(La Política OnLine). El ex presidente cesó en su ofensiva contra los jefes comunales del peronismo que vienen diferenciándose de la Casa Rosada. Negoció con varios de ellos terminar con los gestos de discordia al menos hasta fin de año, cuando la proximidad de los próximos comicios haga inevitable una nueva negociación, que tendría final abierto. Scioli y el PJ bonaerense alimentan la disputa.
Kirchner abrió una vía de negociación con los intendentes de la provincia de Buenos Aires que desde el año pasado marcaron distancia de él y de los popes del PJ bonaerense, quienes apuestan su capital a una reelección de Daniel Scioli.
El grupo de rebeldes lo integran entre otros Sergio Massa, de Tigre; Pablo Bruera, de La Plata; Cristian Breitenstein, de Bahía Blanca; Darío Giustozzi, de Almirante Brown; Alberto Gelene, de La Flores y el ya ex radical José Eseverri, entre otros.
También estaba el intendente del Partido de la Costa, Juan Pablo de Jesús, a quien este jueves se lo vio en el Congreso junto al ministro de Economía, Amado Boudou. Todos pretenden ser la renovación de un peronismo que llegaría en muy malas condiciones para los comicios del año que viene.
Según pudo saber LPO, a este lote de mandatarios ya le llegó la señal de Kirchner de pactar una tregua al menos hasta fin de año, que incluya la suspensión de agresiones de parte de los intendentes y el cumplimiento de todos los acuerdos financieros entre la Nación y las comunas.
Se sabe, la dilación en el envío de fondos es el primer castigo que soportan los gobernantes que pierden la simpatía del matrimonio presidencial.
Por decisión de Kirchner, ninguno de estos intendentes estaría con esos problemas en lo que corresponde a acuerdos con la Nación, aunque sí sufren demoras con el dinero que debe llegarles directo desde la provincia de Buenos Aires
Ocurre que el gobernador Daniel Scioli se siente más afectado hoy por los intendentes díscolos que el propio Kirchner, sobre todo porque entre ellos se encuentra Massa, quien podría frustrarle su deseo de, al menos, ser reelegido en 2011.
Scioli no está solo en esa apuesta. Lo acompañan los mandamases del PJ bonaerense, que preside nada menos que el vicegobernador, Alberto Balestrini.
El merchandising con el sello Scioli-Balestrini 2011 blanqueó una estrategia que el matancero y su equipo de colaboradores pactaron con el gobernador tras la derrota electoral del año pasado: concentrar todos los esfuerzos para retener el control de la provincia de Buenos Aires.
En ese esquema, las todavía prometedoras mediciones de Scioli y la vigente estructura política del peronismo aportarían lo necesario para no perder el poder bonaerense pese al declive de Kirchner.
Es por eso que la avanzada de los intendentes rebeldes se convirtió en uno de los principales obstáculos de esta empresa. Por eso, la tregua que pactaron con Kirchner, no seria de su agrado.
Kirchner abrió una vía de negociación con los intendentes de la provincia de Buenos Aires que desde el año pasado marcaron distancia de él y de los popes del PJ bonaerense, quienes apuestan su capital a una reelección de Daniel Scioli.
El grupo de rebeldes lo integran entre otros Sergio Massa, de Tigre; Pablo Bruera, de La Plata; Cristian Breitenstein, de Bahía Blanca; Darío Giustozzi, de Almirante Brown; Alberto Gelene, de La Flores y el ya ex radical José Eseverri, entre otros.
También estaba el intendente del Partido de la Costa, Juan Pablo de Jesús, a quien este jueves se lo vio en el Congreso junto al ministro de Economía, Amado Boudou. Todos pretenden ser la renovación de un peronismo que llegaría en muy malas condiciones para los comicios del año que viene.
Según pudo saber LPO, a este lote de mandatarios ya le llegó la señal de Kirchner de pactar una tregua al menos hasta fin de año, que incluya la suspensión de agresiones de parte de los intendentes y el cumplimiento de todos los acuerdos financieros entre la Nación y las comunas.
Se sabe, la dilación en el envío de fondos es el primer castigo que soportan los gobernantes que pierden la simpatía del matrimonio presidencial.
Por decisión de Kirchner, ninguno de estos intendentes estaría con esos problemas en lo que corresponde a acuerdos con la Nación, aunque sí sufren demoras con el dinero que debe llegarles directo desde la provincia de Buenos Aires
Ocurre que el gobernador Daniel Scioli se siente más afectado hoy por los intendentes díscolos que el propio Kirchner, sobre todo porque entre ellos se encuentra Massa, quien podría frustrarle su deseo de, al menos, ser reelegido en 2011.
Scioli no está solo en esa apuesta. Lo acompañan los mandamases del PJ bonaerense, que preside nada menos que el vicegobernador, Alberto Balestrini.
El merchandising con el sello Scioli-Balestrini 2011 blanqueó una estrategia que el matancero y su equipo de colaboradores pactaron con el gobernador tras la derrota electoral del año pasado: concentrar todos los esfuerzos para retener el control de la provincia de Buenos Aires.
En ese esquema, las todavía prometedoras mediciones de Scioli y la vigente estructura política del peronismo aportarían lo necesario para no perder el poder bonaerense pese al declive de Kirchner.
Es por eso que la avanzada de los intendentes rebeldes se convirtió en uno de los principales obstáculos de esta empresa. Por eso, la tregua que pactaron con Kirchner, no seria de su agrado.
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