BUENOS AIRES, Marzo 24, (PUNTO CERO) Han transcurrido los primeros cien días del gobierno de Cristina Fernández.
Los que habitualmente definen una línea.
Si el gobierno de Néstor Kirchner se caracterizó por ser una ruptura, en algunos aspectos significativos, con la década del noventa y en otros una continuidad, el de Cristina Fernández parece ser una prolongación estabilizada de de los dos últimos años del gobierno iniciado el 25 de mayo del 2003.
Néstor Kirchner desplegó los aspectos más positivos de su política en los dos primeros años. Luego administró esos éxitos, en una sociedad cuyas alternativas factibles son lamentables.
Cristina Fernández parece la continuidad debilitada de esos dos últimos años.
El establishment intenta vender la imagen de la isabelización de Cristina. Es un intento infructuoso porque hay diferencias y trayectorias muy diferentes.
La otra imagen que algunos medios y Eduardo Duhalde intentan proyectar es del doble comando.
Y ahí, más allá de las intenciones de los que la perpetran para favorecer sus intereses, hay una parte de razón. En las oficinas de Puerto Madero se tensa la relación de fuerzas se concretan los acuerdos, los negocios, que luego se homologan en Balcarce 50.
Kirchner hizo de su enorme debilidad un ejercicio de fortaleza y concentró en su persona un Poder Ejecutivo diariamente presente por hechos o por discursos que señalaban con precisión los adversarios y exteriorizaba un poderío superior al real. La oposición y el establishment vociferaban contra el atril y el hegemonismo. Los Fernández y Kunkel atacaban y muchas veces desnudaban a los adversarios y respaldaban en público al Presidente Y Guillermo Moreno con procedimientos no siempre ortodoxos disciplinaba e intenta poner en caja a los empresarios. Muchos de ellos despotrican en privado por prácticas que son apenas meras caricias, en comparación con la que algunos de ellos fueron cómplices durante el terrorismo de estado.
Desde el punto de vista operativo, Cristina Fernández recibió las dificultades de una inflación incipiente y tareas estructurales no abordadas en la primera etapa y en condiciones de encararse luego de cinco años de notable crecimiento.
Con un lustro de recuperación económica, con importantes reservas acumuladas, con una baja significativa del desempleo, el gobierno de Cristina Fernández debería afrontar las reformas estructurales pendientes imprescindibles y el núcleo duro de los problemas sociales
En estos primeros cien días la presencia del Poder Ejecutivo fuerte fue perdiendo sus perfiles. Los Fernández se desdibujaron, el Ministro de Economía Martín Lousteau se encuentra empalidecido por Guillermo Moreno que ha pasado a ser el funcionario más silenciosamente presente. El Ministro del Interior Florencio Randazzo sólo aparece para mantener algún tiroteo verbal con Carrió.
Cristina Fernández hace ejercicio de una oratoria desusada sin recurrir ni siquiera de ayudas memorias, tratando de reemplazar con ese recurso notorio, atractivo y seductor, una consolidación personal que sufre cierto desplazamiento por la presencia activa del ex presidente en la construcción del poder y en los medios.
En estos cien primeros días, la flamante presidente se hizo tiempo para tomarse sus vacaciones, participar en algunos actos del cual el más significativo fue el de los veinte años de Hugo Moyano al frente de los camioneros. Contraste muy significativo con la áspera reunión con la CTA. El otro, institucional, fue la apertura de las sesiones legislativas. Como proyectos presentados recordables, el polémico Tren Bala. Una continuidad positiva y activa en el área diplomática con un comportamiento brillante en la reunión del Grupo Río en Santo Domingo. Aún en esta área no se evitó un resbalón como fue la invitación al Presidente de Guinea Ecuatorial al que se lo apostrofó con un inoportuno discurso sobre los derechos humanos en su país.
Como se ve, más allá de posibles omisiones, los primeros cien días no se han destacado ni por su originalidad ni por intensidad. Es cierto también que se vivió una situación de crispación con EE.UU por la famosa valija de Antonini Wilson, que más allá de desprolijidades poco claras, pareció una clara delimitación desde el Imperio para desmarcar la cancha de la presidente.
