BUENOS AIRES, Noviembre 19, (PUNTO CERO) “A una semana de la primera vuelta en la elección presidencial en Uruguay, el sociólogo Eduardo Botinelli, de la consultora Factum, describía a los indecisos como ‘personas que tienen poco interés en la política, autodefinidos como de centro, un poco más en el interior del país que en Montevideo y más mujeres que hombres’. Lo que se dice ‘un clásico’.
Si nos trasladamos a la elección del 28 de junio de este año en el Gran Buenos Aires, encontramos en nuestro último relevamiento pre electoral que los indecisos no se identificaban con ningún partido, se habían abstenido en la elección presidencial de 2007, consideraban a la elección poco o nada importante y eran menores de 45 años. En esta oportunidad había una paridad entre ambos sexos y se manifestaba mayormente en el nivel socioeconómico medio y alto.
Pero es habitual encontrar que un target importante de indecisos sean mujeres, electores de clase baja, mayores de 50 años, amas de casa. ¿Por qué? Porque tienen menos contacto con el mundo laboral, con el afuera del hogar, leen menos los diarios, y su abordaje del mundo es mayormente radial o televisivo. En varios países de América Latina que tienen un destacable porcentaje de la población en zonas rurales –30 / 35 % como Bolivia, Paraguay o Ecuador– también se halla mayor indefinición en ese ámbito.
Habitualmente, los especialistas en estudios de opinión pre electorales nos formulamos dos dudas:
- los que dicen que van a votar en blanco o se van abstener ¿son decididos, son indecisos que no quieren manifestarse como tales, o realmente no votarán a ninguno?, y
- los que dicen que no saben a quién van a votar ¿son indecisos o en realidad son votos en blanco o abstencionistas que no quieren confesar esa inclinación?
Por ejemplo, si se analiza la última encuesta realizada por nuestra consultora en el Gran Buenos Aires, 5 días previos a la elección legislativa del 28 de junio, encontramos que los estrictamente indecisos eran el 5,6 %. Al mismo tiempo se hallaba un 4,9 que decía que no iba a votar a ninguno, lo cual podía significar voto en blanco o abstención. En total, representaban el 10,5%. En este escenario Kirchner le llevaba una ventaja de 0,5% a De Narváez, que teniendo en cuenta el margen de error de la muestra (+/- 4,9 %) implicaba un empate técnico.
Si se tomaban los estrictamente indecisos -5,6 %- se proyectaba su voto según el voto a presidente en la anterior elección y se excluía a los que votarían en blanco o se abstendrían (téngase en cuenta que ningún voto se podía adjudicar a Unión PRO de esos indecisos, simplemente por el hecho de que no presentó candidatura presidencial en 2007, aunque sí para gobernador), se llegaba a una proyección favorable al ex presidente de 1,8 puntos. Finalmente los resultados provisorios de la noche del comicio arrojaron una diferencia de 3,3 puntos.
¿Por qué no proyectamos el voto de quienes decían que no iban a votar a ningún candidato para diputado nacional? Porque la gran mayoría decía haber votado en blanco o haberse abstenido en la presidencial de 2007. Es decir que, si no mintieron, son apolíticos consuetudinarios.
¿Qué conclusión se saca de estos breves datos?
- Que el que no votaría a ninguno, es muy probable que tampoco lo haya hecho antes, y efectivamente no lo vuelva a hacer;
- que los indecisos son relativos, en la medida que es bastante probable que no vayan a cambiar demasiado su orientación de voto respecto a experiencias anteriores; y
- que los que realmente ya habían mutado, lo hicieron a lo largo de la campaña.
En definitiva, la famosa frase ‘se debe ver hacia dónde se inclinan los indecisos en las últimas horas’, es muy relativizable, ya que es menos probable de lo que se cree que inclinen la balanza hacia un lado contrario al que hicieron en votaciones anteriores. Y los que dicen que no votarían a ‘ninguno’, es muy posible que se hayan quedado en sus casas o hayan depositado el sobre vacío en la urna.". (PUNTO CERO)
Si nos trasladamos a la elección del 28 de junio de este año en el Gran Buenos Aires, encontramos en nuestro último relevamiento pre electoral que los indecisos no se identificaban con ningún partido, se habían abstenido en la elección presidencial de 2007, consideraban a la elección poco o nada importante y eran menores de 45 años. En esta oportunidad había una paridad entre ambos sexos y se manifestaba mayormente en el nivel socioeconómico medio y alto.
Pero es habitual encontrar que un target importante de indecisos sean mujeres, electores de clase baja, mayores de 50 años, amas de casa. ¿Por qué? Porque tienen menos contacto con el mundo laboral, con el afuera del hogar, leen menos los diarios, y su abordaje del mundo es mayormente radial o televisivo. En varios países de América Latina que tienen un destacable porcentaje de la población en zonas rurales –30 / 35 % como Bolivia, Paraguay o Ecuador– también se halla mayor indefinición en ese ámbito.
Habitualmente, los especialistas en estudios de opinión pre electorales nos formulamos dos dudas:
- los que dicen que van a votar en blanco o se van abstener ¿son decididos, son indecisos que no quieren manifestarse como tales, o realmente no votarán a ninguno?, y
- los que dicen que no saben a quién van a votar ¿son indecisos o en realidad son votos en blanco o abstencionistas que no quieren confesar esa inclinación?
Por ejemplo, si se analiza la última encuesta realizada por nuestra consultora en el Gran Buenos Aires, 5 días previos a la elección legislativa del 28 de junio, encontramos que los estrictamente indecisos eran el 5,6 %. Al mismo tiempo se hallaba un 4,9 que decía que no iba a votar a ninguno, lo cual podía significar voto en blanco o abstención. En total, representaban el 10,5%. En este escenario Kirchner le llevaba una ventaja de 0,5% a De Narváez, que teniendo en cuenta el margen de error de la muestra (+/- 4,9 %) implicaba un empate técnico.
Si se tomaban los estrictamente indecisos -5,6 %- se proyectaba su voto según el voto a presidente en la anterior elección y se excluía a los que votarían en blanco o se abstendrían (téngase en cuenta que ningún voto se podía adjudicar a Unión PRO de esos indecisos, simplemente por el hecho de que no presentó candidatura presidencial en 2007, aunque sí para gobernador), se llegaba a una proyección favorable al ex presidente de 1,8 puntos. Finalmente los resultados provisorios de la noche del comicio arrojaron una diferencia de 3,3 puntos.
¿Por qué no proyectamos el voto de quienes decían que no iban a votar a ningún candidato para diputado nacional? Porque la gran mayoría decía haber votado en blanco o haberse abstenido en la presidencial de 2007. Es decir que, si no mintieron, son apolíticos consuetudinarios.
¿Qué conclusión se saca de estos breves datos?
- Que el que no votaría a ninguno, es muy probable que tampoco lo haya hecho antes, y efectivamente no lo vuelva a hacer;
- que los indecisos son relativos, en la medida que es bastante probable que no vayan a cambiar demasiado su orientación de voto respecto a experiencias anteriores; y
- que los que realmente ya habían mutado, lo hicieron a lo largo de la campaña.
En definitiva, la famosa frase ‘se debe ver hacia dónde se inclinan los indecisos en las últimas horas’, es muy relativizable, ya que es menos probable de lo que se cree que inclinen la balanza hacia un lado contrario al que hicieron en votaciones anteriores. Y los que dicen que no votarían a ‘ninguno’, es muy posible que se hayan quedado en sus casas o hayan depositado el sobre vacío en la urna.". (PUNTO CERO)
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