Cuando en noviembre de 2010 el Banco Central lanzó el cheque cancelatorio, se generó una gran expectativa en el mercado inmobiliario, porque era una buena medida para evitar salideras bancarias y otros problemas generados por la inseguridad.
Sin embargo, las estadísticas demuestran que no ha tenido el éxito esperado.
El Informe del Bancos del BCRA compara los datos del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires y el Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires que durante la primera mitad del año se realizaron operaciones de compra venta de inmuebles por $ 23.000 millones y que utilizaron el cheque cancelatorio, con la emisión total acumulada en nueve meses que fue de $ 700 millones, lo que equivale a un promedio mensual de $ 78, con lo que se deduce que sólo el 2 % de esas operaciones.
En la práctica, el cheque cancelatorio se utiliza “solamente” en operaciones chicas de hasta U$S 200.000, señalaron algunas fuentes anónimas.
Las razones son de diversas índoles: culturales, que suelen tardar en modificarse en el tiempo y la existencia de una economía informal significativa.
Visualizar el dinero contante y sonante en las operaciones inmobiliarias es una modalidad argentina de muy vieja data que no resultara fácilmente modificable.
Tampoco el incremento de la bancarización es sencillo, pese a los esfuerzos de las entidades bancarias para lograrlo. La confianza un elemento básico, no mensurable es clave para lograrla. El cómo es sumamente complejo, delicado y lleva muchísimo tiempo, sobre todo, en un mundo que enfrenta las crisis de sus economías. (Asteriscos Tv).
Sin embargo, las estadísticas demuestran que no ha tenido el éxito esperado.
El Informe del Bancos del BCRA compara los datos del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires y el Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires que durante la primera mitad del año se realizaron operaciones de compra venta de inmuebles por $ 23.000 millones y que utilizaron el cheque cancelatorio, con la emisión total acumulada en nueve meses que fue de $ 700 millones, lo que equivale a un promedio mensual de $ 78, con lo que se deduce que sólo el 2 % de esas operaciones.
En la práctica, el cheque cancelatorio se utiliza “solamente” en operaciones chicas de hasta U$S 200.000, señalaron algunas fuentes anónimas.
Las razones son de diversas índoles: culturales, que suelen tardar en modificarse en el tiempo y la existencia de una economía informal significativa.
Visualizar el dinero contante y sonante en las operaciones inmobiliarias es una modalidad argentina de muy vieja data que no resultara fácilmente modificable.
Tampoco el incremento de la bancarización es sencillo, pese a los esfuerzos de las entidades bancarias para lograrlo. La confianza un elemento básico, no mensurable es clave para lograrla. El cómo es sumamente complejo, delicado y lleva muchísimo tiempo, sobre todo, en un mundo que enfrenta las crisis de sus economías. (Asteriscos Tv).
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