(La Política OnLine). El diputado pugna con el histórico dirigente para poner al próximo titular del Comité provincia y tiene en contra al vicepresidente. Para sumar chances pretende postularse él, lo que está prohibido en la Carta Orgánica, pero forzaría con la interpretación de una reciente resolución de la Junta partidaria. La otra opción que tiene es la de ser candidato testimonial. Para sumar aliados, hoy se paseó con Stolbizer. Sus rivales lo increpan: “Si pierde la interna en su provincia no podrá incidir en la nacional”.
La disputa que Julio Cobos y Ricardo Alfonsín mantienen hacia adentro del radicalismo se trasladó ahora a la provincia de Buenos Aires, donde el próximo 6 de junio se definirán las nuevas autoridades del Comité bonaerense, que hoy está a cargo de Daniel Salvador, aliado del hijo del ex presidente.
Salvador no llegó a ese cargo hace dos años por el dedo de “Ricardito” sino por un nuevo acuerdo entre éste y los dos históricos dirigentes de la UCR en la provincia de Buenos Aires: Leopoldo Moreau y Federico Storani.
Pero al mes siguiente de su asunción todo cambió: Julio Cobos sumó más popularidad que nadie con su voto no positivo y trasladó ese capital al radicalismo, mientras que Ricardo Alfonsín comenzó a hacer valer su apellido en un escenario político abierto a nuevas figuras opositoras.
Hoy ambos siguen siendo los dirigentes más convocantes del partido, pero ya desde la elección del año pasado caminan por veredas distintas. Tanto, que el diputado no se resigna a un acuerdo futuro con Elisa Carrió y hasta amaga él con retar a una interna nacional al mendocino.
La contienda de la provincia de Buenos Aires será los pondrá frente a frente y el resultado podría ser desencadenante de futuras decisiones. “¿Desde donde va a pedir Ricardo ir a una interna nacional si pierde en la provincia más importante?” preguntan sus detractores.
Alfonsín lo sabe y por eso sus colaboradores diseñan una estrategia para que sea él el candidato a presidir el Comité Provincia, aun cuando la Carta Orgánica prohíbe que ese lugar lo ocupen quienes tengan cargos electivos.
Para sortear ese escollo están estudiando en detalle una resolución emitida esta semana por la junta orgánica partidaria que, según los alfonsinistas, permitiría que Alfonsín recién deba optar por uno de los dos cargos –el partidario o el electivo- cuando haya otra elección general.
Los aliados de Moreau, que tiene control de la Junta, rechazan esa lectura, al igual que los cobistas, quienes esta semana fueron habilitados por la ese organismo a reafiliarse y participar así de la votación.
Y desde ambos sectores temen que, en realidad, Alfonsín use esa interpretación para ser candidato testimonial, artimaña que sí creen que sería legal y podría mover el tablero. “Sería una locura, el radicalismo fue a la justicia para rechazar las testimoniales del peronismo”, se alarman.
Quien lideró esas incursiones por los tribunales fue el senador Gerardo Morales, presidente del Comité nacional hasta diciembre y todavía un férreo aliado de Alfonsín y reacio a la figura de Cobos.
Nombres y posibilidades
Si lo de su candidatura no prospera, el alfonsinismo propondría como candidato al platense Miguel Bazze. Moreau quiere a Eduardo Santín y Storani, aliado suyo en esta cruzada, pelea porque tenga un lugar el necochense Pedro Azcoiti, diputado nacional hasta el 10 de diciembre.
El gran problema de Alfonsín es doblegar el poderío de Moreau en el conurbano, zona de sucesivos fracasos radicales en las elecciones generales, pero donde el ex senador puede arrear más afiliados que nadie.
En la zona norte del conurbano Moreau sumaría a su peso de anfitrión el apoyo del intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Al hijo del ex presidente tampoco le sería fácil hacer pie fácilmente en el sur del conurbano.
