(La Politica On Line). El ex presidente cree que para derrotar a Kirchner hay que arrebatarle el control político de la provincia de Buenos Aires. Desencantado de Daniel Scioli y Francisco de Narváez, ahora suma a Sergio Massa a la pelea por la gobernación.
La pelea de fondo del peronismo sigue siendo la que libran Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde. Hoy esta confrontación tiene dos escenarios centrales, la puja por la ley de medios y el control de la provincia de Buenos Aires.
En la discusión de la ley de medios, Duhalde se alineó con Clarín y ofreció una muestra de su poder de fuego –que si la coyuntura ayuda- puede ser interesante, frente a la anomia que corroe al resto del arco opositor. El ex presidente tuvo que ver con la intempestiva ruptura de Graciela Camaño con el oficialismo, en la reunión del plenario de comisiones que analizó la ley de medios.
Esta talentosa legisladora, encontró en esa norma una manera de iniciar un camino de alejamiento de la Casa Rosada. El problema, por esas complejidades que tiene la política argentina, es que la investigación de la mafia de los medicamentos ha comenzado a salpicar a su marido, el titular de los gastronómicos Luis Barrionuevo, que en los noventa estuvo a cargo de la Anssal, predecesora de la actual Superintendencia de Servicios de Salud y supuesto origen de la red de funcionarios, sindicatos y empresarios inescrupulosos que hoy se está conociendo.
El kirchnerismo encontró así nuevas razones para solazarse con los dolores de cabeza que están ocasionando a Camaño sus nuevos amigos de los medios. La anécdota sirve para reflejar las contradicciones profundas que Kirchner hizo estallar con el impulso de esta ley.
Los principales grupos de medios se ven en la necesidad urgente de conseguir aliados políticos, a los que por su trabajo cotidiano deben auscultar. Se plantea así un conflicto de intereses, que a veces lastima al periodismo y a veces a la política. Nada para horrorizarse, son las reglas de juego acá y en el resto de las sociedades democráticas, cuando la política hace su tarea, esto es, administrar intereses contrapuestos.
Pegar donde duele
La otra estrategia de Duhalde en su trabajosa tarea de demolición del kirchnerismo apunta a la provincia de Buenos Aires. “La mejor manera de terminar con Kirchner es ganarle el control de la provincia. No se confundan, Kirchner no es la liga de los gobernadores, ni el peronismo del interior, ya ni siquiera la Patagonia, lo único que le queda es la provincia”, sentencia Duhalde en las charlas que mantiene por estos días, pivoteando entre la ley de medios y el futuro del peronismo.
En esa faena, embargado por un profundo desencanto con Francisco de Narváez, ahora comenzó a ensayar la candidatura a gobernador de Sergio Massa. El empresario perdió la confianza del ex presidente, quien se vio forzado así a cambiar de caballo en la mitad del río.
El intendente de Tigre, contra el consejo de algunos amigos que aventuran que no es el 2011 su momento, ya comenzó a calentar motores para esa pelea. Su base de lanzamiento, anticipada el año pasado por La Política Online, es la primera sección electoral, que integra Tigre.
Desde su gestión al frente de ese municipio privilegiado –“la Mónaco bonaerense”, lo gastan sus compañeros del Conurbano-, Massa intenta proyectarse primero como el principal referente del peronismo de la primer sección electoral –que integran municipalidades “ricas” como San Fernando, Vicente López San Isidro-, para luego saltar a la gobernación.
En esa línea, es que retomó los diálogos con el hombre que le abrió la puerta de la política grande. Duhalde se divierte con el desparpajo de Massa, que logró ganarse su confianza años atrás, cuando al enterarse que el ex presidente estaba junto a su mujer en un crucero por el Caribe, no dudó en subirse con su esposa a un avión para generar un “encuentro casual” con el matrimonio de Lomas de Zamora.
Luego Kirchner los distanció y ahora vuelve a juntarlos, desde el espanto compartido. Es esa misma liga del rencor –una poderosa fuerza política-, que Massa está extendiendo el entramado de su incipiente proyecto a gobernador.
Viudas del oficialismo como el ex recaudador bonaerense Santiago Montoya; el ex ministro de Asuntos Agrarios Emilio Monzó; y el maltratado intendente de La Plata, Pablo Bruera, han comenzado a frecuentar al ex jefe de Gabinete. Massa comparte además con Monzó el origen político en la Ucedé.
En esa línea ayer Massa aprovechó la excusa del lanzamiento de una propuesta de un plan impositivo para municipios, para mostrarse en sociedad con los primeros aliados de su proyecto a gobernador. A la presentación del programa fiscal, que se concretó en la Municipalidad de Tigre, asistió Bruera y sus colegas del Municipio de la Costa, Juan Pablo de Jesús; de San Fernando Osvaldo Amieiro y de Olavarría José María Eseverri; además del propio Montoya.
Se va conformado así una liga de jóvenes políticos peronistas con experiencia en gestión, atractivos y joviales, de posicionamiento ideológico de centro, que pueden morder con alguna seriedad la base electoral de Francisco de Narváez, que transita por esos andariveles. Al menos en términos de imagen.
Típica jugada de Duhalde. Sumar competidores para guardarse la decisión final; que provoca en Massa una incomodidad evidente: necesita el respaldo del ex presidente para la pelea grande, pero debe demorar lo más posible la trascendencia pública de este apoyo, para que Kirchner no le retacee los fondos para obra pública -básicamente agua potable y cloacas-, que tantos votos le suman. Es por eso, que en las últimas semanas Massa se esforzó por acercarse al matrimonio presidencial, al mismo tiempo que teje con Duhalde. Apenas, otra muestra de peronismo explícito.
Cariglino y la Tercera
Una simple mirada al proyecto Massa 2011, expone el agujero negro de esa iniciativa: la ausencia de un armado serio en la poderosa Tercera Sección Electoral, que define con sus millones de votos quien ocupará la gobernación y hasta la Presidencia.
“Ese armado se lo reserva Duhalde y se supone que será su aporte fuerte a la campaña de Massa”, afirmó a La Política Online, una fuente del PJ bonaerense. Experto en disimular carencias y alimentar mitos de poderes nunca verificados, el ex presidente ofrece así un capital político territorial de dudosa –pero no imposible- pertenencia.
Duhalde aportó además a Massa, la asistencia “técnica” de Jesús Cariglino, el intendente de Malvinas Argentinas. Este jefe comunal que hasta las elecciones funcionaba como el discreto nexo duhaldista entre el empresario y los barones del Conurbano, expresa el giro táctico del ex presidente.
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