SAN ANDRES DE GILES, Abril 20, (PUNTO CERO) Transcurría el año 1820 y el país se hallaba en una lucha civil entre Buenos Aires y los caudillos del interior.
El 28 de junio de 1820, el General Soler Gobernador de Bs. As. al mando de 1.500 hombres, se enfrenta contra el Gobernador de Entre Ríos, General Estanislao López.
La batalla ocurrió en la Cañada de la Cruz, una depresión en la Pampa con nacimiento en nuestra localidad. Doscientos muertos fue el saldo de la Batalla. Nuestros gauchos se batieron de a caballo con gran heroísmo.
PROGRAMA DE ACTOS
9.30 Hs. Recreación de la batalla con la participación de 400 jinetes. Ruta 7 Km. 87. PEAJE VILLA ESPIL.
11 Hs. DESFILE DE AGRUPACIONES hasta el pueblo.
12 Hs. HOMENAJE Y MISA DE CAMPAÑA EN LA PLAZA DE VILLA ESPIL.
13 Hs. PATIO DE COMIDAS CRIOLLAS. Asado con cuero, empanadas, buffet. Traer vajilla.
14 Hs. FESTIVAL FOLCKLORICO DE DANZAS, CONJUNTOS Y ARTISTAS INVITADOS.
LA BATALLA DE CAÑADA DE LA CRUZ - 28 DE JUNIO DE 1820
Sobre las aguas barrosas de la Cañada de la Cruz vibró la clarinada salvaje del toque a degüello. A las 16 horas del 28 de junio de 1820, finalizaba la batalla, quedando 200 muertos como saldo sangriento y una tenaz persecución de los dispersos se iniciaba.
Días antes, el General Miguel E. Soler proclamado Gobernador de la Provincia de Buenos Aires en el Cabildo de Luján había reunido un ejercito de 2000 hombres El Batallón de Cazadores, miliciosos de la Villa de Luján, los restos de Aguerridos y algunas compañías del segundo tercio cívico con cuatro piezas de artillería.
La caballería la formaban el regimiento de Dragones de Buenos Aires, los Blandengues y los Colorados de las conchas, también había milicias de los partidos de Matanza, Chascomús, Magdalena y Ranchos.
Sin embargo estas fuerzas de Bs. As., si bien superiores en número, ante el conflicto sangriento que se iba a ventilar, venían ya desmoralizados, con sus oficiales deseando abandonar a Soler, y la opiñon general era que iban a una derrota segura.
En el otro bando, bajo el mando del gobernador vitalicio y caudillo de Santa Fe, General Estanislao López había una fuerza de 1200 hombres.
Los famosos Dragones de Santa Fe, comandados por el mismo López, nunca habían perdido una batalla. Un escuadrón de 80 a 100 oficiales al mando del General Carlos de Alvear, las milicias de Santa Fe al mando del General Benavente, 300 milicianos chilenos, llamados división chilena, comandados por José Carreras y 500 indios del Chaco, componían las fuerzas invasoras federales.
Al enterarse Soler que las fuerzas santafesinas se dirigían hacia el poblado de Capilla del Señor, a marcha forzada les dio alcance, pero fue avistado por una partida santafesina y tomaron posición a ambos lados de la Cañada de la Cruz, una depresión en la pampa, con orillas pantanosas y un pequeño hilo de agua que crece con las lluvias. En este lugar a siete leguas de la Villa de Luján se situaron las fuerzas a ambas orillas del cañadón, quedando enfrentados a las 12 horas del día citado.
Se inició la acción tipo guerrilla para luego irse generalizando la lucha. El general Pagada con milicianos de Buenos Aires, cruzó la cañada, enfrentando a los chilenos, pero fue rechazado. Soler atacó las fuerzas de Alvear y sus milicias, logrando dispersarlos, pero en ese momento aparecen en escena los Dragones de Santa Fe, con fuertes alaridos y sable en mano, rodeando las fuerzas de Soler, que no recibe apoyo del General Domingo French a cargo de la izquierda puesto que se empantana en un guadal debiéndose rendir ante Benavente.
El caos generalizado decide la lucha a favor de los Santafesinos, huyendo Pagada hacia Pilar y el resto de las tropas de Soler hacia la Villa de Luján.
Tan tenaz fue la persecución de los dispersos que al llegar a Luján debió Soler continuar su huida hacia el puente de Marquez.
El batallón de cazadores, comandados por el Coronel Celestino Vidal y compuesto por negros y mulatos, había quedado como reserva en Luján y debió rendirse. Al llegar Soler a las puertas de la Capital y mientras daba órdenes a los dispersos, la tropa estaba muy exaltada, los ánimos revelados, a punto tal que hubo algunos disparos hacia el mismo Soler. Ante tal estado y previniendo un desenlace funesto para su vida, Soler al amparo de la noche, cruzo furtivamente la ciudad y se embarco en un lanchón que lo llevo a Colonia de Sacramento.
Una crónica de la época decía estos versos:
Ahorcados habrán de ser
López, Alvear y Carreras
Sin dejar de agradecer
Que nos hayan libertado
De Pagóla y de Soler.
A consecuencia de la Batalla de Cañada de la Cruz y del autoexilio de Soler fue nombrado Carlos de Alvear y el chileno Carreras, acérrimos enemigos de San Martín y O’Higgins, sumado a otros hechos, provocaron el retiro de San Martín de la vida politico-militar, debiéndose exiliar en Inglaterra y Francia como se sabe.
En los partes de batalla se menciona que tanto en Cepeda como en Cañada de la Cruz, los indios del Chaco tocaban sus tambores, la caballería, sobre todo los Dragones de Santa Fe que tocaban dando terribles alaridos.Las órdenes se daban con toques de clarín, anunciando, ataque, retirada, inclusive la del toque a degüello, con que iniciamos este relato. (PUNTO CERO).
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