Análisis • El proyecto de medios municipales. El gobierno habla de un nuevo modelo de comunicación • Pero el punto de partida sería un organismo autárquico, con trabajadores de planta designados por concurso.
En la apertura del periodo de sesiones ordinarias 2012, un pasaje del discurso del intendente Selva aludió a la necesidad de “intensificar los canales de comunicación con la ciudadanía”, puntualizando que “al ya lanzado quincenario Panorama Público, de participación plural y amplia, se irán sumando otros canales”. En ese sentido, el proyecto de la Radio Pública Mercedes, será “una verdadera política de Estado. Vamos a garantizar su naturaleza estatal y pública, así como su pluralidad y apertura”.
La idea de impulsar un modelo de comunicación pública, implícita en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sería un gran progreso para el país. Sin embargo, como sociedad tenemos un largo camino que recorrer si queremos avanzar hacia esa construcción.
Tres modelos
A lo largo del último siglo, la humanidad ha desarrollado básicamente tres modelos de comunicación masiva:
El modelo privatista-publicitario tiene sus orígenes en EE.UU., y ha influenciado enormemente los sistemas de América Latina. Es lo que tenemos en Argentina hasta la aparición de la nueva ley: medios privados, financiados íntegramente por publicidad. El resultado de este modelo es ampliamente conocido: concentración de los medios en pooles, orientados hacia la maximización de las ganancias, orientación informativa hacia los intereses de los anunciantes, y contenidos de pobre nivel cultural (TV basura, shows de pésimo gusto, etc).
El modelo estatista-oficialista floreció en los llamados estados socialistas, que concentraron a los medios en manos del Estado. El resultado de esta política fue una prensa burocrática, repetidora mecánica de las verdades oficiales del régimen, con escaso ejercicio del espíritu crítico y pluralidad de ideas. Así como el modelo publicitario termina generando “medios-títere” al servicio de los grandes capitales, el modelo estatista, financiado con fondos del gobierno, deviene en monótona propaganda de la facción política en el poder.
El modelo de comunicación pública tuvo su origen en estados europeos e históricamente ha mostrado mejores resultados. Son ejemplos clásicos la BBC inglesa o la RAI italiana, aunque en los últimos años sus bases han sido progresivamente erosionadas por los gobiernos de Blair y Berlusconi. A diferencia del modelo estatista, son entes autárquicos y fuera del control del gobierno. Se financian con impuestos destinados al sistema público de medios. Al no depender de la publicidad, producen contenidos de mayor calidad, y no necesariamente lo que demandan los anunciantes. Su buró directivo suele estar integrado por representantes de todos los partidos, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil. De esta manera se garantiza una mayor pluralidad informativa.
Publicitarios vs oficialistas
La comunicación pública parece lejos todavía de aterrizar en Argentina. El gobierno tiene una batalla informativa contra los medios corporativos (modelo privatista-publicitario) que enfrenta con un abanico de medios y programas “militantes” (modelo estatista-oficialista). Es curioso observar cómo, cuando los intereses de ambos bandos coinciden, coincide también su cobertura informativa. Por ejemplo, ni los medios corporativos ni los medios del gobierno han ofrecido apoyo noticioso a las puebladas contra la megaminería que recorren el país.
¿Cómo sería un modelo de comunicación pública en Mercedes? Por ahora, parece un sueño de difícil concreción.
En primer lugar hay que conformar un organismo con un alto grado de autarquía, y definir cómo se sostendrá económicamente. Sostenerlo con publicidad, es obligarlo a producir los mismos contenidos comercialmente orientados que ya produce el sistema de medios privado. Y sostenerlo con fondos municipales lo condena a convertirse en chirolita del intendente de turno.
Luego, hace falta que los trabajadores de planta sean designados por concurso público. Es evidente que, si directivos, técnicos y periodistas son elegidos a dedo políticamente, jugarán políticamente más tarde o más temprano, y se resentirá el objetivo de una política informativa amplia y pluralista con independencia tanto del mercado publicitario como de los dictados del gobierno.
Creo que semejante prodigio no está en los planes del actual gobierno. Es difícil que cargos públicos puedan asignarse sin intromisiones políticas, y que los dirigentes del estado toleren medios que publiquen noticias contrarias a sus intereses. Por caso, la BBC destapó, en medio de los preparativos para la guerra de Irak, que las acusaciones del gobierno inglés contra el régimen de Hussein eran falsas. Haciendo un paralelismo, no puedo imaginarme al quincenario Panorama Público denunciando abusos de los funcionarios comunales, publicando airadas quejas de vecinos o destapando escándalos de corrupción. (El Nuevo Cronista).
