BUENOS AIRES, Abril 26, (PUNTO CERO-La Política On Line) La historia comienza en febrero del 2005 cuando el entonces secretario de Descentralización y Participación Ciudadana porteño, Héctor Capaccioli, decide armar el llamado Programa 52 en el marco de un Convenio de Cooperación con la Subsecretaria de la Función Pública del Gobierno Nacional, para mejorar la calidad de los servicios de la burocracia estatal de la Ciudad Autónoma.
Hasta aquí un insulso programa más de los tantos que llevan adelante los funcionarios para justificar sus sueldos. Capaccioli designa entonces como coordinador del programa a Ruben Alé y se contrata a un grupo de personas para que lleven adelante la iniciativa.
Los contratados cumplieron los requisitos de ingreso, como ser obtener su certificado de reincidencias, pago de monotributo, etc.; y comenzaron a trabajar bajo la promesa de que obtendrían su contrato en el corto plazo.
Sin embargo, pasados cuatro meses el contrato no aparecía y la gente seguía trabajando sin cobrar un peso. Lo curioso es que pese a tener el presupuesto aprobado, nunca se puso a disposición del mencionado programa los fondos pertinentes.
Según pudo averiguar La Política Online las partidas quedaron “atoradas” en la Dirección General de la Oficina de Gestión Pública y Presupuesto de la Secretaría de Hacienda y Finanzas del Gobierno de la Ciudad, a cargo de Cecilia Rodríguez.
Ante este inconveniente, Alé redactó un informe que llegó a manos de Maximiliano Speroni de la Oficina de Gestión Sectorial del Gobierno Porteño, quien envió la documentación y la pertinente denuncia tanto a la Auditoria General de la Ciudad, como a la Justicia.
La caja
Capacciolli es un soldado leal de Alberto Fernández que actualmente se desempeña al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación. Su anterior cargo en el gobierno porteño fue producto de un acuerdo entre el jefe de Gabinete y Aníbal Ibarra, cuando este inició su acercamiento al kirchnerismo.
La destitución de Ibarra y la pelea de Alberto Fernández con Jorge Telerman lo obligó a dejar la gestión porteña, pero rápidamente su jefe lo recompensó con la Superintendencia de Salud. Puesto en el que tuvo que pilotear la intervención al Hospital Francés y que lo vinculó directamente con las patotas kirchneristas que invadieron esa institución para agredir a los trabajadores que reclamaban por su trabajo.
Pero regresemos al asunto que nos convoca: el fantasmal Programa 52 que creó Capaccioli en el gobierno porteño y las posibles razones de su extraña desaparición. En el gobierno porteño algunos sospechan que detrás de la evaporación de la partida pertinente podría haberse ocultado una maniobra destinada a hacerse de una “caja” para la política.
Tan secretamente se manejó el tema, que no existiría en las oficinas pertinentes rastro alguno de la existencia de las 20 personas contratadas para este programa, entre las que figuran renombrados punteros del peronismo porteño. Sin embargo, La Política Online pudo acceder a las actas de contratación, prueba irrefutable de su realidad.
Luego de la desaparición de este expediente aparece mencionado otro nombre que luego alcanzaría triste fama con los sucesos del Hospital Francés: se trata de Jose Luis Salvatierra, el hombre que Alberto Fernández enviara como interventor a esa institución, y que en el 2005 acompañaba a Capaccioli como titular de la Dirección General Técnica Administrativa y Legal de la Secretaría de Descentralización.
Sin embargo, en la Auditoria General de la Ciudad que preside Matías Barroetaveña debería existir una copia de todos los expedientes, que en su momento enviara Speroni. Barroetaveña hoy es candidato a legislador en la lista albertista que encabeza el ministro de Salud Ginés González García.
Hasta aquí un insulso programa más de los tantos que llevan adelante los funcionarios para justificar sus sueldos. Capaccioli designa entonces como coordinador del programa a Ruben Alé y se contrata a un grupo de personas para que lleven adelante la iniciativa.
Los contratados cumplieron los requisitos de ingreso, como ser obtener su certificado de reincidencias, pago de monotributo, etc.; y comenzaron a trabajar bajo la promesa de que obtendrían su contrato en el corto plazo.
Sin embargo, pasados cuatro meses el contrato no aparecía y la gente seguía trabajando sin cobrar un peso. Lo curioso es que pese a tener el presupuesto aprobado, nunca se puso a disposición del mencionado programa los fondos pertinentes.
Según pudo averiguar La Política Online las partidas quedaron “atoradas” en la Dirección General de la Oficina de Gestión Pública y Presupuesto de la Secretaría de Hacienda y Finanzas del Gobierno de la Ciudad, a cargo de Cecilia Rodríguez.
Ante este inconveniente, Alé redactó un informe que llegó a manos de Maximiliano Speroni de la Oficina de Gestión Sectorial del Gobierno Porteño, quien envió la documentación y la pertinente denuncia tanto a la Auditoria General de la Ciudad, como a la Justicia.
La caja
Capacciolli es un soldado leal de Alberto Fernández que actualmente se desempeña al frente de la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación. Su anterior cargo en el gobierno porteño fue producto de un acuerdo entre el jefe de Gabinete y Aníbal Ibarra, cuando este inició su acercamiento al kirchnerismo.
La destitución de Ibarra y la pelea de Alberto Fernández con Jorge Telerman lo obligó a dejar la gestión porteña, pero rápidamente su jefe lo recompensó con la Superintendencia de Salud. Puesto en el que tuvo que pilotear la intervención al Hospital Francés y que lo vinculó directamente con las patotas kirchneristas que invadieron esa institución para agredir a los trabajadores que reclamaban por su trabajo.
Pero regresemos al asunto que nos convoca: el fantasmal Programa 52 que creó Capaccioli en el gobierno porteño y las posibles razones de su extraña desaparición. En el gobierno porteño algunos sospechan que detrás de la evaporación de la partida pertinente podría haberse ocultado una maniobra destinada a hacerse de una “caja” para la política.
Tan secretamente se manejó el tema, que no existiría en las oficinas pertinentes rastro alguno de la existencia de las 20 personas contratadas para este programa, entre las que figuran renombrados punteros del peronismo porteño. Sin embargo, La Política Online pudo acceder a las actas de contratación, prueba irrefutable de su realidad.
Luego de la desaparición de este expediente aparece mencionado otro nombre que luego alcanzaría triste fama con los sucesos del Hospital Francés: se trata de Jose Luis Salvatierra, el hombre que Alberto Fernández enviara como interventor a esa institución, y que en el 2005 acompañaba a Capaccioli como titular de la Dirección General Técnica Administrativa y Legal de la Secretaría de Descentralización.
Sin embargo, en la Auditoria General de la Ciudad que preside Matías Barroetaveña debería existir una copia de todos los expedientes, que en su momento enviara Speroni. Barroetaveña hoy es candidato a legislador en la lista albertista que encabeza el ministro de Salud Ginés González García.
El otro organismo que investiga la cuestión es el Tribunal de Etica de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. En definitiva, se trata de un escándalo que recién comienza. (PUNTO CERO-La Política On Line).
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