QUILMES, Junio 10, (PUNTO CERO) Independientemente de la ingenuidad política del gobierno nacional y de las dilaciones en resolver el conflicto con el agro, queremos referirnos a la actitud insoportablemente exasperarte de las entidades agropecuarias y de los protagonistas estelares como Alfredo De Angeli.
Jamás en la historia argentina se observó una intransigencia revolucionaria semejante por parte de los representantes del agro. Parece ser –además- que los reclamos del interior desde Rosas hasta hoy jamás tuvieron tanta virulencia. Ni con las dictaduras, ni con Menem, ni con tantas décadas de dominio centralista.
Ver y escuchar diariamente a dirigentes mediocres con acento aristocrático y hasta tilingo unidos en el discurso con "izquierdistas" a la violeta y reaccionarios representantes de una vieja burguesía nostálgica, ya se ha tornado una tarea insoportable. Esa actitud de “gata flora” ante cada aparición presidencial no la vinculamos con una convicción en los reclamos, sino con una tozudez emparentada directamente con las ideologías egoístas de quienes hoy se alzan como defensores de la argentinidad.
En los juicios a los genocidas jamás encontramos a los “humildes productores agropecuarios” y menos que menos a los dirigentes de la Sociedad Rural. Tampoco los vimos regalando su producción a los miles de argentinos que saqueaban supermercados movidos por el hambre. La solidaridad social nunca fue una virtud agropecuaria. Nadie puede dudar de la honestidad del ex titular de Federación Agraria Humberto Volando. Y quienes lo conocimos sabemos que jamás se le hubiera ocurrido compartir tribunas con los referentes de la histórica explotación de los campesinos que representa Miguens. ¿Quién es entonces este nuevo personaje que se presenta como su discípulo y la fonética de su apellido es igual a la de uno de los principales torturadores de la dictadura?
Hoy, una oposición inútil y carente de ideas y un ejército de reaccionarios se montan sobre este conflicto para ocupar algún lugar del escenario. Una de las banderas históricas del espíritu revolucionario fue la “reforma agraria”. Estos especímenes vernáculos del agro la rechazaron siempre: ellos luchan por la reforma fiscal.
No recuerdo que hayan habido manifestaciones rurales para sostener la democracia cada vez que fue amenazada durante los gobiernos de Alfonsín y Menem. Jamás dieron la cara por el resto de la sociedad. Sin embargo, hoy los dirigentes agropecuarios se encuentran sólidamente unidos de la mano de Carrió, Macri, Menem, Rodríguez Saá, Cecilia Pando, Mariano Grondona, Bernardo Neustadt (QEPD), Maria Julia Alsogaray o Jorge Rafael Videla, enfrentándose al Estado que intenta retener parte de sus monstruosas rentas. La guita y el odio a una "zurda posible" los emparenta. La argentinidad, jamás.
No titubean a la hora de dejar al pueblo argentino sin gas-oil, sin productos de primera necesidad y al precipitar una escalada inflacionaria. No les importan ríos de leche arrojados a la basura o kilos de fruta podridos. No les interesa el daño que causan. Solo les importa horadar el poder de un gobierno constitucional, solo para que nadie se atreva a meterles la mano en el smoking.
Quiero y hago esfuerzos por tener un discurso crítico para con el gobierno nacional, pero cada vez que veo y escucho a estos defensores modernos del privilegio, siento la necesidad de expresar mas y más una simpatía que originalmente no sentía por Cristina.
Quizás podemos coincidir con algunos reclamos del campo, pero jamás con esta actitud autoritaria e imperativa de protestar dañando al país. Este artículo no es ni por asomo un análisis concienzudo del fenómeno. Pido que no se lo lea como tal. Es una expresión de un sentimiento social de muchos argentinos. De la mayoría. No los aguanto más..¿y usted?
Dante López Foresi es director de agencia El Vigía. (PUNTO CERO). Volver
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