La inflación, esa especie de pesadilla eterna argentina, arrancó el año en alza, mientras los pronósticos "reales" elaborados por fuera del ámbito oficial hablan de al menos un 15% de aumentos de precios para los meses que se vienen.
Las subas ya anunciadas en las tarifas de agua y electricidad, la reducción al subsidio en la tarifa de gas para los mayores consumos, los retoques en impuestos inmobiliarios y patentes y las actualizaciones de tarifas del transporte prometen un trago amargo a los consumidores argentinos.
La mayor presencia del sector público de distintas provincias presionando sobre los precios es una novedad que se suma a la tendencia ya estructural a la suba de precios de los alimentos, que como en el caso de la carne, aceleraron la dinámica inflacionaria en la última parte del año.
Junto con el inicio de clases -otro hito en la historia de los gastos anuales extraordinarios-, el mes de marzo vendrá acompañado por distintas actualizaciones tarifarias que, según el distrito, llegarán recargadas con subas de hasta un 20%.
Los economistas han venido subrayando, por otra parte, que "el gobierno nacional mantuvo artificialmente bajas algunas tarifas gracias a subsidios aplicados básicamente en Buenos Aires, subsidios que tienden a desaparecer ante las nuevas dificultades fiscales".
El impuesto inmobiliario aumentó, a su vez, hasta un 200% en algunas jurisdicciones y, como mínimo, se duplicará para buena parte de los contribuyentes alcanzados por el incremento, aunque quienes se sitúan en el escalón mínimo de la valuación fiscal de sus propiedades no sufrirían tales incrementos.
La continuidad de las exenciones fiscales a determinados sectores económicos en materia de ingresos brutos, inclina la presión fiscal sobre los particulares. Así, la política de congelamiento impositivo de los 90 y buena parte de la posdevaluación acentuó el impacto de la actualización del inmobiliario y de la patente.
Si además de tener una casa con los servicios básicos en funcionamiento, y un auto con la patente al día, el contribuyente es monotributista, la cuenta a fin de mes será cada vez más difícil de cerrar. Es que desde el primer día de enero rige la recategorización dispuesta por la Administración Federal de Impuesto (Afip), que además de ampliar los topes de facturación elevó los montos de pagos al fisco y a las obras sociales. Según la nueva ley, la suma fija del aporte jubilatorio pasó de 35 a 110 pesos, y el de la obra social de 46,75 a 70 pesos. Con este nuevo esquema, la categoría más baja del rubro profesionales abona 219 pesos cada 30 días.
Y si el contribuyente tiene un hijo, se quiere casar o necesita resolver cualquier otro trámite en las oficinas del registro civil, los gastos ya son un 200 por ciento más altos que hasta hace unos pocos días.
A esta altura, son muy pocos los que consideran que los números que aporta el organismo estadístico nacional refleje en serio las variaciones de precios, a todas luces muy superiores a las admitidas desde el gobierno central.
Un fenómeno importante es que, mientras durante buena parte del año pasado el liderazgo en aumento de precios lo tuvo en exclusiva el costo asociado a la educación privada, sobre el final se le acercó para disputar cabeza a cabeza el podio de los aumentos el rubro alimentos y bebidas. Al respecto, los aglomerados del interior muestran cifras de inflación superiores a las del Gran Buenos Aires, aún cuando se usan datos del Indec para la comparación.
Con respecto a los efectos de las decisiones del Ejecutivo nacional sobre las variaciones en la tasa inflacionaria, los especialistas destacan que en ocasiones la Secretaría de Comercio de la Nación impuso acuerdos de precios en ciertos sectores -lácteos, carnes, supermercados- que fueron supervisados y controlados básicamente en Buenos Aires, con lo cual se cumplieron -al menos a medias- en esa zona del país. En el resto de Argentina, señalan, los precios siguieron su curso alcista.
"Además las intervenciones e interferencias en la toma de datos para elaborar el índice se verifican básicamente en la Capital y el Conurbano, por lo tanto esas son las zonas en las que el índice se tira para abajo artificialmente", puntualizan observadores de la situación en Rosario, citados por el diario La Capital. En esa ciudad, en enero, el precio de un pasaje de ida hasta la ciudad de Córdoba pasó de 60 a 90 pesos y también aparecieron precios remarcados en los bares y restaurantes de la ciudad.
Si bien durante los meses del verano siempre se registra un alza estacional de los rubros relacionados al turismo, como el transporte, la gastronomía y el entretenimiento, lo distintivo será en adelante que a estos aumentos se irán agregando durante las próximas estaciones otros en servicios y alimentos, un fenómeno que para algunos economistas se explica como resultado de políticas sectoriales equivocadas -básicamente en el sector agropecuario- y de la puja distributiva.
Por último, otro rubro comercial con fuertes aumentos será la venta de artículos electrónicos, ya que comienzan a sentirse los efectos del impuestazo tecnológico aprobado por el Congreso Nacional a finales del año pasado. La nueva ley habilita la suba de los impuestos internos para los dispositivos que se fabriquen fuera de la provincia de Tierra del Fuego, por lo que se estima que los precios crecerán entre 30% y un 35% para celulares, monitores, equipamiento de comunicaciones, heladeras y aires acondicionados.