Tal vez corresponda hacerse la pregunta ¿El kirchnerismo encontró sus límites en lo realizado en los dos primeros años de gobierno? ¿ Considera que lo que queda es administrar y retocar un modelo que básicamente es en lo fundamental de estructura menemista ( soja y petróleo) con la diferencia significativa de un tipo de cambio favorable para recuperar sectores industriales y con mucha mayor presencia del estado para convertirlo en menos injusto? Hay también en lo social y lo internacional otras diferencias muy significativas con la era de la destrucción noventista: un estado mucho más presente, un acuerdo social implícito con el sindicalismo de Moyano y el alineamiento de sectores concentrados de la economía, una política exterior vinculada a los intereses de integración y unión latinoamericana, una actitud mucho más comprensiva que represiva con los sectores sociales excluidos. Es fácil advertir si se tiene memoria y buena fe que la situación social y económica es diferente a la de cinco años atrás. Pero que desaprovechar circunstancias externas excepcionales, semejantes en muchos aspectos a la que vivió la Argentina en la etapa primaria exportadora (1880-1930) es un error gigantesco. Y lo que falta es tan o más importante que lo que se realizó. Esa es la inquietud y la preocupación para aquellos que sin desconocer lo que se hizo bien, o más aún, consideran que se recorre un camino posible más allá de sus limitaciones e imperfecciones, estiman que sin trascender los límites alcanzados, el pasado es muy posible que pueda repetirse en el futuro, al tiempo que no se pueda superar la consolidación de una sociedad con enormes diferencias y abismos sociales.
PROPÓSITOS Y REALIDADES
El gobierno de Cristina Fernández se inició en un contexto internacional con importantes diferencias a la etapa anterior. Eso fue también percibido desde el gobierno. La alternativa que encontraron es intentan contemporizar con los sectores limitados o heridos en los años anteriores( Iglesia, sectores económicos, países con inversores afectados por el default y quite de la deuda) y una perspectiva de mayor acercamiento a EE.UU. Un hecho menor, como el de la valija, obstruyó este último intento. La atenuación de un Poder Ejecutivo fuerte ha incrementado la belicosidad de los sectores concentrados de la economía que el gobierno combatió verbalmente pero que en la práctica incrementó su oligopolización. Escribe el economista Carlos Leyba en la revista Debate del 16 de febrero: “.. . Hace tres décadas que vivimos con exclusión social: el 48% de los menores vive en hogares pobres. Con mega-concentración privada en los medios de producción. Hace diez años, las 200 empresas de mayor facturación representaban el 32% del PBI; hoy, más del 50%. Su extranjerización (mayor concentración) pasó del 50% en 1997 a cerca del 70% en nuestros días. El proceso de extranjerización de empresas públicas está en la génesis de la megaconcentración. Si trazáramos sobre el eje del tiempo, una línea con la evolución de la exclusión y otra línea con la concentración, ambas describirían líneas ascendentes paralelas. La exclusión es privaciones, pobreza, indigencia. La megaconcentración crecimiento de la inequidad. …Si trazamos ambas líneas para 1945/1975 serán también paralelas: casi nula indigencia, baja pobreza, y mínimas privaciones con la existencia de un proceso de “acumulación de capitalismo mixto” y baja concentración en la propiedad privada. Aquí desde el “rodrigazo”, y en el mundo, desde el imperio del Consenso de Washington, el capitalismo ha dado un giro hacia la exclusión ( aumento de las privaciones) y hacia el individualismo ( concentración y megafortunas)”
Sin una política que atenué en un principio y luego revierta esta tendencia, la equidad será una ilusión y la lucha contra la inflación una quimera.
La contracara inevitable de la sojización, de la entrega de los recursos básicos (petróleo, gas, minerales), el mantenimiento de un sistema tributario que acentúa la redistribución regresiva, la tardanza en la reconstrucción y rediseñamiento de la red ferroviaria, del fortalecimiento del estado, es la imposibilidad de regresar a una sociedad donde la equidad vuelva a ser el principio rector.
Esto se puede apreciar en las cifras más que preocupantes que afecta a la franja de jóvenes, que para el Ministerio de Trabajo comprende a los que se encuentran entre 18 y 24 años. Uno de cada tres está desocupado. La desocupación en este segmento de edad casi triplica a la general: es del 21,6%. A su vez si solo se consideran a las mujeres se llega al 31%. La principal razón es la baja preparación educacional: no terminar la secundaria o en el caso de haberlo hecho concluirla con un nivel muy precario. El 61,3% de los jóvenes que tienen trabajo están en negro. Se encuentran dentro del 30% más pobre de la población. Según el sociólogo y encuestador Artemio López en el NO, el 78% de los jóvenes están en negro y en NE el 76,6%. Esto se traduce en menores sueldos. Los que trabajan en blanco ganan en promedio $798,00 contra $ 1280,00 del promedio general, además de carecer de cobertura médica. Obviamente que esto acentúa las diferencias sociales. Los jóvenes de clase media y media alta tienen un 35% de mayores posibilidades de conseguir un trabajo bien pago y en blanco. En cambio los pertenecientes a los sectores más humildes solo tienen un 12% de obtener ese mismo puesto.