En 2005, cuando el radicalismo bonaerense dirimió sus representantes en el Comité nacional, esta región registró la mayoría de los votantes y fue la clave para que sea derrotada Margarita Stolbizer.
Los alfonsinistas confían sobre todo en el apoyo del interior bonaerense, donde las últimas internas terminaron con denuncias que llegaron a la justicia electoral.
Quizá para reforzar su imagen en esa zona, donde la Ucr conserva buena parte de sus cargos electivos, Alfonsín se mostró hoy con Margarita Solbizer en Ayacucho, plena pampa húmeda. “Si le sacamos el partido a Moreau y Storani, ella puede volver”, se entusiasman sus allegados.
Otro problema que aqueja a los alfonsinistas para pelear en las urnas en que en la mayoría de los distrititos habría acuerdo que evitaría la elección local, por lo que los afiliados deberían acercarse a las urnas sólo para votar a Bazze o Santín, sus candidatos a convencionales provinciales y demás miembros del Comité. De ahí que sea importante contar con una figura convocante.
Es que mientras Alfonsín apuesta a su contacto con el afiliado, Moreau confía en la estructura orgánica, un juego que siempre hizo con su línea interna, el Modeso. Sus llamados todavía son atendidos por la veintena de intendentes, mantiene línea directa con cuatro de los diez diputados provinciales y uno de los cuatro senadores.
Y es sin dudas quien mayor inserción tiene entre los empleados de los organismos de control de la provincia, comandados hace dos décadas por ex dirigentes radicales, por un acuerdo bipartidista que ningún cataclismo político pudo alterar.
Storani, quien supo comandar La Con, la otro línea interna del radicalismo bonaerense, cuenta hoy con escasa llegada a los dirigentes; tanto, que muchos de sus ex seguidores conformaron hace dos años otra vertiente del partido, que llamaron Superación Radical.
Otros fueron los que en 2006 pegaron el salto al kirchnerismo y ahora se convirtieron en cobistas acérrimos, como el diputado y ex intendente de Mar del Plata, Daniel Katz, y los jefes comunales Mario Meoni (Junín), Héctor Gutiérrez (Pergamino) y Walter Santalla (Ramallo). Quizá sean los más interesados en derrotar a Alfonsín hijo.
La disputa que Julio Cobos y Ricardo Alfonsín mantienen hacia adentro del radicalismo se trasladó ahora a la provincia de Buenos Aires, donde el próximo 6 de junio se definirán las nuevas autoridades del Comité bonaerense, que hoy está a cargo de Daniel Salvador, aliado del hijo del ex presidente.
Salvador no llegó a ese cargo hace dos años por el dedo de “Ricardito” sino por un nuevo acuerdo entre éste y los dos históricos dirigentes de la UCR en la provincia de Buenos Aires: Leopoldo Moreau y Federico Storani.
Pero al mes siguiente de su asunción todo cambió: Julio Cobos sumó más popularidad que nadie con su voto no positivo y trasladó ese capital al radicalismo, mientras que Ricardo Alfonsín comenzó a hacer valer su apellido en un escenario político abierto a nuevas figuras opositoras.
Hoy ambos siguen siendo los dirigentes más convocantes del partido, pero ya desde la elección del año pasado caminan por veredas distintas. Tanto, que el diputado no se resigna a un acuerdo futuro con Elisa Carrió y hasta amaga él con retar a una interna nacional al mendocino.
La contienda de la provincia de Buenos Aires será los pondrá frente a frente y el resultado podría ser desencadenante de futuras decisiones. “¿Desde donde va a pedir Ricardo ir a una interna nacional si pierde en la provincia más importante?” preguntan sus detractores.
Alfonsín lo sabe y por eso sus colaboradores diseñan una estrategia para que sea él el candidato a presidir el Comité Provincia, aun cuando la Carta Orgánica prohíbe que ese lugar lo ocupen quienes tengan cargos electivos.