(Fuente Empresas News).
Las subas ya anunciadas en las tarifas de agua y electricidad, la reducción al subsidio en la tarifa de gas para los mayores consumos, los retoques en impuestos inmobiliarios y patentes y las actualizaciones de tarifas del transporte prometen un trago amargo a los consumidores argentinos.
La mayor presencia del sector público de distintas provincias presionando sobre los precios es una novedad que se suma a la tendencia ya estructural a la suba de precios de los alimentos, que como en el caso de la carne, aceleraron la dinámica inflacionaria en la última parte del año.
Junto con el inicio de clases -otro hito en la historia de los gastos anuales extraordinarios-, el mes de marzo vendrá acompañado por distintas actualizaciones tarifarias que, según el distrito, llegarán recargadas con subas de hasta un 20%.
Los economistas han venido subrayando, por otra parte, que "el gobierno nacional mantuvo artificialmente bajas algunas tarifas gracias a subsidios aplicados básicamente en Buenos Aires, subsidios que tienden a desaparecer ante las nuevas dificultades fiscales".
El impuesto inmobiliario aumentó, a su vez, hasta un 200% en algunas jurisdicciones y, como mínimo, se duplicará para buena parte de los contribuyentes alcanzados por el incremento, aunque quienes se sitúan en el escalón mínimo de la valuación fiscal de sus propiedades no sufrirían tales incrementos.
La continuidad de las exenciones fiscales a determinados sectores económicos en materia de ingresos brutos, inclina la presión fiscal sobre los particulares. Así, la política de congelamiento impositivo de los 90 y buena parte de la posdevaluación acentuó el impacto de la actualización del inmobiliario y de la patente.
Si además de tener una casa con los servicios básicos en funcionamiento, y un auto con la patente al día, el contribuyente es monotributista, la cuenta a fin de mes será cada vez más difícil de cerrar. Es que desde el primer día de enero rige la recategorización dispuesta por la Administración Federal de Impuesto (Afip), que además de ampliar los topes de facturación elevó los montos de pagos al fisco y a las obras sociales. Según la nueva ley, la suma fija del aporte jubilatorio pasó de 35 a 110 pesos, y el de la obra social de 46,75 a 70 pesos. Con este nuevo esquema, la categoría más baja del rubro profesionales abona 219 pesos cada 30 días.
Y si el contribuyente tiene un hijo, se quiere casar o necesita resolver cualquier otro trámite en las oficinas del registro civil, los gastos ya son un 200 por ciento más altos que hasta hace unos pocos días.
A esta altura, son muy pocos los que consideran que los números que aporta el organismo estadístico nacional refleje en serio las variaciones de precios, a todas luces muy superiores a las admitidas desde el gobierno central.
Un fenómeno importante es que, mientras durante buena parte del año pasado el liderazgo en aumento de precios lo tuvo en exclusiva el costo asociado a la educación privada, sobre el final se le acercó para disputar cabeza a cabeza el podio de los aumentos el rubro alimentos y bebidas. Al respecto, los aglomerados del interior muestran cifras de inflación superiores a las del Gran Buenos Aires, aún cuando se usan datos del Indec para la comparación.
Con respecto a los efectos de las decisiones del Ejecutivo nacional sobre las variaciones en la tasa inflacionaria, los especialistas destacan que en ocasiones la Secretaría de Comercio de la Nación impuso acuerdos de precios en ciertos sectores -lácteos, carnes, supermercados- que fueron supervisados y controlados básicamente en Buenos Aires, con lo cual se cumplieron -al menos a medias- en esa zona del país. En el resto de Argentina, señalan, los precios siguieron su curso alcista.
"Además las intervenciones e interferencias en la toma de datos para elaborar el índice se verifican básicamente en la Capital y el Conurbano, por lo tanto esas son las zonas en las que el índice se tira para abajo artificialmente", puntualizan observadores de la situación en Rosario, citados por el diario La Capital. En esa ciudad, en enero, el precio de un pasaje de ida hasta la ciudad de Córdoba pasó de 60 a 90 pesos y también aparecieron precios remarcados en los bares y restaurantes de la ciudad.
Si bien durante los meses del verano siempre se registra un alza estacional de los rubros relacionados al turismo, como el transporte, la gastronomía y el entretenimiento, lo distintivo será en adelante que a estos aumentos se irán agregando durante las próximas estaciones otros en servicios y alimentos, un fenómeno que para algunos economistas se explica como resultado de políticas sectoriales equivocadas -básicamente en el sector agropecuario- y de la puja distributiva.
Por último, otro rubro comercial con fuertes aumentos será la venta de artículos electrónicos, ya que comienzan a sentirse los efectos del impuestazo tecnológico aprobado por el Congreso Nacional a finales del año pasado. La nueva ley habilita la suba de los impuestos internos para los dispositivos que se fabriquen fuera de la provincia de Tierra del Fuego, por lo que se estima que los precios crecerán entre 30% y un 35% para celulares, monitores, equipamiento de comunicaciones, heladeras y aires acondicionados.
(Fuente Empresas News).
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