Todos hablan que Argentina es un país rico, desconociendo la existencia de bolsones de indigencia que crecen en todas sus ciudades. La realidad es que es un país empobrecido y en declinación. Para volver a ser un país rico que elimine la pobreza, se necesita:
- Inversión privada destinada a la producción de bienes y servicios.
- Capacitar e incorporar a la producción a los millones de desocupados, semiocupados y ociosos en la administración pública. Esto solo, aumentará el PBI per cápita en el 20% y mejorará los salarios.
- Duplicar el actual nivel de exportaciones.
Con la mayor producción (inversión más fuerza laboral) aumentarán las exportaciones y se generará la riqueza necesaria para sacar al pueblo de la indigencia y del empobrecimiento.
Está a la mano de los argentinos concretar el cambio y, hacerlo es una responsabilidad de la ciudadanía, que debe exigirlo a la dirigencia política.
Que Argentina sea nuevamente un país rico es un objetivo social y moralmente no negociable.
Lograrlo requiere un proceso de transformación, que demandará tiempo y persistencia en el esfuerzo. Los que declaman que se puede alcanzar en poco tiempo mienten irresponsablemente, engañando a los argentinos.
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