El jefe del departamento de sociología de la Universidad de Buenos Aires, sociólogo Lucas Rubinich sostiene: “ Para reconstruir este cuadro de extremo deterioro que dejó la Argentina desde los años 75,76 en adelante, pero con fuerza en el 90, hay que aplicar, en términos de salud y educación políticas de posguerra. No se puede salir si no se hacen políticas de posguerra. Hacer las cosas bien no alcanza”. Posiblemente se esté refiriendo a que el empleo juvenil aumentó del 29,5% en el 2003 al 34,5% en el 2007.
La conflictividad creciente con los sectores del campo está revelando el propósito de marcar por parte de estos un campo de batalla para confrontar fuerzas y por otra cierta impericia del gobierno al abroquelar a todo el sector detrás de los grandes productores. Los pequeños y medianos propietarios votaron mayoritariamente por Cristina Fernández en las elecciones del 28 de octubre del 2007. La adopción del incremento de las retenciones es correcta pero debió ir acompañado de un precio sostén para las producciones de manera que permita redistribuir a favor de los pequeños y medianos, la renta que se apropian en forma inequitativa los grandes productores( fuerte presencia de los pooles de siembra, fideicomiso ) y los exportadores.
Las retenciones juegan un papel importante para hacer menos regresivo el sistema impositivo. Permite emparejar el precio internacional deducida las retenciones con el del mercado interno e impide el desabastecimiento local que se produciría por la exportación, más rentable, de la totalidad de la producción. Pero hay otros objetivos que el gobierno no contempla: el usarla como forma de planificación económica, alentando los tambos, la diversificación de cultivos, y el incremento del stock ganadero, todo ello desplazado por las rentabilidad notable de la soja que según algunos cálculos ya cubre más del 50% de la superficie total. Avanzar hacia el monocultivo es otra cara de la dependencia. La inexistencia de planificación puede llevar a que Argentina termine importando lo que históricamente ha producido.
También es cierto que ideológicamente los sectores del campo están atravesados por el liberalismo y muchos terminan actuando como masa de maniobra de los sectores concentrados. La politóloga Chantal Mouffe sostiene: “Todos los que están influidos por la ideología liberal no pueden tener ninguna simpatía por el populismo y no lo pueden entender…..la democracia sí, a condición de que no pongan en cuestión la propiedad privada, que no pongan en cuestión la tasa de ganancia, etc.”.
Detrás del conflicto está el intento de impedir el recorte de la tasa de ganancia por parte del Estado. Los mismos que clamaban en la crisis del 2001 para que se le licuara las deudas o impidiera el remate de los campos.
En épocas de vacas flacas se ruega para que el Estado intervenga y socialice las pérdidas. Cuando hay prosperidad, se privatiza la utilidad y se protesta por el intervencionismo estatal.
Se escamotea del conflicto, que el mantenimiento de una paridad con el dólar alto y descontando las retenciones permite un nivel de ingresos superior a que si de dejara la cotización del dólar a la ley de la oferta y la demanda. Que se subsidia el gas oil, que el impuesto inmobiliario en la Provincia de Buenos Aires que paga un campo es menor que el que abona un departamento medio en la Capital Federal. La valuación fiscal de los campos es menos del 10% de su valor de mercado. Según el periodista Alfredo Zaiat “el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores contabiliza cerca de 1,3 millón de personas ocupadas en el campo. Los últimos datos reflejan que apenas un cuarto del total, alrededor de 325 mil, tienen salarios en blanco. El promedio salarial de ese pequeño grupo de trabajadores no llega a los $1.500 mensuales.
Por otra parte, a través de una argucia basada en una declaración anticipada falsa de venta al exterior, el exportador que actúa como agente de retención, le retiene al productor el importe calculado sobre el precio mayor y la alícuota más alta y le deposita al Estado el importe calculado sobre el precio congelado y la alícuota menor y por lo tanto se apropia y privatiza una parte de la retención según lo ha denunciado Alberto Ferrari Echeverry ex presidente de la Junta Nacional de Granos.
