domingo, septiembre 30, 2012

Alberto Roberti: "No lo veo a Macri encabezando nuestro proyecto a nivel nacional".

Alberto Roberti, líder de los petroleros y diputado alineado con Francisco de Narváez, descartó en diálogo con LPO una alianza con Macri. "El próximo presidente será peronista", afirmó y destacó la figura de Scioli: "Tiene las condiciones que demanda la sociedad". El balance de la gestión de Galuccio en YPF.

Alberto Roberti es el líder de los trabajadores petroleros de todo el país y diputado nacional por la fuerza que encabeza Francisco de Narváez. Ese doble rol -sindicalista y legislador de la oposición- lo ubican como un interlocutor obligado para temas que atraviesan la actualidad política y económica argentina. YPF, la ruptura de la CGT, la elección de sus nuevas autoridades y el armado de una alternativa peronista para suceder al kirchnerismo. Sobre todos estas temas conversó con La Política Online. 

- Después de las elecciones, usted reconoció que la alianza de De Narváez con Ricardo Alfonsín había sido un fracaso. Sin embargo, hace pocas semanas se lo vio en el aniversario de la Federación Agraria junto a Julio Cobos y a Mario Barletta. ¿Existe una posibilidad de reeditar un frente con el radicalismo?

En realidad, se trató de una foto por el centenario de la creación de FAA. Pero posibilidad no existen. Sabemos que vamos por caminos bien distintos. Tenemos una construcción vinculada con el peronismo; somos dirigentes del peronismo. De modo que la discusión debe estar en el interior del movimiento. Ese es el camino. Todas nuestras reuniones, actividades, conversaciones apuntan a eso.

- También vaticinó que el próximo presidente será peronista. Pero remarcó que Mauricio Macri no es peronista. Frente a las dificultades que tiene el PRO para encontrar un candidato potente en la Provincia, ¿no hay chances de un sociedad con De Narváez? 

Sigo considerando que el próximo presidente será peronista. Porque otro tipo de experiencias ya han fallado en el país. Macri no es peronista, se sabe. Yo diría que más que un límite... Las actitudes de Macri son un límite. Mauricio es una persona de bien. Pero muchas veces no ha entendido que el peronismo necesita expresarse con una locomotora y no ser una moneda de cambio, en el toma y daca a veces tradicional de la política. El PRO no ha entendido mucho eso. El PRO creyó que podía conducir a partir de... Como si esto fuese una expresión de la farándula. Que se podía hacer con algunos nombres propios. Esos nombres a veces sirven para una marquesina pero no sirven para muchas realidades de la política.

- ¿Por ejemplo?

Por ejemplo la Provincia de Buenos Aires, que tiene 34 mil mesas cada vez que va a una elección. Es el 38% del padrón. Se necesitan casi 100 mil fiscales para poder garantizar un proceso electoral, que por lo visto el Gobierno no va a cambiar las condiciones. No vamos a tener voto electrónico, ni boleta única. Entonces hay que tener toda una mística y una militancia muy importante para custodiar los comicios. El PRO no cree en eso. Cree en un trabajo de vidriera. Todo es válido. Pero nosotros creemos en un mensaje más profundo para la sociedad, ser parte de las entrañas de esa sociedad, militar, y trabajar en los procesos de construcción política. No lo veo a Macri ni al PRO siendo cabecera de ese proyecto. No descarto, sin embargo, que muchos dirigentes del PRO estén con nosotros vinculados en el convoy, cuando tengamos toda la formación en marcha. Pero Macri no será la locomotora.


- ¿El límite a la re reelección de Cristina -de no haber una reforma constitucional- hizo que Daniel Scioli se convierta de rival en el perfecto aliado para el proyecto de De Narváez en la Provincia?

Ya casi nadie puede discutir las dos o tres condiciones que la sociedad le va a imponer a la actual hora del país. Una de ellas es la pacificación, en términos de tener un país normal. Una sociedad habilitando que se hagan negocios, porque el clima de negocos atrae inversiones. Y las inversiones generan trabajo. Todo ese círculo se genera a través de un clima de pacificación. Son las demandas de la sociedad. Y sobre esas bases se explica la popularidad de Daniel Scioli. Eso implica que nosotros estemos cerca suyo como ideario de alternancia dentro del peronismo. No es que seamos sciolistas; somos realistas respecto a que hay un compañero peronista que puede tener las condiciones que demanda la sociedad. De Narváez, pero tambipen todos nosotros, iremos por ese camino seguramente. Eso explica que estemos viendo a Scioli como candidato a presidente.

