Es un dato que se desprende de comparar los ingresos medios de los trabajadores porteños con el precio de un pasaje simple de 3,50 pesos. En cambio, los subtes de Río y San Pablo lideran el ranking de los más caros. Nueva York y Shangai, entre los mejores y más baratos.
Desde que, a principios de 2012, Cristina Kirchner anunció el traspaso del subte de Buenos Aires al ámbito del gobierno porteño, se desató el debato por el valor del pasaje: ¿cuánto debería costar para que el servicio funcione?
Para Mauricio Macri, la tarifa de $1,10 que mantenía hasta entonces el gobierno nacional era un chiste: al hacerse cargo del servicio, más que duplicó la tarifa a $2,50, cosechando críticas de la mayor parte de la oposición. Si bien después el jefe de Gobierno porteño se negó a concretar el traspaso, el aumento no tuvo marcha atrás, y hasta esta semana el precio quedó congelado en ese valor.
La nueva tarifa de 3,50 pesos, que finalmente se concretó tras el levantamiento de un amparo judicial, sigue causando controversia en el mundo político, especialmente cuando se la compara con los precios irrisorios que se pagan en otros medios de transporte subsidiados, como los trenes.
Pero, ¿es realmente cara la tarifa del subte porteño? Si se tiene en cuenta el sueldo promedio de los ciudadanos de la Ciudad, los números muestran que, de hecho, se trata de uno de los servicios más baratos del mundo.
La tarifa de 3,50 pesos se convierte a unos 59 centavos de dólar al tipo de cambio oficial. Ese precio convierte al subte porteño en el segundo servicio más barato de América Latina, después de Caracas cuyo “metro” tiene una tarifa de 0,24 dólares.
Sin embargo, la fuerte diferencia entre el salario promedio que cobran los trabajadores de ambas ciudades termina dando vuelta la ecuación: un porteño cobra un sueldo medio de 1127 dólares al mes, con lo que le alcanza para comprar 1910 pasajes de subte, mientras que a un caraqueño, los 456 dólares le permiten realizar 1900 viajes.
En cambio, los subterráneos de las ciudades brasileras se ubican en el otro extremo del ranking. Una combinación de precios altos en dólares y bajos salarios promedios vuelven a los subtes de Río de Janeiro y San Pablo en los más caros del mundo.
Dentro de los sistemas europeos, el Metro de Madrid y el U-Bahn de Berlín también figuran entre los cinco más caros del mundo: sus ciudadanos pueden comprar, con un sueldo promedio, 582 y 777 viajes respectivamente. Por supuesto, debe tenerse en cuenta la calidad del servicio (en cuanto a puntualidad y limpieza) y la extensión: mientras las redes de subte de Latinoamérica tienen un promedio de 60 km de vías, en Madrid la extensión total es de 281 km y en Berlín, 146 km.
Sin embargo, las redes de Nueva York y Shangai demuestran que se puede ofrecer un servicio de alta calidad y gran cobertura a un precio accesible. La ciudad china tiene la segunda red más grande del mundo (después de Seúl) y un precio de tan sólo 50 centavos de dólar, más barato que el subte proteño.
Nueva York, por su parte, se extiende 337 km a lo largo de los barrios de Manhattan, Brooklyn, Queens y el Bronx con una excelente puntualidad y frecuencia, y el precio de la tarifa simple es de 2,50 dólares. Además, es uno de los pocos sistema del mundo que funciona las 24 horas del día. (La Política OnLine).
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