El sistema de retenciones móviles es la medida más audaz que ha tomado el gobierno de Cristina Fernández y se realiza en un contexto internacional atravesado por una crisis internacional de proporciones muy significativa.
El periodista Mario Wainfeld describe con precisión los dobles parámetros de análisis según quien realice las protestas de acción directa en Página 12 del 16 de marzo: “Un lock out se nombra con la proletaria expresión “paro”. Un corte de rutas expandido se bautiza “tractorazo”. Se llama campo al conjunto de entidades representativas de los productores, excluyendo tácitamente del pronombre colectivo a los castigados asalariados. ….Cuando los trabajadores- ocupados o desocupados- apelan al piquete o a la huelga, proliferan como hongos los reproches a la falta de imaginación de la protesta y los cálculos a mano alzada sobre los costos económicos de la acción. Cuando obran así corporaciones más presentables, se soslayan. ….Cuando se levantan los productores se decide que su bronca prueba que tienen razón. No es igual con la crispación de los camioneros o los petroleros de Santa Cruz. Cuando las entidades agropecuarias limitan la libertad ambulatoria, los diarios de negocios o tribuna de doctrina abandonan su estribillo preferido, aquel que reza “ los derechos de uno terminan donde empiezan los de los demás”…. En el sentido común mediático, la jerarquía valorativa funciona al revés: los tractorazos ( como los numerosos cortes emprendidos por sectores medios y altos) tienen mejor reputación que los piquetes encarnados en cuerpos sufrientes”
SUEÑOS Y PERIODISMO
La reunión del grupo Río en Santo Domingo y el histórico debate de siete horas transmitido en directo por televisión es una continuación, aunque en esta ocasión por un hecho desgraciado, de la reunión de presidentes en Argentina con motivo del lanzamiento del Banco del Sur. El acontecimiento merece ser calificado de histórico porque permitió observar sin eufemismos diplomáticos como los nuevos aires que surcan América Latina pudieron desmontar la provocación de la entente Colombia- EE.UU, de aplicación de la doctrina Bush. Esa que sostiene que la seguridad va en detrimento de la soberanía territorial. Fue una nueva transmisión en El Televisor de los Sueños. De esa película que se va filmando dificultosamente en rutilantes colores. Esa que transmitida por los dueños de los medios que se envuelven en la libertad de prensa para encubrir la libertad de empresa, la revierten al blanco y negro con abundante predominio del negro. El periodismo colonial actúa como perro faldero de los amos cuando no son los amos mismos. Calificaron al notable acontecimiento de culebrón latinoamericano. Se agarraron de la frontalidad del debate, de su final feliz como una muestra de inmadurez. Si hubiera concluido como el preámbulo de un conflicto bélico se hubieran referidos extasiados a la forma diferente y civilizada de dirimir los conflictos en la Unión Europea. Pero disgustados por un final que no concordaba con sus intereses hicieron mención, con una desfachatez enorme, al nivel del debate Zapatero- Rajoy, omitiendo que durante el mismo en sesenta ocasiones se acusaron recíprocamente de mentirosos.
El Televisor de los Sueños es una pesadilla para los amos y sus perros falderos. Donde nacen sueños ellos ven barbarie. Donde se retrocede o se consolida lo existente aprecian la civilización. Donde aparecen los colores, ellos baten el parche que se vuelve a la televisión en blanco y negro. Cuando la vida, la historia y sus conflictos esenciales aparecen creen estar ante un culebrón latinoamericano.
CIEN DÍAS, SUEÑOS Y PERIODISMO
Los primeros cien días de Cristina Fernández no entran en el Televisor de los Sueños.
Falta audacia en el libreto, imaginación y avanzar en lo estructural y social.
En ayuda de sus limitaciones va una oposición cuyo accionar es en blanco y negro y parecen interpretar un capítulo de Drácula.
Lo que tal vez entre en Televisor de los Sueños sean algunas preguntas que comparto con el economista Carlos Leyba: “¿ La inclusión social – que no se abandona como meta- seguirá desvinculada de la acción directa y sometida a los rindes del crecimiento? ¿ El tamaño, perfil y destino de la industria nacional seguirá siendo definida por el mercado determine?
¿Sin estrategia estructural? ¿El Estado tendrá un mayor protagonismo de transformación estructural o se limitará, como hasta ahora, básicamente a la obra pública?”
La contestación a estas preguntas, entre otras, determinará la proyección o no de esta película por el Televisor de los Sueños y su descalificación o no por el periodismo colonial.
