Se menciona que un diplomático chileno, comentando las diferencias entre Chile y Argentina, dijo que no se debían a la cordillera de los Andes sino al peronismo.
En los hechos, Chile prosperó, mejoró la vida de su población y el ingreso per cápita aumentó a niveles que sorprenden al mundo; Argentina se estancó, empobreció a la población, y el ingreso per cápita cayó a niveles por debajo del chileno, que en el mundo no se comprende.
La revolución de 1943, fue política para que el pueblo eligiera libremente a sus gobernantes. Degeneró en un caudillismo llamado justicialismo, que con prebendas, la corporación sindical, regalos a descamisados, dilapidación y corrupción, llegó a tener una abrumadora mayoría electoral que ya dura setenta años. Impidió ordenar el país, cuando fue gobierno y siendo oposición.
Perón en su 3ª presidencia intentó ordenar su partido, pero no pudo dominar la estructura creada y terminó en la guerra civil. Muchos pretenden ser sus herederos políticos, pero son apócrifos y peleados internamente, entre ellos el cristinismo, que es un barco al garete. El peronismo, ahora cristinismo, es una experiencia histórica destructora y empobrecedora. La ciudadanía debe sacarse de encima esta fatal historia y reconstruir la prosperidad de la Nación.
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