Para sortear ese escollo están estudiando en detalle una resolución emitida esta semana por la junta orgánica partidaria que, según los alfonsinistas, permitiría que Alfonsín recién deba optar por uno de los dos cargos –el partidario o el electivo- cuando haya otra elección general.
Los aliados de Moreau, que tiene control de la Junta, rechazan esa lectura, al igual que los cobistas, quienes esta semana fueron habilitados por la ese organismo a reafiliarse y participar así de la votación.
Y desde ambos sectores temen que, en realidad, Alfonsín use esa interpretación para ser candidato testimonial, artimaña que sí creen que sería legal y podría mover el tablero. “Sería una locura, el radicalismo fue a la justicia para rechazar las testimoniales del peronismo”, se alarman.
Quien lideró esas incursiones por los tribunales fue el senador Gerardo Morales, presidente del Comité nacional hasta diciembre y todavía un férreo aliado de Alfonsín y reacio a la figura de Cobos.
Nombres y posibilidades
Si lo de su candidatura no prospera, el alfonsinismo propondría como candidato al platense Miguel Bazze. Moreau quiere a Eduardo Santín y Storani, aliado suyo en esta cruzada, pelea porque tenga un lugar el necochense Pedro Azcoiti, diputado nacional hasta el 10 de diciembre.
El gran problema de Alfonsín es doblegar el poderío de Moreau en el conurbano, zona de sucesivos fracasos radicales en las elecciones generales, pero donde el ex senador puede arrear más afiliados que nadie.
En la zona norte del conurbano Moreau sumaría a su peso de anfitrión el apoyo del intendente de San Isidro, Gustavo Posse. Al hijo del ex presidente tampoco le sería fácil hacer pie fácilmente en el sur del conurbano.
En 2005, cuando el radicalismo bonaerense dirimió sus representantes en el Comité nacional, esta región registró la mayoría de los votantes y fue la clave para que sea derrotada Margarita Stolbizer.
Los alfonsinistas confían sobre todo en el apoyo del interior bonaerense, donde las últimas internas terminaron con denuncias que llegaron a la justicia electoral.
Quizá para reforzar su imagen en esa zona, donde la Ucr conserva buena parte de sus cargos electivos, Alfonsín se mostró hoy con Margarita Solbizer en Ayacucho, plena pampa húmeda. “Si le sacamos el partido a Moreau y Storani, ella puede volver”, se entusiasman sus allegados.
Otro problema que aqueja a los alfonsinistas para pelear en las urnas en que en la mayoría de los distrititos habría acuerdo que evitaría la elección local, por lo que los afiliados deberían acercarse a las urnas sólo para votar a Bazze o Santín, sus candidatos a convencionales provinciales y demás miembros del Comité. De ahí que sea importante contar con una figura convocante.
Es que mientras Alfonsín apuesta a su contacto con el afiliado, Moreau confía en la estructura orgánica, un juego que siempre hizo con su línea interna, el Modeso. Sus llamados todavía son atendidos por la veintena de intendentes, mantiene línea directa con cuatro de los diez diputados provinciales y uno de los cuatro senadores.
Y es sin dudas quien mayor inserción tiene entre los empleados de los organismos de control de la provincia, comandados hace dos décadas por ex dirigentes radicales, por un acuerdo bipartidista que ningún cataclismo político pudo alterar.
Storani, quien supo comandar La Con, la otro línea interna del radicalismo bonaerense, cuenta hoy con escasa llegada a los dirigentes; tanto, que muchos de sus ex seguidores conformaron hace dos años otra vertiente del partido, que llamaron Superación Radical.
Otros fueron los que en 2006 pegaron el salto al kirchnerismo y ahora se convirtieron en cobistas acérrimos, como el diputado y ex intendente de Mar del Plata, Daniel Katz, y los jefes comunales Mario Meoni (Junín), Héctor Gutiérrez (Pergamino) y Walter Santalla (Ramallo). Quizá sean los más interesados en derrotar a Alfonsín hijo.
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