Los que habitualmente definen una línea.
Si el gobierno de Néstor Kirchner se caracterizó por ser una ruptura, en algunos aspectos significativos, con la década del noventa y en otros una continuidad, el de Cristina Fernández parece ser una prolongación estabilizada de de los dos últimos años del gobierno iniciado el 25 de mayo del 2003.
Néstor Kirchner desplegó los aspectos más positivos de su política en los dos primeros años. Luego administró esos éxitos, en una sociedad cuyas alternativas factibles son lamentables.
Cristina Fernández parece la continuidad debilitada de esos dos últimos años.
El establishment intenta vender la imagen de la isabelización de Cristina. Es un intento infructuoso porque hay diferencias y trayectorias muy diferentes.
La otra imagen que algunos medios y Eduardo Duhalde intentan proyectar es del doble comando.
Y ahí, más allá de las intenciones de los que la perpetran para favorecer sus intereses, hay una parte de razón. En las oficinas de Puerto Madero se tensa la relación de fuerzas se concretan los acuerdos, los negocios, que luego se homologan en Balcarce 50.
Kirchner hizo de su enorme debilidad un ejercicio de fortaleza y concentró en su persona un Poder Ejecutivo diariamente presente por hechos o por discursos que señalaban con precisión los adversarios y exteriorizaba un poderío superior al real. La oposición y el establishment vociferaban contra el atril y el hegemonismo. Los Fernández y Kunkel atacaban y muchas veces desnudaban a los adversarios y respaldaban en público al Presidente Y Guillermo Moreno con procedimientos no siempre ortodoxos disciplinaba e intenta poner en caja a los empresarios. Muchos de ellos despotrican en privado por prácticas que son apenas meras caricias, en comparación con la que algunos de ellos fueron cómplices durante el terrorismo de estado.
Desde el punto de vista operativo, Cristina Fernández recibió las dificultades de una inflación incipiente y tareas estructurales no abordadas en la primera etapa y en condiciones de encararse luego de cinco años de notable crecimiento.
Con un lustro de recuperación económica, con importantes reservas acumuladas, con una baja significativa del desempleo, el gobierno de Cristina Fernández debería afrontar las reformas estructurales pendientes imprescindibles y el núcleo duro de los problemas sociales
En estos primeros cien días la presencia del Poder Ejecutivo fuerte fue perdiendo sus perfiles. Los Fernández se desdibujaron, el Ministro de Economía Martín Lousteau se encuentra empalidecido por Guillermo Moreno que ha pasado a ser el funcionario más silenciosamente presente. El Ministro del Interior Florencio Randazzo sólo aparece para mantener algún tiroteo verbal con Carrió.
Cristina Fernández hace ejercicio de una oratoria desusada sin recurrir ni siquiera de ayudas memorias, tratando de reemplazar con ese recurso notorio, atractivo y seductor, una consolidación personal que sufre cierto desplazamiento por la presencia activa del ex presidente en la construcción del poder y en los medios.
En estos cien primeros días, la flamante presidente se hizo tiempo para tomarse sus vacaciones, participar en algunos actos del cual el más significativo fue el de los veinte años de Hugo Moyano al frente de los camioneros. Contraste muy significativo con la áspera reunión con la CTA. El otro, institucional, fue la apertura de las sesiones legislativas. Como proyectos presentados recordables, el polémico Tren Bala. Una continuidad positiva y activa en el área diplomática con un comportamiento brillante en la reunión del Grupo Río en Santo Domingo. Aún en esta área no se evitó un resbalón como fue la invitación al Presidente de Guinea Ecuatorial al que se lo apostrofó con un inoportuno discurso sobre los derechos humanos en su país.
Como se ve, más allá de posibles omisiones, los primeros cien días no se han destacado ni por su originalidad ni por intensidad. Es cierto también que se vivió una situación de crispación con EE.UU por la famosa valija de Antonini Wilson, que más allá de desprolijidades poco claras, pareció una clara delimitación desde el Imperio para desmarcar la cancha de la presidente.
