BUENOS AIRES, Marzo 28, (PUNTO CERO) El encuestador sostiene que la definición del presidente se demorará. "Es más temido que amado", asegura Carlos Fara, quien tiene una encuesta recién horneada que indica que el 87 por ciento de los argentinos considera que Néstor Kirchner se presentará a la reelección.
El sociólogo, desde México, donde encabezó un seminario sobre marketing político, repasó con La Capital números, tendencias y claves del momento político.-Usted tiene una flamante medición que indica la creencia mayoritaria de la sociedad respecto a la reelección de Kirchner. ¿Cuáles son los números?
-El 87 por ciento cree que el presidente se presentará a la reelección. Por lo tanto, todas las jugarretas respecto al operativo clamor, y otras, ya no tendrán impacto en la opinión pública, así como los trascendidos de que no quiere hacerlo.
-El convencimiento de la sociedad respecto a la reelección, ¿qué influencia tiene a la hora de medir intención de voto?
-Mucha, porque implica que la gente ya lo está considerando como candidato para 2007, y eso lo posiciona en las encuestas.
-¿En qué se basa la sociedad para creer que kirchner será reelecto?
-Creo que influyen tres cosas. Primero, el gobierno anda bien para la mayoría, lo que hace razonable pensar que quiera y pueda quedarse. Segundo, ya se empezó a hablar del tema, por lo que ahora cualquier desmentida cae en saco roto. Tercero, la sociedad lo ve al presidente como alguien con un liderazgo muy fuerte, guste o no su gestión, por lo que la historia indica que si un líder está consolidado, querrá permanecer.
-Hay una tendencia (que se observa en la calle y en los medios) respecto a la "inexistencia" de la oposición como alternativa de poder. ¿Es así?
-Absolutamente. El politólogo Giovanni Sartori habla de "capacidad de chantaje" para considerar existente a una oposición, en el buen sentido del término. Esto es, que le pueda negociar cosas al gobierno. Esto hoy casi no existe en la Argentina, porque por otro lado casi nos estamos quedando sin partidos. Estamos peor que en el 93, 94, 95, porque por lo menos ahí Raúl Alfonsín pudo obligarlo a Carlos Menem a acordar el Pacto de Olivos. Había una oposición, el Frepaso, que tenía fuerte capacidad de instalación de temas en los medios, aunque su peso específico parlamentario no era correlativo.
-¿Cree que Kirchner demorará una definición sobre la reelección hasta último momento?
-Es muy posible. Al menos, tuvo que levantar el acto del 25 de mayo. Yo creo que se dio cuenta de que había acelerado los tiempos innecesariamente. Un operativo clamor tiene sentido a comienzos de 2007, no de 2006.
-Una candidatura presidencial de Cristina, ¿no sería leída como un intento de conservar el poder por más de una década por parte del kirchnerismo?
-Sí, pero eso hoy a la sociedad mayoritariamente no le interesa. Con una economía creciendo al 9 por ciento y la gente consumiendo los peligros institucionales pasan un poco de largo. En ese sentido es semejante al período 93-95 de Menem.
-Kirchner parece ser un líder que genera temor y no amor en la sociedad. ¿adhiere a ese análisis?
-Absolutamente. Siempre será respetado, pero no amado. Muchos analistas respaldan esa actitud basados en los consejos de Maquiavelo al príncipe. En consecuencia: cuando no hay amor, el día que trastabille todos los temerosos terminarán por ser partícipes del asesinato político del príncipe.
-¿Qué dicen sus mediciones respecto a los opositores mejor posicionados?
-Carrió volvió a ser la mejor posicionada, porque Mauricio Macri cayó en imagen con el juicio a Cromañón. Macri había superado a la líder del ARI luego de su triunfo en la Capital Federal pero dilapidó esa ventaja en el verano. López Murphy no parece tener perspectiva.
-¿Paga costos políticos Kirchner por sus peleas con los empresarios, o la mayoría está de su lado?
-La mayoría está de su lado, por lo tanto por ahora no paga costos. Pero los que no paga hoy los puede pagar mañana, cuando sufra algún tropiezo. En ese instante todas las genialidades se vuelven críticas y generan un efecto bola de nieve negativo.
-¿La sociedad registra lo que algunos medios califican como "autoritarismo extremo" de Kirchner?
-No demasiado. En diciembre de 2005 preguntamos si estaba de acuerdo con los que dicen que a kirchner sólo le interesa el poder. El 52 por ciento dijo que no y el 36 por ciento respondió de manera afirmativa. De modo que por ahora no impacta demasiado ese discurso.
-¿Qué dicen sus sondeos sobre intención de voto para las presidenciales con Kirchner en la grilla?
-Obviamente, Kirchner marcha primero con casi el 40 por ciento, en el mismo nivel que diciembre. En marzo, está segunda Carrió, con el 13 por ciento, que recuperó el espacio perdido luego de su derrota en la Capital en octubre. Tercero marcha Macri, con el 6 por ciento, a quien, como dijimos lo afecta el juicio político a Aníbal Ibarra. Es curioso el caso de Carrió, porque aun perdiendo, su fortaleza sigue siendo importante. Es para prestarle atención a ese aspecto.
-¿Y con Cristina candidata a presidenta?
-No lo medimos, pero es claro que Cristina reemplazaría a su esposo en la misma medida. Vale aclarar que si el presidente descendiese, eso afectaría a la senadora.
-¿Cree que Roberto Lavagna puede ser postulante a jefe de Gobierno porteño por el kirchnerismo?
-Es posible. Hoy marca casi 7 puntos, un par de puntos por debajo de Daniel Scioli. Es una buena carta del oficialismo. Creo que Lavagna es muy cauteloso y no lo veo enfrentándose al gobierno, salvo en un situación de crisis, que es muy poco probable.
-¿La sociedad que adhirió sin complejos al menemismo, se está dando ahora una "ducha" de progresismo que expíe sus culpas?
-En parte sí. Mi caracterización es que la actitud de la gente es pragmática. O como decía Deng Xiao Ping para explicar el cambio económico en China: "No importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones". Ahora eligieron el gato progresista porque el pro mercado fracasó en sus objetivos sociales. Pero eso no indica que el actual sea el gato definitivo. Por otro lado, en realidad, la gran base del gobierno de Menem y de Kirchner es la misma: el electorado justicialista de clase baja, que adhiere según resultados y liderazgos, no tanto según definición ideológica. Por eso, el mismo tipo de gente votó a Cristina Fernández en provincia de Buenos Aires y a Macri en Capital Federal, sin importarle el esquema izquierda-derecha". (PUNTO CERO).
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