- Otro dirigente peronista que levantó mucho su perfil, sobre todo por sus cruces con la Casa Rosada, es el gobernador José Manuel De la Sota. ¿También reúne las condiciones que recién mencionó?

Cada uno con su estilo. José Manuel De la Sota está haciendo lo que habitualmente hace un dirigente peronista clásico: rebelarse ante lo que es una injusticia. Pero además intentando que se regenere todo un movimiento alrededor del peronismo. No es incompatible las actitudes próximas que ha de tener el peronismo en función de Scioli, de De la Sota, y de otros peronistas como es el caso de Francisco De Narváez. Son actitudes asociativas. Nos va ir nucleando el mismo horizonte.

Las elecciones en la CGT

- Su gremio históricamente estuvo alineado a los industriales, que hoy forman parte de la denominada CGT oficialista. Pero es diputado nacional por el bloque de Francisco De Narváez, quien por otra parte, el otro día se mostró con Hugo Moyano, actual líder de la CGT opositora. Este reacomodamiento de piezas en lo sindical, ¿no genera contradicciones en lo dirigencial y confusión para el electorado?

Me parece que son cosas diferentes. La oposición, en términos del peronismo, que es donde creo que va a regenerarse la alternancia es desde lo político, con las fuerzas sindicales siendo parte de ese proceso. Pero nunca creí que los sindicatos deban liderar la oposición. Por otra parte, como legislador he acompañado la ley de nacionalización de YPF, porque estaba de acuerdo. Eso muestra a las claras cómo trabajamos. Y en lo sindical, tampoco creo en esto de ser oficialista u opositor. Creo en una CGT que defienda a los trabajadores. Debemos seguir pidiendo por el impuesto a las ganancias, asignaciones familiares, fondos de las obras sociales. 


- Casualmente, menciona una series de reclamos que también enarbola Moyano. Entonces, ¿por qué hay dos centrales obreras distintas, o tres si se cuenta la de Barrionuevo?

Como dije recién, porque nosotros no podemos ser parte de actitudes que se emparenten con cuestiones que no ha resuelto la política. Si hay un claro desmerecimiento del poder ejecutivo ante la sociedad, se tiene que reflejar desde lo político. De hecho, ya se está manifestando en la sociedad, a través de protestas. Pero no pueden aparecer los sindicatos para llevarse puesto a un Gobierno, que por otra parte fue elegido hace poco en un proceso eleccionario exitoso para el oficialismo. Esa experiencia ya lo vivimos en los años ´70. En ese entonces, los sindicatos prácticamente acorralando a Isabel Perón y casi generamos las condiciones para el golpe de Estado. Entonces, no me parece que tengamos que volver a repetir esa historia. 

Por otro lado, nosotros vemos en algunos dirigentes una actitud muy personalista en el modo de conducción. Y esa visión tampoco la compartimos. Queremos avanzar con un trabajo colectivo, participativo. 

- Menciona el modo de conducción y por estas horas la CGT
antimoyanista está debatiendo si el próximo 3 de octubre el liderazgo recaerá sobre Antonio Caló o sobre un triunvirato. ¿Cuál es su postura?

Venimos de una CGT con una fuerte concentración del poder, que ha llevado a la separación de una gran cantidad de gremios. Si se resolviera por uno, por tres o por cuatro, me parece indistinto siempre y cuando las decisiones sean consensuadas. No tiene que haber lugar para que las cosas se resuelvan desde el unicato, desde la soledad. 


YPF: "Los socios van a ser de Estados Unidos"
- ¿Cuál es el balance a casi 5 meses de la nacionalización de YPF? 

Creo que es un proceso que comenzó con algunas cosas lógicas, que tiene que ver con la búsqueda de capitales. En eso se está, evidentemente. No hay nada para reprochar porque estos procesos no tienen que tener la velocidad que demanda la situación de país, sino con la lógica del mundo de los negocios. La asociación más importante seguramente vaya a ser con capitales de los Estados Unidos. Un mundo de negocios que puede verse condicionado, quizás, por el fenómeno Argentina. Me refiere a ciertas características de nuestro país que muchas veces no es compatible con la lógica del mundo de los negocios. Acá en la Argentina no se entiende mucho esto de los dividendos a las casas matrices, no cambiar las reglas de juego, la seguridad jurídica, entre otras cuestiones. Eso es lo que más cuesta, muchas veces, a la hora de sentarse en una mesa de negociaciones para hacer un contrato con inversores extranjeros.