Tal vez corresponda hacerse la pregunta ¿El kirchnerismo encontró sus límites en lo realizado en los dos primeros años de gobierno? ¿ Considera que lo que queda es administrar y retocar un modelo que básicamente es en lo fundamental de estructura menemista ( soja y petróleo) con la diferencia significativa de un tipo de cambio favorable para recuperar sectores industriales y con mucha mayor presencia del estado para convertirlo en menos injusto? Hay también en lo social y lo internacional otras diferencias muy significativas con la era de la destrucción noventista: un estado mucho más presente, un acuerdo social implícito con el sindicalismo de Moyano y el alineamiento de sectores concentrados de la economía, una política exterior vinculada a los intereses de integración y unión latinoamericana, una actitud mucho más comprensiva que represiva con los sectores sociales excluidos. Es fácil advertir si se tiene memoria y buena fe que la situación social y económica es diferente a la de cinco años atrás. Pero que desaprovechar circunstancias externas excepcionales, semejantes en muchos aspectos a la que vivió la Argentina en la etapa primaria exportadora (1880-1930) es un error gigantesco. Y lo que falta es tan o más importante que lo que se realizó. Esa es la inquietud y la preocupación para aquellos que sin desconocer lo que se hizo bien, o más aún, consideran que se recorre un camino posible más allá de sus limitaciones e imperfecciones, estiman que sin trascender los límites alcanzados, el pasado es muy posible que pueda repetirse en el futuro, al tiempo que no se pueda superar la consolidación de una sociedad con enormes diferencias y abismos sociales.
PROPÓSITOS Y REALIDADES
El gobierno de Cristina Fernández se inició en un contexto internacional con importantes diferencias a la etapa anterior. Eso fue también percibido desde el gobierno. La alternativa que encontraron es intentan contemporizar con los sectores limitados o heridos en los años anteriores( Iglesia, sectores económicos, países con inversores afectados por el default y quite de la deuda) y una perspectiva de mayor acercamiento a EE.UU. Un hecho menor, como el de la valija, obstruyó este último intento. La atenuación de un Poder Ejecutivo fuerte ha incrementado la belicosidad de los sectores concentrados de la economía que el gobierno combatió verbalmente pero que en la práctica incrementó su oligopolización. Escribe el economista Carlos Leyba en la revista Debate del 16 de febrero: “.. . Hace tres décadas que vivimos con exclusión social: el 48% de los menores vive en hogares pobres. Con mega-concentración privada en los medios de producción. Hace diez años, las 200 empresas de mayor facturación representaban el 32% del PBI; hoy, más del 50%. Su extranjerización (mayor concentración) pasó del 50% en 1997 a cerca del 70% en nuestros días. El proceso de extranjerización de empresas públicas está en la génesis de la megaconcentración. Si trazáramos sobre el eje del tiempo, una línea con la evolución de la exclusión y otra línea con la concentración, ambas describirían líneas ascendentes paralelas. La exclusión es privaciones, pobreza, indigencia. La megaconcentración crecimiento de la inequidad. …Si trazamos ambas líneas para 1945/1975 serán también paralelas: casi nula indigencia, baja pobreza, y mínimas privaciones con la existencia de un proceso de “acumulación de capitalismo mixto” y baja concentración en la propiedad privada. Aquí desde el “rodrigazo”, y en el mundo, desde el imperio del Consenso de Washington, el capitalismo ha dado un giro hacia la exclusión ( aumento de las privaciones) y hacia el individualismo ( concentración y megafortunas)”
Sin una política que atenué en un principio y luego revierta esta tendencia, la equidad será una ilusión y la lucha contra la inflación una quimera.
La contracara inevitable de la sojización, de la entrega de los recursos básicos (petróleo, gas, minerales), el mantenimiento de un sistema tributario que acentúa la redistribución regresiva, la tardanza en la reconstrucción y rediseñamiento de la red ferroviaria, del fortalecimiento del estado, es la imposibilidad de regresar a una sociedad donde la equidad vuelva a ser el principio rector.
Esto se puede apreciar en las cifras más que preocupantes que afecta a la franja de jóvenes, que para el Ministerio de Trabajo comprende a los que se encuentran entre 18 y 24 años. Uno de cada tres está desocupado. La desocupación en este segmento de edad casi triplica a la general: es del 21,6%. A su vez si solo se consideran a las mujeres se llega al 31%. La principal razón es la baja preparación educacional: no terminar la secundaria o en el caso de haberlo hecho concluirla con un nivel muy precario. El 61,3% de los jóvenes que tienen trabajo están en negro. Se encuentran dentro del 30% más pobre de la población. Según el sociólogo y encuestador Artemio López en el NO, el 78% de los jóvenes están en negro y en NE el 76,6%. Esto se traduce en menores sueldos. Los que trabajan en blanco ganan en promedio $798,00 contra $ 1280,00 del promedio general, además de carecer de cobertura médica. Obviamente que esto acentúa las diferencias sociales. Los jóvenes de clase media y media alta tienen un 35% de mayores posibilidades de conseguir un trabajo bien pago y en blanco. En cambio los pertenecientes a los sectores más humildes solo tienen un 12% de obtener ese mismo puesto.
