(An Digital)) La posibilidad de que todos los precandidatos puedan adherirse a más de una opción en el tramo superior de la lista abre el juego electoral en el FpV, pero despertó el temor de los intendentes al surgimiento de listas internas locales y competidoras. Por otro lado, siguen las grietas en el massismo. Tímidamente, Giustozzi imagina cómo sería su vuelta al kirchnerismo.
De a poco va tomando forma la ingeniería electoral de lo que será la plasmación de precandidaturas y el armado de listas para las PASO de agosto. Desde hace tiempo una de las mayores preocupaciones de distintos afincados del tablero político bonaerense -intendentes, armadores y postulantes para la gobernación- es el surgimiento de más de una lista presidencial y tener la opción de elegir sólo una para acoplarse. Ese temor recayó con más fuerza en los alcaldes bonaerenses, esos que profesan ser parte del “peronismo territorial”. La opción de tener que definirse por un solo precandidato tanto presidencial como por la gobernación, no sólo que les molesta, sino que -según sus cavilaciones y quejas en privado- los pone en una situación de debilidad de cara al evento electoral. Adherirse a una sola lista interna es un mal sueño que no quieren ver transformado en realidad. Se inquietan, se impacientan, sus oráculos políticos les advierten que esa definición provocaría también la libre apertura al surgimiento de listas internas que les compitan a ellos, a los “dueños del territorio”. El miedo latente.
En todo trayecto electoral los alcaldes bonaerenses, en especial los del Conurbano, tienen que lidiar con un viejo y conocido enemigo: las listas internas competidoras o las listas colectoras. Si bien la ley que enmarca a las PASO intentó correr del escenario a las colectoras, en las últimas elecciones generales del 2011 surgieron distintas listas que se acoplaron a la candidatura Cristina Kirchner en el tramo presidencial (caso “Nuevo Encuentro” de Martín Sabbatella), y/o a Daniel Scioli en el tramo por la gobernación. Distinta fue la situación en las legislativas del 2013, donde el sabbatellismo jugó dentro del sello del FpV. Este año, las miradas se posan a interpretar la Ley provincial 14.086, que en entre otras cosas abre la posibilidad para que los partidos permitan la adhesión de sus candidatos en los lugares que quieran. “Los órganos electorales partidarios son los que autorizan cómo se adhieren las boletas en caso de que hubiere listas única para una categoría de candidatos y pluralidad en otras”, dice el texto, que es analizado en distintas formas por los actores políticos. Es busca de la letra chica.
Sucede que dentro del Frente para la Victoria existe una amplia camada de precandidatos para presidente y muchos más para gobernador. Daniel Scioli, Florencio Randazzo, Sergio Urribarri, Jorge Taiana, Agustín Rossi aspiran a competir por el Sillón de Rivadavia. En el terreno bonaerense la lista el número se amplía en demasía y llega a trece postulantes: Julián Domínguez, Aníbal Fernández, Fernando Espinoza, Martín Insaurralde, Juan Patricio Mussi, Diego Bossio, Gabriel Mariotto, Sergio Berni, Cristina Álvarez Rodríguez, Fernando “Chino” Navarro, Santiago Montoya, Carlos Castagneto y Martín Sabbatella. Tormenta de postulantes.
Ante esta marea de anotados, en los principales búnkeres políticos del kirchnerismo ya empiezan a diagramar la opción de abrir el juego en la multiplicidad y que en el cuarto oscuro estén sobre la mesa muchas ofertas de precandidatos. Si bien está descontado que la confección de las listas están en poder de la lapicera de CFK y el poderoso secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, hay señales que hacen pensar que por ejemplo un precandidato a gobernador pueda plegarse a más de una lista presidencial, como así también un intendente pueda plegarse a más de una lista para la gobernación. La noche del miércoles, en una entrevista televisiva, Domínguez confirmó que el FpV habilitará un formato de boleta en el que los candidatos podrán adherir libre y simultáneamente entre distintas categorías en las PASO. “Va a ser una boleta donde nos van a permitir acompañar a todas las fórmulas”, anticipó el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Señales sobre el horizonte.
