El mercado de la construcción en la ciudad de Buenos Aires está empezando a desacelerarse. Las superficies registradas para levantar edificios cayeron un 45% en el primer bimestre del año respecto del mismo periodo del 2011. Aseguran que las restricciones a la adquisición de dólares podría ser una de las causas.
El mercado de la construcción en la ciudad de Buenos Aires está empezando a desacelerarse. Las superficies registradas para levantar edificios cayeron un 45% en el primer bimestre del año respecto del mismo periodo del 2011.
Este indicador, que anticipa el nivel de obras que van a comenzar en un futuro mediato, es un sensor de las expectativas del mercado, “aunque para marcar una tendencia es prudente esperar a tener los datos del primer trimestre”, aconseja José Rozados, de la firma Reporte Inmobiliario, según publicó el diario Clarín.
Según las cifras de la Dirección de Estadística y Censos del gobierno porteño, en los meses de enero y febrero de este año, los pedidos para construir sumaron 218.992 metros cuadrados, mientras que, en el mismo lapso del año pasado, resultaron ser 399.088.
Si se analizan sólo los datos de febrero respecto del mismo mes de 2011, la caída es más profunda todavía, del 64,8%, señala Rozados. En febrero de este año, los pedidos sumaron 66.089 metros cuadrados contra 187.888 correspondientes a febrero del 2011.
Este indicador advierte que las expectativas futuras de la construcción no son las mejores a partir de algunas noticias oficiales que, a fines de 2001, empezaron a sembrar dudas en el mercado. Las restricciones a la adquisición de dólares, las exigencias para que las inmobiliarias informen a la Unidad de Información Financiera sobre las operaciones superiores a los US$ 140.000 y hasta la intención de poner mayor gravamen a los fideicomisos avivaron los temores de los empresarios, explican los analistas. A esto se suma la suba de los precios de los materiales.
Si bien la tendencia viene desde los últimos 5 años, y siguió su curso porque se actualizaron los valores de las propiedades, también logró achicar la rentabilidad del negocio.
Un punto no menor es que, como informó Clarín, casi el 80% de los metros que se aprobaron el año pasado fueron para construir departamentos chicos, de 1 o 2 ambientes. Es decir, el objetivo es captar al inversor que dispone de dinero para luego volcar esa propiedad en alquiler, a pesar de que la rentabilidad anual es históricamente baja (entre 4,5% y el 6%).
Precisamente, Miguel Pato, de Ernst & Young, adjudica la caída de la superficie a construir –que había crecido 97% en 2011– a una saturación de este modelo. “Así como no hay compradores finales porque no hay crédito, ahora faltan inversores . Con la perspectiva de inflación que hay y la cantidad de inmuebles vacíos (unas 340.000 unidades en Capital), los constructores ya no ven la oportunidad de encontrar nuevos inversores”. (La Polítrica OnLine).
El mercado de la construcción en la ciudad de Buenos Aires está empezando a desacelerarse. Las superficies registradas para levantar edificios cayeron un 45% en el primer bimestre del año respecto del mismo periodo del 2011.
Este indicador, que anticipa el nivel de obras que van a comenzar en un futuro mediato, es un sensor de las expectativas del mercado, “aunque para marcar una tendencia es prudente esperar a tener los datos del primer trimestre”, aconseja José Rozados, de la firma Reporte Inmobiliario, según publicó el diario Clarín.
Según las cifras de la Dirección de Estadística y Censos del gobierno porteño, en los meses de enero y febrero de este año, los pedidos para construir sumaron 218.992 metros cuadrados, mientras que, en el mismo lapso del año pasado, resultaron ser 399.088.
Si se analizan sólo los datos de febrero respecto del mismo mes de 2011, la caída es más profunda todavía, del 64,8%, señala Rozados. En febrero de este año, los pedidos sumaron 66.089 metros cuadrados contra 187.888 correspondientes a febrero del 2011.
Este indicador advierte que las expectativas futuras de la construcción no son las mejores a partir de algunas noticias oficiales que, a fines de 2001, empezaron a sembrar dudas en el mercado. Las restricciones a la adquisición de dólares, las exigencias para que las inmobiliarias informen a la Unidad de Información Financiera sobre las operaciones superiores a los US$ 140.000 y hasta la intención de poner mayor gravamen a los fideicomisos avivaron los temores de los empresarios, explican los analistas. A esto se suma la suba de los precios de los materiales.
Si bien la tendencia viene desde los últimos 5 años, y siguió su curso porque se actualizaron los valores de las propiedades, también logró achicar la rentabilidad del negocio.
Un punto no menor es que, como informó Clarín, casi el 80% de los metros que se aprobaron el año pasado fueron para construir departamentos chicos, de 1 o 2 ambientes. Es decir, el objetivo es captar al inversor que dispone de dinero para luego volcar esa propiedad en alquiler, a pesar de que la rentabilidad anual es históricamente baja (entre 4,5% y el 6%).
Precisamente, Miguel Pato, de Ernst & Young, adjudica la caída de la superficie a construir –que había crecido 97% en 2011– a una saturación de este modelo. “Así como no hay compradores finales porque no hay crédito, ahora faltan inversores . Con la perspectiva de inflación que hay y la cantidad de inmuebles vacíos (unas 340.000 unidades en Capital), los constructores ya no ven la oportunidad de encontrar nuevos inversores”. (La Polítrica OnLine).
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