El jefe del departamento de sociología de la Universidad de Buenos Aires, sociólogo Lucas Rubinich sostiene: “ Para reconstruir este cuadro de extremo deterioro que dejó la Argentina desde los años 75,76 en adelante, pero con fuerza en el 90, hay que aplicar, en términos de salud y educación políticas de posguerra. No se puede salir si no se hacen políticas de posguerra. Hacer las cosas bien no alcanza”. Posiblemente se esté refiriendo a que el empleo juvenil aumentó del 29,5% en el 2003 al 34,5% en el 2007.
La conflictividad creciente con los sectores del campo está revelando el propósito de marcar por parte de estos un campo de batalla para confrontar fuerzas y por otra cierta impericia del gobierno al abroquelar a todo el sector detrás de los grandes productores. Los pequeños y medianos propietarios votaron mayoritariamente por Cristina Fernández en las elecciones del 28 de octubre del 2007. La adopción del incremento de las retenciones es correcta pero debió ir acompañado de un precio sostén para las producciones de manera que permita redistribuir a favor de los pequeños y medianos, la renta que se apropian en forma inequitativa los grandes productores( fuerte presencia de los pooles de siembra, fideicomiso ) y los exportadores.
Las retenciones juegan un papel importante para hacer menos regresivo el sistema impositivo. Permite emparejar el precio internacional deducida las retenciones con el del mercado interno e impide el desabastecimiento local que se produciría por la exportación, más rentable, de la totalidad de la producción. Pero hay otros objetivos que el gobierno no contempla: el usarla como forma de planificación económica, alentando los tambos, la diversificación de cultivos, y el incremento del stock ganadero, todo ello desplazado por las rentabilidad notable de la soja que según algunos cálculos ya cubre más del 50% de la superficie total. Avanzar hacia el monocultivo es otra cara de la dependencia. La inexistencia de planificación puede llevar a que Argentina termine importando lo que históricamente ha producido.
También es cierto que ideológicamente los sectores del campo están atravesados por el liberalismo y muchos terminan actuando como masa de maniobra de los sectores concentrados. La politóloga Chantal Mouffe sostiene: “Todos los que están influidos por la ideología liberal no pueden tener ninguna simpatía por el populismo y no lo pueden entender…..la democracia sí, a condición de que no pongan en cuestión la propiedad privada, que no pongan en cuestión la tasa de ganancia, etc.”.
Detrás del conflicto está el intento de impedir el recorte de la tasa de ganancia por parte del Estado. Los mismos que clamaban en la crisis del 2001 para que se le licuara las deudas o impidiera el remate de los campos.
En épocas de vacas flacas se ruega para que el Estado intervenga y socialice las pérdidas. Cuando hay prosperidad, se privatiza la utilidad y se protesta por el intervencionismo estatal.
Se escamotea del conflicto, que el mantenimiento de una paridad con el dólar alto y descontando las retenciones permite un nivel de ingresos superior a que si de dejara la cotización del dólar a la ley de la oferta y la demanda. Que se subsidia el gas oil, que el impuesto inmobiliario en la Provincia de Buenos Aires que paga un campo es menor que el que abona un departamento medio en la Capital Federal. La valuación fiscal de los campos es menos del 10% de su valor de mercado. Según el periodista Alfredo Zaiat “el Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores contabiliza cerca de 1,3 millón de personas ocupadas en el campo. Los últimos datos reflejan que apenas un cuarto del total, alrededor de 325 mil, tienen salarios en blanco. El promedio salarial de ese pequeño grupo de trabajadores no llega a los $1.500 mensuales.
Por otra parte, a través de una argucia basada en una declaración anticipada falsa de venta al exterior, el exportador que actúa como agente de retención, le retiene al productor el importe calculado sobre el precio mayor y la alícuota más alta y le deposita al Estado el importe calculado sobre el precio congelado y la alícuota menor y por lo tanto se apropia y privatiza una parte de la retención según lo ha denunciado Alberto Ferrari Echeverry ex presidente de la Junta Nacional de Granos.
El sistema de retenciones móviles es la medida más audaz que ha tomado el gobierno de Cristina Fernández y se realiza en un contexto internacional atravesado por una crisis internacional de proporciones muy significativa.