Con esa lógica, en principio, se buscaría calmar el temor de los intendentes a tener que definirse por un solo candidato. Pero el temor a la irrupción de listas locales que puedan tener las mismas opciones ya empieza a ser una amenaza para los caciques. En la cumbre del PJ bonaerense realizada el lunes 20 en Capital Federal la agenda de temas electorales fue variada y también hubo tiempo para las inquietudes que los alcaldes plasmaron sobre la forma de adhesión en las boletas. Existen señales, pero el tema aún no está cerrado. Cristina Álvarez Rodríguez, ministra de Gobierno de Scioli y vicepresidenta del peronismo a nivel provincial aseguró este fin de semana que el esquema “aún no está definido”. El cónclave del PJ bonaerense no dejó tranquilos a los intendentes, sus miedos siguen latentes y más de uno ya empezó a hacer pública su preocupación. “A cualquier intendente que le abras diez listas no le conviene”, advirtió el jefe comunal de Ituzaingó, Alberto Descalzo. Por su parte, el alcalde de San Vicente, Daniel Di Sabatino, fue un poco más allá en su enojo: “Los distritos no deberían sufrir las consecuencias de posicionamientos nacionales o provinciales de algunos dirigentes que si eso se baja a lo territorial va a generar un gran conflicto, una dispersión muy importante que puede limar muchas posibilidades de algunos intendentes”. En su gran mayoría los alcaldes bonaerenses no quieren saber nada ni con el surgimiento de listas colectoras y listas internas locales competidores. Su idea, planteada incluso a todos los precandidatos presidenciales, es buscar la lista única de unidad en los tramos superiores y que esa sea la misma forma para los municipios. Pero la realidad parece ser otra, en la actualidad los laboratorios políticos kirchneristas ensayan la posibilidad de tener tres fórmulas presidenciales (Scioli, Randazzo y Urribarri) y -por pedido mayoritario en la cumbre del PJ bonaerense- también tres fórmulas para la Gobernación (Domínguez-Mussi, Bossio-Berni, y una tercera incógnita). Con esa posibilidad, los alcaldes intentan acomodarse y ahora se muestran de acuerdo en que hay varias listas para presidente y gobernador, pero piden una sola para intendente. El armado electoral va tomando forma.
Desde la Gobernación bonaerense las altas esferas del sciolismo también hacen su propio análisis. Presumen que habrá listas únicas en los distritos donde gobierna el FpV y en los territorios no gobernados se abrirá el juego para la apertura de más listas. De todos modos advierten que pueden haber excepciones en donde hay un intendente oficialista: Lanús, Florencio Varela o quizá hasta La Plata, son los posibles escenarios más sobresalientes en estos términos.
Dentro de esos análisis, los sciolistas hacen foco en la posibilidad de que en los tramos para legisladores nacionales y provinciales también surjan listas únicas. Además, consideran que Cristina “no vetará” ninguna lista y toman el ejemplo de la Capital Federal, donde el kirchnerismo arribó a las PASO con seis precandidatos a Jefe de Gobierno. Las visiones del sciolismo.
Una novedad para estas elecciones y que seguramente también será motivo de disputas y de premios consuelos es que las boletas irrumpen dos nuevos tramos: las de parladiputados nacionales y las de parladiputados provinciales. Más de un actor político bonaerense abrió sus ojos ante la novedad y marcó en su plan de objetivos ese destino. Cabe recordar que la boleta avalada por el Partido Justicialistas bonaerense contendrá: Presidente-Parladiputados nacionales-Diputados nacionales-Parladiputados provinciales-Gobernador-Diputados provinciales-Intendente. Multiplicidades de listas y tramos.
