Con una multitudinaria misa de acción de gracias se celebraron los 28 años del ministerio episcopal de monseñor Jorge Casaretto, esta noche en el atrio de la Catedral de San Isidro, en Avenida del Libertador 16.199.
Allí estuvieron presentes los cuatro intendentes de la Región Metropolitana Norte, el doctor Gustavo Posse (San Isidro), Jorge Macri (Vicente López), Luís Andreotti (San Fernando) y Sergio Massa (Tigre).
La ceremonia también contó con la presencia del nuevo Nuncio Apostólico, el suizo Emil Paul Tscherrig, quien en enero pasado fue nombrado embajador de la Santa Sede en nuestro país por Benedicto XVI y del nuevo obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea.
Y así, en una noche inolvidable, monseñor Casaretto leyó algunos párrafos de una emotiva carta para todos los presentes:
“El 19 de marzo se cumplirán 35 años que recibí la ordenación episcopal en Rafaela, diócesis en la que ejercí el ministerio hasta el año 1983 en que volví a San Isidro, primero como coadjutor de Monseñor Aguirre y después como obispo residencial. Hoy hago mías las palabras de Pablo a los Filipenses que encabezan esta carta y que fueron inspiradoras del lema que me acompañó a lo largo de mi ministerio episcopal: "Que la paz de Cristo reine en nuestros corazones".
“Como toda vida, la mía estuvo signada por luces y sombras, aciertos y errores. Pero fundamentalmente tengo una clara conciencia que el amor de Dios se antepuso a todos los acontecimientos y su gracia fue conduciendo mis pasos”.
“Quiero nombrar en primer lugar a Mons. Oscar Ojea, tercer obispo de San Isidro. En estos dos años que hemos compartido pudimos forjar una verdadera amistad cuyo centro ha sido y es el mismo Señor Jesucristo. Me alegra mucho que él sea ahora el obispo de todos ustedes”
“Mi profunda gratitud a los hermanos obispos, sucesores de los apóstoles con quienes he podido trabajar por la Iglesia y por nuestro país en estos treinta y cinco años. Nuestro país tiene un episcopado inquieto, apostólico, misionero, muy comprometido con las realidades argentinas”.
“La misión de un obispo sólo es posible con la colaboración de los sacerdotes. La gran mayoría de los presbíteros de esta diócesis han sido ordenados por mí. Esto ha creado un lazo imborrable”.
“En estos años pudimos concretar la profética decisión del Concilio Vaticano II, de restaurar el diaconado permanente. Mi gratitud a todos aquellos que avanzaron en esta decisión y a quienes me siento unido tan fuertemente por haberles conferido este sagrado ministerio”.
“Creo sinceramente que en esta diócesis hay un laicado participativo y con notables inquietudes apostólicas. Me siento muy agradecido por tantas iniciativas y realizaciones que han dado vida a esta Iglesia Diocesana y fortalecido las diversas comunidades”.
“Saludo también a los jóvenes. Los que fueron jóvenes en otros tiempos y los que son ahora jóvenes que siguen a Jesús y que han dado y dan a nuestra Iglesia fortaleza y esperanza”.
“Dios ha creído necesario que en este tiempo crezca en mí una conciencia mucho más viva de necesidad de su misericordia y su perdón que sigan sosteniendo mi ministerio”.
“Seguramente, el Señor también permitirá que estos dos sentimientos encuentren más espacio de oración en mi vida. Estoy seguro que en su Providencia El sabe mejor que yo acerca de lo que será mi actividad en estos próximos años, pero de lo que estoy seguro es que El desea que rece aún más y que lo que físicamente no pueda realizar, porque las fuerzas sin duda disminuirán, lo supla por un mayor tiempo de contemplación”.
A los jefes comunales, Casaretto les dijo: “Ustedes pertenecen a diferentes partidos políticos, pero sería bueno que sigan trabajando en conjunto por el bien de la Región Metropolitana. Ese gesto sería un ejemplo para el país”. Tal mensaje despertó el aplauso de la multitud presente.
Previo a la misa se proyectó en una pantalla gigante emotivos momentos de la vida de monseñor Casaretto.
Además, participaron del oficio religioso los ex intendentes de Vicente López, Enrique García y de San Fernando, Osvaldo Amieiro
También, la presidenta del Concejo Deliberante de San Isidro, Lic. Rita Kuzis, entre otros concejales y autoridades municipales.
Así como también sacerdotes de la diócesis de San Isidro, obispos de diferentes diócesis del país, representantes de entidades intermedias y feligreses.
Tras la ceremonia y previo a un gran banquete para los presentes, el intendente de San Isidro, expresó: “Esta celebración, además de festejarse los 28 años del ministerio episcopal de Casaretto representa para nosotros el inicio de una nueva etapa, en la cual él ya no es más obispo de nuestra diócesis”.
Y agregó: “Personalmente no sabía cómo iba a impactar este cambio de obispo, pero hoy puedo decir que estamos muy conformes, ya que se ha realizado una muy buena transición entre Casaretto y Ojea”.