El periodista Mario Wainfeld describe con precisión los dobles parámetros de análisis según quien realice las protestas de acción directa en Página 12 del 16 de marzo: “Un lock out se nombra con la proletaria expresión “paro”. Un corte de rutas expandido se bautiza “tractorazo”. Se llama campo al conjunto de entidades representativas de los productores, excluyendo tácitamente del pronombre colectivo a los castigados asalariados. ….Cuando los trabajadores- ocupados o desocupados- apelan al piquete o a la huelga, proliferan como hongos los reproches a la falta de imaginación de la protesta y los cálculos a mano alzada sobre los costos económicos de la acción. Cuando obran así corporaciones más presentables, se soslayan. ….Cuando se levantan los productores se decide que su bronca prueba que tienen razón. No es igual con la crispación de los camioneros o los petroleros de Santa Cruz. Cuando las entidades agropecuarias limitan la libertad ambulatoria, los diarios de negocios o tribuna de doctrina abandonan su estribillo preferido, aquel que reza “ los derechos de uno terminan donde empiezan los de los demás”…. En el sentido común mediático, la jerarquía valorativa funciona al revés: los tractorazos ( como los numerosos cortes emprendidos por sectores medios y altos) tienen mejor reputación que los piquetes encarnados en cuerpos sufrientes”
SUEÑOS Y PERIODISMO
La reunión del grupo Río en Santo Domingo y el histórico debate de siete horas transmitido en directo por televisión es una continuación, aunque en esta ocasión por un hecho desgraciado, de la reunión de presidentes en Argentina con motivo del lanzamiento del Banco del Sur. El acontecimiento merece ser calificado de histórico porque permitió observar sin eufemismos diplomáticos como los nuevos aires que surcan América Latina pudieron desmontar la provocación de la entente Colombia- EE.UU, de aplicación de la doctrina Bush. Esa que sostiene que la seguridad va en detrimento de la soberanía territorial. Fue una nueva transmisión en El Televisor de los Sueños. De esa película que se va filmando dificultosamente en rutilantes colores. Esa que transmitida por los dueños de los medios que se envuelven en la libertad de prensa para encubrir la libertad de empresa, la revierten al blanco y negro con abundante predominio del negro. El periodismo colonial actúa como perro faldero de los amos cuando no son los amos mismos. Calificaron al notable acontecimiento de culebrón latinoamericano. Se agarraron de la frontalidad del debate, de su final feliz como una muestra de inmadurez. Si hubiera concluido como el preámbulo de un conflicto bélico se hubieran referidos extasiados a la forma diferente y civilizada de dirimir los conflictos en la Unión Europea. Pero disgustados por un final que no concordaba con sus intereses hicieron mención, con una desfachatez enorme, al nivel del debate Zapatero- Rajoy, omitiendo que durante el mismo en sesenta ocasiones se acusaron recíprocamente de mentirosos.
El Televisor de los Sueños es una pesadilla para los amos y sus perros falderos. Donde nacen sueños ellos ven barbarie. Donde se retrocede o se consolida lo existente aprecian la civilización. Donde aparecen los colores, ellos baten el parche que se vuelve a la televisión en blanco y negro. Cuando la vida, la historia y sus conflictos esenciales aparecen creen estar ante un culebrón latinoamericano.
CIEN DÍAS, SUEÑOS Y PERIODISMO
Los primeros cien días de Cristina Fernández no entran en el Televisor de los Sueños.
Falta audacia en el libreto, imaginación y avanzar en lo estructural y social.
En ayuda de sus limitaciones va una oposición cuyo accionar es en blanco y negro y parecen interpretar un capítulo de Drácula.
Lo que tal vez entre en Televisor de los Sueños sean algunas preguntas que comparto con el economista Carlos Leyba: “¿ La inclusión social – que no se abandona como meta- seguirá desvinculada de la acción directa y sometida a los rindes del crecimiento? ¿ El tamaño, perfil y destino de la industria nacional seguirá siendo definida por el mercado determine?
¿Sin estrategia estructural? ¿El Estado tendrá un mayor protagonismo de transformación estructural o se limitará, como hasta ahora, básicamente a la obra pública?”
La contestación a estas preguntas, entre otras, determinará la proyección o no de esta película por el Televisor de los Sueños y su descalificación o no por el periodismo colonial.
Final incierto con pronóstico reservado. (PUNTO CERO).
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