puja interna con Boudou. Es que la titular de la Casa de la Moneda, Katya Daura, una funcionaria alineada con Boudou, aún ahora en medio del escándalo no afloja la presión para que el Central firme con Ciccone un contrato para que imprima unos 700 millones de billetes por un costo de 50 millones de dólares.
La iniciativa es parte de una operación más amplia que implica la impresión de otro tanto de billetes en la propia Casa de la Moneda y está complicada también por los tremendos sobreprecios que contenía inicialmente –alrededor del 45%-, lo que obligó a Daura a morigerarla ante la negativa de Del Pont a firmar la contratación en esos términos.
Lo notable es que con el costo de la contratación, el Estado argentino podría directamente comprar la planta de Ciccone e incorporarla al patrimonio público, pero por alguna razón, Daura prefiere gastar esos fondos en una sola contratación que vaya a parar a los bolsillos de Alejandro Vandenbroele, señalado por su esposa como “testaferro” de Boudou.
Del Pont y Kulfas –si se confirma su designación- deberán enfrentar entonces esta primera prueba de fuego, ya que la presión para que firmen el contrato con Ciccone difícilmente ceda. Es que la planta consume sólo de salarios y costos operativos un millón de dólares por mes, algo que difícilmente el monotributista Vandenbroele pueda afrontar y que los inversores reales deben estar reclamando -se menciona al naquero Jorge Brito y al dueño de Swiss Medical, Claudio Bellocopit-. De allí la inusitada presión aún en medio del escándalo, para cerrar el contrato.
La firma del contrato además podría causarles a las autoridades del Central problemas legales, ya que de manera inmediata pasaría a formar parte del expediente que investiga el fiscal Carlos Rívolo, que confirmó públicamente que investiga “una denuncia sobre violación de deberes de funcionario público” contra Boudou por el caso Ciccone. (La Política OnLine).
No son buenos tiempos para Amado Boudou. El vicepresidente estaría a punto de perder un cargo clave en su estructura política y de negocios: la Gerencia General del Banco Central que maneja la estratégica mesa de dinero del organismo.
Ese cargo lo ocupa Benigno Vélez, un abogado de Mar del Plata que acompaña a Boudou desde los inicios comunes en la Ucedé junto al ex intendente procesista Mario Russak. Beningno es un hombre muy conflictivo que durante la gestión de Boudou en Economía manejó los resortes administrativos y las contrataciones de esa cartera, hasta que rodeado de escándalos –como los supuestos sobreprecios en compras de papel y autos oficiales- su posición fue indefendible.
Pero en el cénit de su carrera política, Boudou logró reciclarlo en la Gerencia General del Central y de paso ponerle un “controller” a Marcó del Pont, sumando fuerzas con Sergio Chodos, el otro hombre del vicepresidente en el directorio de la entidad monetaria.
La relación de Boudou con Marcó del Pont es históricamente mala. La economista siempre cultivó una mirada heterodoxa de la economía y quienes la acompañan ven en Boudou –ex profesor del liberal CEMA- más oportunismo que convicción, en su adscripción al “modelo”.
Como sea, hace semanas que se venía comentando en el mercado la posible designación de Matías Kulfas en la Gerencia General del organismo. Kulfas es un economista muy cercano a Marcó del Pont, que creó la Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina (AEDA), un “think thank” kirchnerista que aportó al gobierno numerosos funcionarios, como el fallecido Iván Heyn y a su reemplazante Paula Español.
También logró esta asociación ubicar en la burocracia estatal a Fernando Peirano en una de las subsecretarías del Ministerio de Ciencia y Tecnología, entre otras designaciones que se produjeron en los últimos tiempos.
Kulfas era el candidato puesto para reemplazar a Benigno ya que se le está venciendo su mandato como director del Banco Nación y desde que Marcó del Pont asumió en el Banco Central, que quiere incorporarlo a la gestión del organismo.
Pero en aquel entonces Boudou era la estrella en ascenso en el kirchnerismo y hasta se daba el gusto junto a su entonces viceministro Roberto Feletti de competir con AEDA por el lugar de la “reflexión económica” del kirchnerismo con la agrupación “La Gran Makro”, que luego de las elecciones abandonó su activa militancia que incluía “congresos” en distintas universidades del país.
Lo que cambió
La novedad es que Boudou ingresó en un ciclo descendente y muy golpeado por el escándalo Ciccone que día a día suma revelaciones que lo dejan en una posición casi indefendible, empieza a ver amenazados sus espacios de poder. Por eso, anoche se habló del desplazamiento de Benigno Vélez y su reemplazo por Kulfas como consignó Clarín.
El reemplazo hasta ayer no estaba oficializado, según confirmaron a LPO fuentes del Central. Pero en todo caso la versión forma parte de la notable pérdida de poder de Boudou al interior del kirchnerismo, donde perdió el respaldo clave de Carlos Zannini, mano derecha de la Presidenta.
Es que inicialmente Zannini respaldó a Boudou en la operación para que la firma Boldt perdiera la planta de Ciccone que había alquilado al juez de la quiebra. Sin embargo, con la escalada del escándalo tomó distancia y días atrás dijo a Gerardo Ferreyra de Electroingeniería una frase letal: “Amado debería renunciar”.
Todavía no está claro si la frase de Zannini fue un momento de calentura ante la proliferación de testaferros, ex esposas denunciantes y otros escandaletes noventistas que rodean al vicepresidente, o el inicio de una acción política decidida en lo más alto del poder.
El futuro del contrato
De todas maneras, tanto Marco del Pont como eventualmente Kulfas si asume en la Gerencia General del Central, enfrentan una situación delicadísima que excede la puja interna con Boudou. Es que la titular de la Casa de la Moneda, Katya Daura, una funcionaria alineada con Boudou, aún ahora en medio del escándalo no afloja la presión para que el Central firme con Ciccone un contrato para que imprima unos 700 millones de billetes por un costo de 50 millones de dólares.
La iniciativa es parte de una operación más amplia que implica la impresión de otro tanto de billetes en la propia Casa de la Moneda y está complicada también por los tremendos sobreprecios que contenía inicialmente –alrededor del 45%-, lo que obligó a Daura a morigerarla ante la negativa de Del Pont a firmar la contratación en esos términos.
Lo notable es que con el costo de la contratación, el Estado argentino podría directamente comprar la planta de Ciccone e incorporarla al patrimonio público, pero por alguna razón, Daura prefiere gastar esos fondos en una sola contratación que vaya a parar a los bolsillos de Alejandro Vandenbroele, señalado por su esposa como “testaferro” de Boudou.
Del Pont y Kulfas –si se confirma su designación- deberán enfrentar entonces esta primera prueba de fuego, ya que la presión para que firmen el contrato con Ciccone difícilmente ceda. Es que la planta consume sólo de salarios y costos operativos un millón de dólares por mes, algo que difícilmente el monotributista Vandenbroele pueda afrontar y que los inversores reales deben estar reclamando -se menciona al naquero Jorge Brito y al dueño de Swiss Medical, Claudio Bellocopit-. De allí la inusitada presión aún en medio del escándalo, para cerrar el contrato.
La firma del contrato además podría causarles a las autoridades del Central problemas legales, ya que de manera inmediata pasaría a formar parte del expediente que investiga el fiscal Carlos Rívolo, que confirmó públicamente que investiga “una denuncia sobre violación de deberes de funcionario público” contra Boudou por el caso Ciccone. (La Política OnLine).
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