(La Política OnLine). El sindicato de Comercio negocia una suba salarial entre el 35% y 50%. Se trata de uno de los gremios más grandes que desafía los parámetros de aumentos acordados por el titular de la CGT con el Gobierno a principio de año que iban del 20% al 25%. La interna del camionero con “los gordos” y las posibles consecuencias inflacionarias.
El Sindicato de Empleados de Comercio desafía el pacto entre Hugo Moyano y el Gobierno, y pide aumentos salariales que van del 35 al 50%.
Se trata del gremio liderado por Armando Cavalieri, uno de los más grandes del país que, junto con Sanidad de Carlos West Ocampo y los ferroviarias de Luz y Fuerza liderado por Oscar Lescano conforman el grupo de “los gordos” dentro del sindicalismo argentino.
El líder de la CGT había bajado la orden –por lo bajo, por supuesto- de que los gremios negociaran hasta un 25% en paritarias. No más porque era “poco prudente”. Así lo hicieron. Pero hace dos meses los gordos tuvieron una reunión muy dura con Néstor Kirchner, en la que le avisaron que Moyano ya no los representa. “A partir de ahora nosotros hablamos con vos o con (Julio) De Vido”, le habrían dicho. “Cualquier cosa que Moyano diga no tiene que ver con nosotros”, le aclararon.
Y con estas palabras, vaciaron de representatividad a la conducción del camionero en la CGT.
Es que Cavalieri lleva adelante una guerra sorda con Moyano. En los últimos años el titular de la central obrera avanzó sobre su sindicato. “Todo empleado que trabaje sobre ruedas, debe pertenecer a Camioneros”, había dicho. Y comenzó su pelea por los afiliados. Comercio fue uno de los más afectados. Primero fueron por los supermercados, luego los repartidores y ahora su hijo menor, Facundo Moyano, va por los Peajes. La semana pasada la interna gremial entre los 13 afiliados a SUTPA y los 570 del SEC provocó la liberación de las barreras en las Autopistas porteñas.
El sindicato de Comercio insistió con el reclamo de una suba salarial promedio del 35% -que incluye un alza para los trabajadores que cobran los sueldos mínimos, de más del 50%- un aumento del 56% en las horas extras y del 217% en la antigüedad. Y, si bien desistieron de la movilización que tenían pensado para mañana, sigue la amenaza de paralizar la actividad dentro de 10 días, cuando culmine la conciliación obligatoria.
Esta negociación del SEC que se suma al incremento conseguido por el sindicato de Alimentos de Rodolfo Daer que ayer cerró su paritaria con subas del 35% y un alza del mínimo en 50%, abre la puerta para que otros gremios sigan el camino.
“No se puede desconocer la inflación, lo acordado a principio de año ya se lo comió la alzada de precios”, aseguran desde otros gremios y reconocen que evalúan reabrir paritarias. Dentro y fuera de la CGT, incluso, analizan que se establezca un acuerdo con los empresarios para que las negociaciones sean cada seis meses.
El Sindicato de Empleados de Comercio desafía el pacto entre Hugo Moyano y el Gobierno, y pide aumentos salariales que van del 35 al 50%.
Se trata del gremio liderado por Armando Cavalieri, uno de los más grandes del país que, junto con Sanidad de Carlos West Ocampo y los ferroviarias de Luz y Fuerza liderado por Oscar Lescano conforman el grupo de “los gordos” dentro del sindicalismo argentino.
El líder de la CGT había bajado la orden –por lo bajo, por supuesto- de que los gremios negociaran hasta un 25% en paritarias. No más porque era “poco prudente”. Así lo hicieron. Pero hace dos meses los gordos tuvieron una reunión muy dura con Néstor Kirchner, en la que le avisaron que Moyano ya no los representa. “A partir de ahora nosotros hablamos con vos o con (Julio) De Vido”, le habrían dicho. “Cualquier cosa que Moyano diga no tiene que ver con nosotros”, le aclararon.
Y con estas palabras, vaciaron de representatividad a la conducción del camionero en la CGT.
Es que Cavalieri lleva adelante una guerra sorda con Moyano. En los últimos años el titular de la central obrera avanzó sobre su sindicato. “Todo empleado que trabaje sobre ruedas, debe pertenecer a Camioneros”, había dicho. Y comenzó su pelea por los afiliados. Comercio fue uno de los más afectados. Primero fueron por los supermercados, luego los repartidores y ahora su hijo menor, Facundo Moyano, va por los Peajes. La semana pasada la interna gremial entre los 13 afiliados a SUTPA y los 570 del SEC provocó la liberación de las barreras en las Autopistas porteñas.
El sindicato de Comercio insistió con el reclamo de una suba salarial promedio del 35% -que incluye un alza para los trabajadores que cobran los sueldos mínimos, de más del 50%- un aumento del 56% en las horas extras y del 217% en la antigüedad. Y, si bien desistieron de la movilización que tenían pensado para mañana, sigue la amenaza de paralizar la actividad dentro de 10 días, cuando culmine la conciliación obligatoria.
Esta negociación del SEC que se suma al incremento conseguido por el sindicato de Alimentos de Rodolfo Daer que ayer cerró su paritaria con subas del 35% y un alza del mínimo en 50%, abre la puerta para que otros gremios sigan el camino.
“No se puede desconocer la inflación, lo acordado a principio de año ya se lo comió la alzada de precios”, aseguran desde otros gremios y reconocen que evalúan reabrir paritarias. Dentro y fuera de la CGT, incluso, analizan que se establezca un acuerdo con los empresarios para que las negociaciones sean cada seis meses.
Preocupación en el empresariado
Esta situación pone en alerta al empresariado argentino. “Una renegociación constante no permite hacer proyecciones de inversión, gastos y ganancias”, reconocen.
Y afirman que un aumento escalonado de los sueldos puede traer una escalada inflacionaria. Según la mirada de los industriales un incremento de sueldos aumentaría la capacidad de compra de los trabajadores y eso empujaría los precios hacia arriba.
Esta situación pone en alerta al empresariado argentino. “Una renegociación constante no permite hacer proyecciones de inversión, gastos y ganancias”, reconocen.
Y afirman que un aumento escalonado de los sueldos puede traer una escalada inflacionaria. Según la mirada de los industriales un incremento de sueldos aumentaría la capacidad de compra de los trabajadores y eso empujaría los precios hacia arriba.
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