Aunque parezca mentira, en muchas ocasiones el principal obstáculo no son los miles de millones que hay que invertir, sino estas cosas que menciono. La otra cuestión que observo a cuatro meses es que se ha estado variando el perfil de la producción con los pozos preexistentes o con los niveles de producción anteriores. Se ha estado incentivando lo que ya existía. Y en ese sentido creo que se está en el camino correcto. 

¿Qué es lo que queda como deuda? Que la política, en este caso del Estado Nacional, se involucre lo menos posible. Que sea un instituto regulador en materia energética, pero no un instituto que tome decisiones en la gestión comercial. Porque en ese sentido tienen que operar las empresas, que son las que conocer el negocio. Ese es la deuda, lo que todavía hay que lograr.

- Algunos hablan de cierta incomodidad en la gestión de Galuccio por las intervenciones de Kicillof...

A eso me refería. Esas molestias tienen que ver con el nivel de intromisión que tenga el Estado y cuánto afecta a la matriz del propio negocio. Me parece que teniendo en claro que esas intervenciones deben tener un límite para que puedan decidir los que saben. Naturalmente, YPF es la nave insignia que va a incentivar la producción, pero si no la dejamos vamos a conseguir el efecto contrario: que caigan todos los niveles de producción. A veces, pareciera que se entorpece más de lo que se acompaña. 

- Pero, por otra parte, cómo encontrar el equilibrio para que no suceda lo que ya ocurrió con la gestión de Repsol...

Hay una diferencia sustancial. Repsol era una empresa totalmente ajena al Estado Nacional. Ahora tenemos una empresa que tiene el 51% de participación estatal y provinciales. De modo que esa integración hace que se pueda controlar, pero no que se esté por encima del negocio, porque tampoco se puede paralizar al sector. Eso sería perjudicial. 

- Se anunció un acuerdo con Chevron para explorar Vaca Muerta. ¿Pueden sumarse más compañías?

Hay un pre entendimiento. Y después de las reuniones que hubo en Nueva York con Exxon probablemente haya algún otro anuncio. Pero insisto, después tendrá que haber un especial compromiso para cumplir con los contratos, como decía anteriormente. No nos olvidemos que ellos también tienen que tener ganancias, porque harán desembolsos multimillonarios, que para sentar las bases de la búsqueda en Vaca Muerta rondar como mínimo los 4.000 millones de dólares. 

- Cuando se nacionalizó la empresa, usted celebró que haya un representante de los trabajadores en la mesa directiva. ¿Qué opina de la designación de Guillermo Pereyra?

Las designaciones son rotativas, van a durar 180 días. Y van a ir participando todos los sectores del trabajo. Me parece bien. En el Congreso apoyé esto, dije que estaba bien. Los trabajadores deben estar, de todos los gremios. 

- Argentina tiene los recursos humanos para acompañar este proceso de exploración en Vaca Muerta, tan complejo según los especialistas?

Los mejores técnicos y muchos trabajadores de YPF, especialmente, han ido a llenar las casas matrices de muchas empresas petroleras en el mundo. El mismo Galuccio viene de trabajar en las empresas más grandes del mundo. De modo que los recursos humanos están, el potencial y las ganas también. Va a depender del trabajo asociado entre los empresarios y el Estado.

- ¿Considera que fue justa la división de las acciones entre las Provincias?

No los veo contentos a los gobernadores. Ahí también puede verse como se entorpece desde el Estado. El decreto 1277 en realidad ejecutó una limitación sobre la facultad constitucional que tienen las provincias respecto al derecho del suelo. La verdad que esa limitación no solo atenta contra los estados federales, sino también contra la potestad de las provincias de intentar acompañar este proceso de reconversión productiva. El decreto no ha sido auspicioso, aunque luego haya habido una reformulación de todo esto. Pero los gobernadores se han quedado preocupados y está más que justificado. (La Política OnLine).

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