En la apertura del periodo de sesiones ordinarias 2012, un pasaje del discurso del intendente Selva aludió a la necesidad de “intensificar los canales de comunicación con la ciudadanía”, puntualizando que “al ya lanzado quincenario Panorama Público, de participación plural y amplia, se irán sumando otros canales”. En ese sentido, el proyecto de la Radio Pública Mercedes, será “una verdadera política de Estado. Vamos a garantizar su naturaleza estatal y pública, así como su pluralidad y apertura”.
La idea de impulsar un modelo de comunicación pública, implícita en la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, sería un gran progreso para el país. Sin embargo, como sociedad tenemos un largo camino que recorrer si queremos avanzar hacia esa construcción.
Tres modelos
A lo largo del último siglo, la humanidad ha desarrollado básicamente tres modelos de comunicación masiva:
El modelo privatista-publicitario tiene sus orígenes en EE.UU., y ha influenciado enormemente los sistemas de América Latina. Es lo que tenemos en Argentina hasta la aparición de la nueva ley: medios privados, financiados íntegramente por publicidad. El resultado de este modelo es ampliamente conocido: concentración de los medios en pooles, orientados hacia la maximización de las ganancias, orientación informativa hacia los intereses de los anunciantes, y contenidos de pobre nivel cultural (TV basura, shows de pésimo gusto, etc).
El modelo estatista-oficialista floreció en los llamados estados socialistas, que concentraron a los medios en manos del Estado. El resultado de esta política fue una prensa burocrática, repetidora mecánica de las verdades oficiales del régimen, con escaso ejercicio del espíritu crítico y pluralidad de ideas. Así como el modelo publicitario termina generando “medios-títere” al servicio de los grandes capitales, el modelo estatista, financiado con fondos del gobierno, deviene en monótona propaganda de la facción política en el poder.
El modelo de comunicación pública tuvo su origen en estados europeos e históricamente ha mostrado mejores resultados. Son ejemplos clásicos la BBC inglesa o la RAI italiana, aunque en los últimos años sus bases han sido progresivamente erosionadas por los gobiernos de Blair y Berlusconi. A diferencia del modelo estatista, son entes autárquicos y fuera del control del gobierno. Se financian con impuestos destinados al sistema público de medios. Al no depender de la publicidad, producen contenidos de mayor calidad, y no necesariamente lo que demandan los anunciantes. Su buró directivo suele estar integrado por representantes de todos los partidos, sindicatos y organizaciones de la sociedad civil. De esta manera se garantiza una mayor pluralidad informativa.
Publicitarios vs oficialistas
La comunicación pública parece lejos todavía de aterrizar en Argentina. El gobierno tiene una batalla informativa contra los medios corporativos (modelo privatista-publicitario) que enfrenta con un abanico de medios y programas “militantes” (modelo estatista-oficialista). Es curioso observar cómo, cuando los intereses de ambos bandos coinciden, coincide también su cobertura informativa. Por ejemplo, ni los medios corporativos ni los medios del gobierno han ofrecido apoyo noticioso a las puebladas contra la megaminería que recorren el país.
¿Cómo sería un modelo de comunicación pública en Mercedes? Por ahora, parece un sueño de difícil concreción.
En primer lugar hay que conformar un organismo con un alto grado de autarquía, y definir cómo se sostendrá económicamente. Sostenerlo con publicidad, es obligarlo a producir los mismos contenidos comercialmente orientados que ya produce el sistema de medios privado. Y sostenerlo con fondos municipales lo condena a convertirse en chirolita del intendente de turno.
Luego, hace falta que los trabajadores de planta sean designados por concurso público. Es evidente que, si directivos, técnicos y periodistas son elegidos a dedo políticamente, jugarán políticamente más tarde o más temprano, y se resentirá el objetivo de una política informativa amplia y pluralista con independencia tanto del mercado publicitario como de los dictados del gobierno.
Creo que semejante prodigio no está en los planes del actual gobierno. Es difícil que cargos públicos puedan asignarse sin intromisiones políticas, y que los dirigentes del estado toleren medios que publiquen noticias contrarias a sus intereses. Por caso, la BBC destapó, en medio de los preparativos para la guerra de Irak, que las acusaciones del gobierno inglés contra el régimen de Hussein eran falsas. Haciendo un paralelismo, no puedo imaginarme al quincenario Panorama Público denunciando abusos de los funcionarios comunales, publicando airadas quejas de vecinos o destapando escándalos de corrupción. (El Nuevo Cronista).
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