Finalmente, el jefe comunal enfatizó que “la diócesis de San Isidro resulta un muy buen ejemplo de cómo el Estado y la Iglesia pueden caminar juntos por el bien común”.
Allí estuvieron presentes los cuatro intendentes de la Región Metropolitana Norte, el doctor Gustavo Posse (San Isidro), Jorge Macri (Vicente López), Luís Andreotti (San Fernando) y Sergio Massa (Tigre).
La ceremonia también contó con la presencia del nuevo Nuncio Apostólico, el suizo Emil Paul Tscherrig, quien en enero pasado fue nombrado embajador de la Santa Sede en nuestro país por Benedicto XVI y del nuevo obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea.
Y así, en una noche inolvidable, monseñor Casaretto leyó algunos párrafos de una emotiva carta para todos los presentes:
“El 19 de marzo se cumplirán 35 años que recibí la ordenación episcopal en Rafaela, diócesis en la que ejercí el ministerio hasta el año 1983 en que volví a San Isidro, primero como coadjutor de Monseñor Aguirre y después como obispo residencial. Hoy hago mías las palabras de Pablo a los Filipenses que encabezan esta carta y que fueron inspiradoras del lema que me acompañó a lo largo de mi ministerio episcopal: "Que la paz de Cristo reine en nuestros corazones".
“Como toda vida, la mía estuvo signada por luces y sombras, aciertos y errores. Pero fundamentalmente tengo una clara conciencia que el amor de Dios se antepuso a todos los acontecimientos y su gracia fue conduciendo mis pasos”.
“Quiero nombrar en primer lugar a Mons. Oscar Ojea, tercer obispo de San Isidro. En estos dos años que hemos compartido pudimos forjar una verdadera amistad cuyo centro ha sido y es el mismo Señor Jesucristo. Me alegra mucho que él sea ahora el obispo de todos ustedes”
“Mi profunda gratitud a los hermanos obispos, sucesores de los apóstoles con quienes he podido trabajar por la Iglesia y por nuestro país en estos treinta y cinco años. Nuestro país tiene un episcopado inquieto, apostólico, misionero, muy comprometido con las realidades argentinas”.
“La misión de un obispo sólo es posible con la colaboración de los sacerdotes. La gran mayoría de los presbíteros de esta diócesis han sido ordenados por mí. Esto ha creado un lazo imborrable”.
“En estos años pudimos concretar la profética decisión del Concilio Vaticano II, de restaurar el diaconado permanente. Mi gratitud a todos aquellos que avanzaron en esta decisión y a quienes me siento unido tan fuertemente por haberles conferido este sagrado ministerio”.
“Creo sinceramente que en esta diócesis hay un laicado participativo y con notables inquietudes apostólicas. Me siento muy agradecido por tantas iniciativas y realizaciones que han dado vida a esta Iglesia Diocesana y fortalecido las diversas comunidades”.
“Saludo también a los jóvenes. Los que fueron jóvenes en otros tiempos y los que son ahora jóvenes que siguen a Jesús y que han dado y dan a nuestra Iglesia fortaleza y esperanza”.
“Dios ha creído necesario que en este tiempo crezca en mí una conciencia mucho más viva de necesidad de su misericordia y su perdón que sigan sosteniendo mi ministerio”.
“Seguramente, el Señor también permitirá que estos dos sentimientos encuentren más espacio de oración en mi vida. Estoy seguro que en su Providencia El sabe mejor que yo acerca de lo que será mi actividad en estos próximos años, pero de lo que estoy seguro es que El desea que rece aún más y que lo que físicamente no pueda realizar, porque las fuerzas sin duda disminuirán, lo supla por un mayor tiempo de contemplación”.
A los jefes comunales, Casaretto les dijo: “Ustedes pertenecen a diferentes partidos políticos, pero sería bueno que sigan trabajando en conjunto por el bien de la Región Metropolitana. Ese gesto sería un ejemplo para el país”. Tal mensaje despertó el aplauso de la multitud presente.
Previo a la misa se proyectó en una pantalla gigante emotivos momentos de la vida de monseñor Casaretto.
Además, participaron del oficio religioso los ex intendentes de Vicente López, Enrique García y de San Fernando, Osvaldo Amieiro
También, la presidenta del Concejo Deliberante de San Isidro, Lic. Rita Kuzis, entre otros concejales y autoridades municipales.
Así como también sacerdotes de la diócesis de San Isidro, obispos de diferentes diócesis del país, representantes de entidades intermedias y feligreses.
Tras la ceremonia y previo a un gran banquete para los presentes, el intendente de San Isidro, expresó: “Esta celebración, además de festejarse los 28 años del ministerio episcopal de Casaretto representa para nosotros el inicio de una nueva etapa, en la cual él ya no es más obispo de nuestra diócesis”.
Y agregó: “Personalmente no sabía cómo iba a impactar este cambio de obispo, pero hoy puedo decir que estamos muy conformes, ya que se ha realizado una muy buena transición entre Casaretto y Ojea”.
Finalmente, el jefe comunal enfatizó que “la diócesis de San Isidro resulta un muy buen ejemplo de cómo el Estado y la Iglesia pueden caminar juntos por el bien común”.
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