La Escuela de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA presentó su último informe Empleo y Desarrollo, en el que analiza los cambios ocurridos entre 2004 y 2011 en indicadores que miden la situación social de los sectores más vulnerables de la población.
En el año 2004, el ingreso familiar del 30% de los hogares más pobres era entre 0,08 y 0,34 veces el nivel promedio, mientras que en el año 2011 fue entre 0,15 y 0,44 veces el nivel promedio. Esto indica que los ingresos de los hogares más pobres crecieron a un ritmo superior al del resto de la población y que hubo mejoras sustantivas en la distribución
de ingresos. Aunque la brecha entre los ingresos del decil más rico y el más pobre disminuyó, aún alcanza a 20,7 puntos.
La participación laboral de los miembros en edad de trabajar de las familias más pobres es muy baja y se sitúa en un 30% para el decil mas bajo de la distribución de ingreso.
Varios factores estructurales explican esta característica - como la maternidad temprana y los bajos niveles de educación y de formación para el trabajo. Sin embargo, es preocupante que entre el 2004 y el 2011 la participación laboral de los sectores más pobres haya disminuido en poco más de 4 puntos y que la informalidad laboral en este sector aún se mantenga en un nivel cercano al 75%.
A pesar de las mejoras en la situación económica, las brechas en la situación y las perspectivas laborales entre los diversos sectores de la población no han disminuido. Las instituciones actuales del mercado laboral siguen siendo perjudiciales para los sectores más pobres.
En relación al régimen de tenencia de las viviendas, la proporción de familias que es propietaria de su vivienda ha disminuido en el país del 73% en 2004 al 69% en el 2011.
Esta disminución se da también en las familias más pobres, en las que sólo un 64% es propietario de su vivienda y el 14% la alquila. Sin embargo, la brecha es muy grande en la infraestructura sanitaria básica de los hogares. Por ejemplo, solo un 42% de los hogares más pobres tiene baño conectado a la red de cloacas, mientras que el porcentaje asciende al 92% para el decil más rico de la población. Aunque entre el 2004 y el 2011 hubo algunas mejoras en el acceso a infraestructura sanitaria para los sectores más pobres, los cambios han sido poco significativos.
La bonanza económica que experimentó el país permitió un crecimiento importante de los recursos públicos. Una parte importante de estos recursos fue usada para reforzar las partidas presupuestarias que tienen fines asistenciales y la información indica un aumento sustancial en el número de hogares pobres que recibe algún tipo de ayuda.
Sin embargo, la política social ha sido bastante menos efectiva para enfrentar en forma decidida y sostenida los factores estructurales que son la base de la pobreza que existe en un amplio sector de la población.
Para lograrlo se requeriría una visión estratégica de mediano y largo plazo, que enfatice -entre otras medidas- reformar las instituciones laborales y tributarias a fin de facilitar el empleo formal de las personas con bajo nivel de educación, la formación para el trabajo, promover dinamizar la acumulación de capital humano en las familias más pobres a través de mejoras sustanciales en la calidad de la educación que ellas reciben, y mejorar el acceso a la vivienda y a la infraestructura sanitaria básica de los pobres. (Empresas News).
En el año 2004, el ingreso familiar del 30% de los hogares más pobres era entre 0,08 y 0,34 veces el nivel promedio, mientras que en el año 2011 fue entre 0,15 y 0,44 veces el nivel promedio. Esto indica que los ingresos de los hogares más pobres crecieron a un ritmo superior al del resto de la población y que hubo mejoras sustantivas en la distribución
de ingresos. Aunque la brecha entre los ingresos del decil más rico y el más pobre disminuyó, aún alcanza a 20,7 puntos.
La participación laboral de los miembros en edad de trabajar de las familias más pobres es muy baja y se sitúa en un 30% para el decil mas bajo de la distribución de ingreso.
Varios factores estructurales explican esta característica - como la maternidad temprana y los bajos niveles de educación y de formación para el trabajo. Sin embargo, es preocupante que entre el 2004 y el 2011 la participación laboral de los sectores más pobres haya disminuido en poco más de 4 puntos y que la informalidad laboral en este sector aún se mantenga en un nivel cercano al 75%.
A pesar de las mejoras en la situación económica, las brechas en la situación y las perspectivas laborales entre los diversos sectores de la población no han disminuido. Las instituciones actuales del mercado laboral siguen siendo perjudiciales para los sectores más pobres.
En relación al régimen de tenencia de las viviendas, la proporción de familias que es propietaria de su vivienda ha disminuido en el país del 73% en 2004 al 69% en el 2011.
Esta disminución se da también en las familias más pobres, en las que sólo un 64% es propietario de su vivienda y el 14% la alquila. Sin embargo, la brecha es muy grande en la infraestructura sanitaria básica de los hogares. Por ejemplo, solo un 42% de los hogares más pobres tiene baño conectado a la red de cloacas, mientras que el porcentaje asciende al 92% para el decil más rico de la población. Aunque entre el 2004 y el 2011 hubo algunas mejoras en el acceso a infraestructura sanitaria para los sectores más pobres, los cambios han sido poco significativos.
La bonanza económica que experimentó el país permitió un crecimiento importante de los recursos públicos. Una parte importante de estos recursos fue usada para reforzar las partidas presupuestarias que tienen fines asistenciales y la información indica un aumento sustancial en el número de hogares pobres que recibe algún tipo de ayuda.
Sin embargo, la política social ha sido bastante menos efectiva para enfrentar en forma decidida y sostenida los factores estructurales que son la base de la pobreza que existe en un amplio sector de la población.
Para lograrlo se requeriría una visión estratégica de mediano y largo plazo, que enfatice -entre otras medidas- reformar las instituciones laborales y tributarias a fin de facilitar el empleo formal de las personas con bajo nivel de educación, la formación para el trabajo, promover dinamizar la acumulación de capital humano en las familias más pobres a través de mejoras sustanciales en la calidad de la educación que ellas reciben, y mejorar el acceso a la vivienda y a la infraestructura sanitaria básica de los pobres. (Empresas News).
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