Mientras los variados precandidatos a presidente y gobernador siguen en campaña, empapelan ciudades con sus imágenes y recorren distritos, los intendentes se ofuscan en esa preocupación de ver surgir una lista interna en su distrito.
Las grietas del massismo y las dudas de Giustozzi
En los últimos meses, el frente interno para Sergio Massa se ha tensado en distintas aristas. La agitada y cruda disputa por las precandidaturas para la gobernación bonaerense fue un gran dolor de cabeza para el tigrense. Después de promesas, reuniones cumbres y ordenamientos, finalmente pudo calmar a Mónica López, Jesús Cariglino, Darío Giustozzi y Francisco De Narváez. Pero los problemas no terminaron allí, los malos resultados para el Frente Renovador en Mendoza, Santa Fe y seguramente en Capital Federal, más la baja en las encuestas del tigrense, hicieron que parte de los alcaldes bonaerenses que conforman su tropa y también algunos editorialistas de grandes corporaciones mediáticas, salieran a presionarlo para que se acople al viento amarrillo que sopla a de Mauricio Macri. El fantasma que asoma.
Pero lo más llamativo no son las “sugerencias” de las corporaciones mediáticas, sino que los barones del Conurbano que se dicen massistas también le sugieran declinar. “Es hora de que Massa piense en la provincia de Buenos Aires”, lanzó Jesús Cariglino, intendente de Malvinas Argentinas. La idea del malvinense es respaldada por sus colegas Humberto Zúccaro (Pilar) y Luis Acuña (Hurlingham). Se sabe que el temor ante la avanzada del kirchnerismo en sus distritos no es el único motivo para que este tridente de alcaldes coincida en ese pedido. Desde hace tiempo, Cariglino y Acuña tejen lazos subterráneos con el PRO y siempre manejan en el bolsillo la opción de arribar a las costas amarrillas. Las fugas programadas.
Desde otro punto del terruño massistas, otro que convive con sus dudas es el exintendente de Almirante Brown, Darío Giustozzi. Sus malos sueños comenzaron cuando se hablada de la llegada de Martín Insaurralde al Frente Renovador, cuestión que finalmente no pasó. Pero sus pesadillas se volvieron realidad cuando Francisco De Narváez llegó al massismo con mote de candidato estrella traído por el propio Massa. Decepcionado y celoso, Giustozzi mezcló las quejas hacia el tigrense con contactos secretos con otros espacios políticos. Según pudo saber esta columna, desde hace un mes, volvió a marcar el número de Randazzo para saludar y de paso concretar reuniones con asesores del ministro del Interior y Trasporte y precandidato a presidente por el kirchnerismo. Asimismo, mantuvo una reunión con la ministra de Gobierno de Scioli, Cristina Álvarez Rodríguez. La búsqueda de refugios.
En la intimidad Giustozzi pone en manifiesto su “desencanto” con Massa y hasta en sus peores momentos habla de una posibilidad de volver al kirchnerismo. Sus quejas van desde preguntarse dónde está la “renovación de la política”, enfocar su mirada perdida y recordar la llegada de De Narváez. También se muestra melancólico y recuerda, aún crédulo, que Massa le había prometido a su círculo íntimo que el candidato en la provincia iba a ser un intendente. “Esa fue la base de su discurso en el 2013”, se queja. Pero todas estas lamentaciones tienen tintes colorados y son producto del arribo del empresario exdueño de Casa Tía. El sueño frustrado de ser el elegido.
Pese a que aún está lejos de ejecutarse, Giustozzi ante sus allegados comentó en reiteradas ocasiones cómo podría ser su vuelta al Frente para la Victoria. “No puedo volver directamente porque sería un papelón”, dijo más de una vez. Su plan, en todo caso, sería armar un bloque propio y después con el tiempo ver cómo se acomoda para volver.- Juan Alfaro. (AN Digital).
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