En las desesperada búsqueda por reflotar su imagen en un escenario preelectoral que lo muestra desbarrancándose en las encuestas, Sergio Massa ha tomado la decisión en los últimos tiempos de realizar acuerdos “de necesidad y urgencia”, apuntando a darle preponderancia a la profundización de los lazos políticos con aquellos actores que cumplan al menos uno de dos requisitos: la tracción de votos en jurisdicciones donde el FR no se puede valer por sí solo, y la billetera gorda para financiar el sprint final hacia los comicios.
Así, quienes comenzaron a perder terreno fueron muchos dirigentes que acompañaron al tigrense desde la primera hora y confiaban, justamente por esas condiciones de “socios fundadores”, en tener su lugar de privilegio a la hora de la pelea por diversos cargos. Sin embargo, para el hombre de Nordelta las lealtades van muy por debajo de sus ambiciones.
Quizás uno de los casos que mejor puede graficar claramente ese estado de situación es el de Rubén Darío Giustozzi, quien a pesar de mostrarse desde el principio como uno de los fieles laderos de Massa, viene observando con creciente indignación cómo sus aspiraciones políticas dentro del Frente Renovador están siendo pisoteadas y relegadas a partir de los entendimientos y preferencias que el tigrense ha venido exhibiendo fundamentalmente a partir de este 2015.
Y es que, a la clara inclinación del líder del Frente Renovador por Francisco De Narváez para que sea el protagonista de la pelea por la Gobernación bonaerense desde su espacio, Giustozzi también recibió con fuerte disgusto el acuerdo que por estas horas se rubrica con el cordobés José Manuel De la Sota bajo el sello de “Unidos por una Nueva Argentina” (UNA). Sucede que el gobernador de la provincia mediterránea posee un estrecho lazo político con el principal enemigo de Giustozzi en el pago chico: el ex intendente de Almirante Brown, Jorge Antonio Villaverde.
Con diálogo fluído y “compañeros” en común desde hace varios años, la relación entre Villaverde y De la Sota se mantiene intacta, algo que quedó de manifiesto cuando éste último presentó su reciente libro autobiográfico “Quiero y puedo” en Capital Federal, donde asistió el ex mandamás de Brown. En esa ocasión, también se hizo presente Francisco De Narváez, quien mantuvo un extenso diálogo, foto mediante, con el también ex legislador nacional, charla en la cual, se deslizó, ahondaron en la construcción política conjunta y el fortalecimiento de la imagen del “Colorado” en las tierras de Rubén Darío.
De esta manera, Giustozzi no dudó en ver a De la Sota, De Narváez y Villaverde como un tridente que complota en su contra. Y le sobran los motivos. En recientes declaraciones, Villaverde, quien analiza volver a postularse por la intendencia de su distrito bajo el ala de “Alica-Alicate” en el orden bonaerense, responsabilizó directamente a Giustozzi por la caída en las encuestas del Frente Renovador en Almirante Brown: “Esto nada tiene que ver con Massa ni De Narváez. El debilitamiento tiene que ver con él”, señaló el veterano dirigente peronista en clara alusión a su enemigo.
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Bajo este contexto, de acuerdo a lo señalado a NOVA por fuentes confiables, Giustozzi puso de manifiesto su malestar ante Massa por este esquema de alianzas y apoyos, pero sus quejas cayeron decorosamente en saco roto. “Sergio lo escucha con una sonrisa, le da una palmadita y después hace lo que quiere. Le soltó la mano”, recalcaron voces del entorno.
Así, teniendo cada vez menos cabida en la estrategia massista de cara a las elecciones, Rubén Darío viene madurando la idea de pegar el portazo y volver al redil del Frente para la Victoria.
De ser así, muchos integrantes de su entorno no dudan que lo haría acompañando la precandidatura presidencial de quien fue su jefe político años atrás: Florencio Randazzo. Cabe recordar que, en momentos en que el actual titular de la cartera del Interior y Transporte de la Nación era ministro de Gobierno de Felipe Solá en el Ejecutivo bonaerense, Giustozzi era su asesor. Al mismo tiempo, los contactos entre ambos dirigentes persisten y hasta se materializan en algunas “jugadas” políticas desarrolladas hasta la actualidad en Almirante Brown.
No obstante, algunas voces cercanas al, hasta el momento, precandidato a gobernador del FR, no descartan la posibilidad de un próximo entendimiento con Daniel Scioli. Encuestas en mano, se comenta que Giustozzi daría el salto sólo para jugar “con el equipo que viene puntero en el campeonato” y no para pegarse a una derrota interna de su amigo, el “Flaco”. Por esto, surgieron fuertes rumores en torno a reuniones que mantuvo el hombre de Brown con una de las principales armadoras de campaña sciolista, la ministra de Gobierno Cristina Álvarez Rodríguez.
Aunque, para esto, también aparece la pregunta acerca de sus aspiraciones políticas: ¿Insistirá con la Gobernación o apuntará a conservar y fortalecer poder territorial en su distrito, lanzándose como candidato a la intendencia de Almirante Brown? Y, de optar por esto último, ¿cómo quedan parados los referentes distritales que lo acompañan hasta estos días en su “patriada” por el sillón de Dardo Rocha?
Muchas preguntas con poco tiempo para su respuesta. Por lo pronto, Giustozzi empieza a ver con buenos ojos su regreso al redil K aunque duda bajo el ala de qué precandidato presidencial lo hará. (Agencia NOVA).
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